No hay bajeza más radical que aquella se muestra abierta, orgullosamente. Y en periodismo, o en aquello que se sirve de este como vehículo para la propaganda, no hay, seguramente, nada más abyecto que la inversión y manipulación histórica, es decir, la fabricación, para construir una “opinión”, una “realidad”
Es sencillo tomar a la audiencia de las narices y conducirla hacia la “opinión”, hacia la “realidad” deseada. Basta un titular que funcione como clave de interpretación; un destacado y primer párrafo que expliquen ese código, como para que no quede lugar a dudas; y las omisiones que sostengan el andamiaje
No hace falta mucho para transmitir una imagen de unanimidad, de mayoría. Basta con secuestrar un evento masivo para escenificar un apoyo multitudinario a una “causa”. Tampoco se requiere gran cosa para revelar el trasfondo negativo de una doctrina.
La cobertura no resulta ser tal cosa, sino una forma de amplificar un señalamiento, de centrar una demonización. Porque el titular es, invariablemente, “Israel culpable; Israel pérfido”
El periódico mexicano La Jornada tiene un severo problema de… ¿Cómo llamarlo? Digamos que algo así como una obsesión con el estado judío se le ha metido en el ojo de su cobertura
Los acuerdos han tenido, para el régimen de los ayatolás, el mismo valor que un truco de magia de salón. Como decía Hassan Rohaní en 2004, son una forma de ganar tiempo, una cortina de humo que permite al régimen continuar avanzando con aquello que los negociadores creen poder frenar.
Uno de los asuntos centrales que la casi totalidad de los medios de comunicación omiten – o, más bien, censuran – es la retórica genocida, la incitación al odio y la violencia, y su glorificación, por parte de la República Islámica y de líderes y organizaciones palestinas.
Ciertos “expertos” y “periodistas” recurren a las prácticas habituales, intentando censurar, deformar los objetivos y las acciones emprendidas en ese sentido por la República Islámica que, se pretende, es una "víctima" impotente de circunstancias impuestas. Como si no hubiese lanzado una guerra por proxies en 2023...