A la hora de cubrir el conflicto árabe-israelí, y la realidad israelí en concreto, son muchos los medios en español que actúan como tales, para hacerlo como parte interesada
El antisemitismo no es simplemente un prejuicio como tantos otros, sino que constituye una actitud fundamental ante el mundo. De modo que quienes lo comparten, lo hacen para dar sentido a todo lo que ocurre en lo político y en lo social - aquello que no pueden o no quieren explicar y comprender -, ya que ofrece un sistema global de resentimientos y teorías conspirativas
La narrativa tiene numerosas y extraordinarias ventajas sobre la realidad. Al no ajustarse a un valor de verdad más allá de la mera enunciación, es fácil de practicar: ni hacen falta mayores aclaraciones que las reducciones a eslóganes o estereotipos del tema que se pretenda estar abordando, y es fácilmente divulgable, es decir, convertirla en moda, en casi una necesidad de adherir a ella y de propagarla sin el filtro de la razón crítica
La prensa es una máquina de disponibilidad; esto es, “ofrece anécdotas que alimentan nuestra impresión de lo que es común de tal manera que está garantizado que será engañosa”. La esmirriada porción por el todo. Cuando no, directamente, el pseudoacontecimiento, la fabricación, por la realidad
El relativismo cultural, comentaba Sebreli, “ha conseguido imponerse en una época muy sensible al igualitarismo, porque tiene todas las apariencias de ser la posición más igualitaria, justa, democrática, pluralista, tolerante y humana, ya que otorga el mismo valor a los débiles y a los fuertes, rechaza toda jerarquía de valores... [Pero] el supuesto pluralismo no es sino una pluralidad de etnocentrismos; la tolerancia significa tolerar a los intolerantes; el igualitarismo, aceptar a los que sostienen la desigualdad; ... el respeto incondicionado por los otros, respetar a los que no respetan al otro”. De ese modo se llega a la actitud contradictoria de aceptar en las culturas ajenas los prejuicios que se desacreditan en la propia.
“Según el Ministerio de Sanidad de Gaza”. “Según el gobierno de Gaza”. “La autoridad local [de Gaza”], son algunos de las etiquetas que disimulan al culto genocida Hamás detrás de las afirmaciones que hacen tantos medios, ONG, virtuosos del oportunismo, prejuiciados y tontainas de amplio espectro
Tiempos estercoleros, estos. Tiempos en los que el “bajo costo” ha devenido bajo raciocinio y alto prejuicio; en que la alta política ha caído en las bajezas clásicas del populismo y sus traiciones
No hay bajeza más radical que aquella se muestra abierta, orgullosamente. Y en periodismo, o en aquello que se sirve de este como vehículo para la propaganda, no hay, seguramente, nada más abyecto que la inversión y manipulación histórica, es decir, la fabricación, para construir una “opinión”, una “realidad”
Es sencillo tomar a la audiencia de las narices y conducirla hacia la “opinión”, hacia la “realidad” deseada. Basta un titular que funcione como clave de interpretación; un destacado y primer párrafo que expliquen ese código, como para que no quede lugar a dudas; y las omisiones que sostengan el andamiaje