No se olviden de Fatah

Los comunicados oficiales (oficiosos) y las crónicas periodísticas con ambición de moraleja, de moralina o de inquina, declaran “espirales” y “olas” de violencia señalando invariablemente hacia Israel con el dedo de mezclar terroristas con civiles – que es el mismo de borronear motivos y contextos. Mientras hablan de esa “violencia” en términos casi climatológicos – es decir, escasamente previsibles -, cuando no, mágicos (por inesperados, como surgidos por generación espontánea); el fenómeno, o el truco, es más que evidente.

La organización Fatah (mayoritaria en la OLP) y la Autoridad Palestina – lideradas por Mahmud Abbas, aunque su mandato para la segunda haya culminado en 2009 – han dado material suficiente para explicar lo que, pretenden los medios y no pocos organismos internacionales, se considere inexistente (omisión mediante): la responsabilidad directa de ambos entes en la generación de tensión, enfrentamientos; de violencia.

Así, han demostrado estas mismas organizaciones, que la moderación de Fatah, de Abbas y su Autoridad Palestina son constructos propagandísticos y que, como tales, han devenido los mitos mediáticos necesarios para elaborar la maniquea representación del conflicto – donde los palestinos son forzados participantes sin responsabilidad; víctimas.

No hace falta una ardua investigación para encontrar qué es Fatah, qué representa realmente; es decir, cuál es su propósito y cómo espera alcanzarlo. CAMERA Español publicó una serie de artículos intentando explicar justamente aquello que identifica y justifica a dicha organización ante los palestinos, y no aquello que la palmada occidental financiera, ideológica, o ambas, finge que es.

¿Cuál es ese propósito?

La “completa liberación de Palestina y la erradicación de la existencia política, militar y cultural sionista”, explica el artículo 12 de la constitución de Fatah. “Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”, según la carta de la OLP – vale la pena repetirlo, porque explica mucho del conflicto: su territorialidad emana del mandato británico…

Pueden decir y jurar, los líderes palestinos, su compromiso con los “dos estados” ante el público occidental, pero ante su audiencia, en árabe, el discurso es otro. Opuesto. Y las acciones que este engendra – y el premio que estas conllevan en forma de “salarios” y glorificación -, dejan en claro cuál discurso es veraz, consecuente.

No hace tanto tiempo de marzo de 2016. Entonces, la televisión oficial de la Autoridad Palestina emitió un discurso de Abbas. El presidente perpetuado de la Autoridad Palestina le decía a su gente:

Hemos estado bajo ocupación por 67 o 68 años [es decir, desde el establecimiento de Israel en 1948]. Otros se habrían hundido en la desesperación y la frustración. Sin embargo, estamos decididos a alcanzar nuestro objetivo porque nuestro pueblo está con nosotros”.

En esa línea, y como informaba el Times of Israel (22/01/16), un alto cargo de Fatah, Tawfik Tirawi, dijo en una entrevista que un “Estado palestino junto a Israel es sólo ‘una etapa’ y que Palestina debe extenderse finalmente del río Jordán al mar”. Y, además, declaró: “No crean que habrá una solución a la cuestión palestina mediante el establecimiento de un estado cuyas fronteras estén limitadas a Cisjordania y Gaza”.

No son lapsus. Ni exabruptos. Es la línea de Fatah. De la OLP. La misma de Hamás o Yihad Islámica palestina.

De acuerdo con lo que informaba el periodista Khaled Abu Toameh el 12 de febrero de 2023 en su cuenta de Twitter, Mahmud Abbás – presidente de la Autoridad Palestina, cuyo mandato finalizó en 2009 sin que volviera a convocar elecciones – dijo:

“Sólo nosotros tenemos el derecho religioso, histórico y legal al Muro Al-Buraq (Muro Occidental – Muro de los Lamentos)”.

El Monte del Templo, y, sobre todo, la mezquita de Al Aqsa, son una metáfora, o, si se quiere, una simplificación de la visión más general que tiene Fatah y la OLP: los judíos no tienen derecho a estar en ningún lugar de Tierra Santa, “desde el río [Jordán] al mar [Mediterráneo]”.

Está, pues, muy claro lo que los líderes palestinos consideran – y les transmiten a sus ciudadanos en forma de incitación y adoctrinamiento – como territorio legítimo, exclusivo.

¿Cómo se pretende alcanzar dicho objetivo?

Fatah (artículo 22) se “opone a cualquier solución política ofrecida como alternativa a la demolición de la ocupación sionista de Palestina…”. Así, decreta que “la lucha armada es una estrategia, no una táctica, y la revolución armada del pueblo árabe palestino es un factor decisivo en la lucha por la liberación y en arrancar la existencia sionista, y esta lucha no cesará a menos que el estado sionista sea demolido y Palestina completamente liberada” (Art. 19).

La OLP, en su carta (art. 21) dice, a su vez, que “el pueblo árabe palestino, que se expresa a través de la revolución palestina armada, rechaza todas las soluciones que son sustitutos de la liberación total de Palestina y rechaza todas las propuestas encaminadas a la liquidación del problema palestino… ”.

Por ello (carta de la OLP, art. 7), “es un deber nacional criar a los individuos palestinos de una manera árabe revolucionaria. Deben adoptarse todos los medios de información y educación para familiarizar al palestino con su país de la manera más profunda que sea posible, tanto espiritual como material. Debe estar preparado para la lucha armada y listo para sacrificar su riqueza y su vida para recuperar su Patria y lograr su liberación”.

Adoctrinamiento e incitación hechos norma. La violencia, estrategia y modo de vida.

Muhammad Al-Lahham, miembro del Consejo Revolucionario de Fatah, retrataba claramente esta línea en la televisión pública de la Autoridad Palestina, el 12 de octubre de 2022, tal como lo recogía Palestinian Media Watch:

“[La] educación y conciencia de Fatah es lo que … motiva [a los miembros de Fatah]. ¿Esperó Ra’ad Hazem [terrorista que asesinó a 3 personas cuando abrió fuego en un bar abarrotado de gente en el centro de Tel Aviv el el 7 de abril de 2022] – miembro de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa [grupo terrorista, “brazo armado” de Fatah], miembro de Fatah, … la decisión de alguien? No, sólo la educación nacional palestina de Fatah, en la que Fatah le educó, es lo que le motivó a llevar a cabo esta operación [atentado terrorista]. Hay cientos y miles de otros mártires, combatientes y luchadores abnegados”.

Escribió Max Weber (citado por Ann Swidler en Culture in Action: Symbols and Strategies) que “frecuentemente, las ‘imágenes del mundo’ que han creado las ideas han determinado, como los guardagujas, las vías por las que la acción ha sido empujada por la dinámica del interés”.

Quizás así es cómo buena parte de la población civil sale a festejar a las calles, como si se tratara de la consecución de un campeonato del mundo en alguna disciplina deportiva, las muertes de israelíes a manos de palestinos. Como este fin de semana, donde la algarabía se debía al asesinato de un niño de seis años.

Como los “agujeros de memoria” orwellianos, los medios y organizaciones varias están para minimizar este comportamiento, para justificarlo y, sobre todo, para silenciarlo (esa forma cínica que adquiere la complicidad). Quizás por eso, tanta ONG y tanto profesional de la comunicación, como en ningún otro caso, se erigen en baluartes de la superioridad moral: porque la moral que ellos ejercen es mejor ocultarla.

La “moderada” Fatah. Que cuenta con un “brazo armado” que es considerado grupo terrorista por la Unión Europea, entre otros. Más “moderada”, y hay que inventar otro término…

Elocuentemente, en la página oficial de Facebook de Fatah, la organización publicó (13/09/22) – y luego borró, según Palestinian Media Watch – un video donde afirmaba, entre otras cosas, que:

“Las Brigadas [de los Mártires de Al-Aqsa] anuncian oficialmente sus operaciones [es decir, atentados terroristas], el Movimiento Fatah asume la responsabilidad de las operaciones de su brazo militar [las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa; designadas grupo terrorista] y la dirección de Fatah anuncia que ha vuelto a la fase de la lucha armada (es decir, el eufemismo de Fatah para referirse al terrorismo)”.

Fatah lanzaba el mensaje. O, podría decirse, preceptuaba. Una vez hecho esto, lo quitaba; no fuera a ser que quedara algún periodista en la sala, algún funcionario internacional con escrúpulos.

Hubo un tiempo en el que “moderado” significaba “que no es extremista”; y “moderación”, “cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones”. Hoy, al menos como se aplican (regalan) las definiciones en este conflicto, “moderación” es el ardid de la complicidad para vestirse de honorabilidad y credibilidad.

Y para el liderazgo palestino, es sencillamente un término que no existe: después de todo, ponen en juego las vidas de sus ciudadanos – sus subordinados -, y cada vida deviene un instrumento más de propaganda; especialmente la de los niños (convertidos en “soldados”), los más vulnerables a la incitación. Mientras tanto, los caudillos acumulan riquezas personales. Y todo ello, a la vista de todos. Imposible sin la cooperación del silencio y la solidaridad ideológica.

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