¿Qué queda en un medio una vez que el periodismo ha sido considerado una práctica prescindible? O, puesto de otra manera, ¿cuál es el residuo que permanece, que se establece en su lugar? No es el único, pero la propaganda es el escombro más conspicuo
Actores clave como los grupos Hamás o Yihad Islámica (que han reivindicado a una gran parte de las víctimas palestinas) tampoco aparecen en el relato. Por no aparecer, ni siquiera aparece la palabra “terrorismo” (salvo en una ocasión para desvirtuar la acusación).
Una vez más están los líderes palestinos en el turbio negocio de la sensiblería y la violencia asaltando, como con anterioridad, la valla de seguridad entre Israel y la Franja de Gaza. Los medios, por ahora, callan.
La utilización – usurpación y trivialización – de los términos “campo” y “refugiados” encaja la ‘narrativa’ que hace del victimismo su eje central: justificación de sus acciones y crucial herramienta propagandística
La “realidad” que presentan algunos medios, parafraseando a Jean Baudrillard (Simulacra and Simulation), devora el contenido de la realidad, así como a la propia comunicación que dicen ejercer
Se va convirtiendo en un lugar común el reproducir sin más lo que afirma una organización no gubernamental, un líder o, por ejemplo, una entidad; sin añadir la contraparte ni el valor añadido (y obligado) de la verificación, de la documentación, del entorno político, ideológico, histórico del suceso
Los sucesos dejan de ser tales en buena parte de las crónicas sobre Israel en los medios españoles para transformarse, despreciado su valor, en mera partícula, ingrediente precursor de la historia que “hace” el narrador – y que sigue, reiterativa, un mismo patrón
No, no lo sabía. O, seamos más respetuosos de la estadística, y digamos, no, muy probablemente no lo sabía. ¿Cómo iba a hacerlo si la amplísima mayoría de medios en español lo apartó de sus páginas, segmentos, etc.?
Si lo que ha costado fijar, puntualizar, es empleado con la liviandad y el afán de difamación o intimidación con que se emplean las palabras en las gradas de un estadio de fútbol o en un ring de boxeo; pierde toda capacidad de diagnóstico, de potencial capacidad disuasoria
A esta altura sería demasiado necio creer en la negligencia como fuente de unos errores que resultan ser siempre del mismo signo, que acontecen en un sentido determinado de la balanza informativa sobre un conflicto sobre el que, además, tanto y tanto se dice (demasiadas veces, sin sustancia, un puro ruido)