Sobre los sucesos del conflicto árabe-israelí se había dicho o escrito casi de todo. O, antes bien, sobre Israel se había hecho tal cosa; en tanto que sobre la Autoridad Palestina y las organizaciones y grupos terroristas se había callado casi todo. Para ello se había procedido al silencio propiamente dicho y, cuando este no era posible, al eufemismo, a la abstracción. En este sentido, la fórmula con la que dio la agencia de noticias española Efe para no mencionar el origen del terrorista que perpetró un ayer ataque a tiros en Tel Aviv, merece una mención especial.
Este era el titular que concibió Efe para encabezar la crónica al respecto ese día por la noche:
“Un muerto y 2 heridos por ataque armado en Tel Aviv, el agresor fue abatido”
El ataque (la cosa) deviene sujeto – adquiriendo, es dable sospechar, personería jurídica (pero claro, cómo se juzga a este “sujeto” que es nadie; apenas un concepto) -, de forma tal que el atacante se convierte en ausencia: es, así, el ataque el propio atacante.
De acuerdo con el profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra, José Francisco Sánchez, “el titular periodístico nos da el texto desde el final, por decirlo así. Nos dice de antemano qué es lo que vamos a encontrar en él y, como consecuencia, cómo debemos leer ese texto”, de manera que “el lector puede omitir la lectura del texto, precisamente porque el titular le dice de antemano qué es lo que va a encontrar en él: no sólo una indicación general del contenido, sino el contenido mismo”. Por tanto, concluía, el titular periodístico determina la interpretación del texto.
Con esto en mente, veamos un titular de la misma agencia de hace poco más de un mes (3 de febrero de 2023):
“Ejército israelí mata a un palestino desarmado en presunto intento de ataque”
En el primer párrafo que seguía a este titular, la agencia decía que “Fuerzas israelíes mataron hoy a un joven palestino desarmado que según el Ejército intentó atacar a soldados en un control militar en el norte de Cisjordania ocupada…”,
Ahora el primer párrafo de la crónica que Efe titulaba de manera tan “creativa” – o tan implicada:
“Una persona murió y otras dos resultaron heridas en un ataque a tiros perpetrado este jueves en Tel Aviv mientras la urbe era epicentro de protestas antigobierno, informó la Policía de Israel, al explicar que el agresor fue abatido por uniformados y civiles armados”.
El sujeto, es decir, el terrorista palestino, tampoco se encuentra en este significativo primer párrafo – porque, según señalaba un artículo de la Universidad de Columbia sobre los titulares, probablemente más consumidores de noticias ven los títulos y pie de fotos en una página que, incluso, de los que leen el primer párrafo de la historia principal”. Y los que leen ese párrafo inicial, al parecer, son apenas una cifra testimonial, de acuerdo a lo que apuntaba el Washington Post en el año 2014, en base a un estudio: “aproximadamente seis de cada diez personas reconocen que no han hecho otra cosa que leer los titulares de las noticias en la última semana. Y, en realidad, es casi seguro que esa cifra es mayor, ya que muchas personas no quieren admitir que sólo leen titulares, pero, de hecho, lo hacen”.
Con esta información adicional en mente – es decir, intuyendo que pocos lectores pasaron de ese primer párrafo -, introducimos el segundo párrafo de la crónica de Efe sobre el atentado en Tel Aviv:
“”Un terrorista palestino de 23 años disparó contra tres civiles inocentes en Tel Aviv. Desafortunadamente, uno de los (tres) heridos fue declarado muerto hace poco tiempo”, indica un comunicado de la Policía”.
A diferencia del primer párrafo de la crónica de hace un mes, aquí se entrecomilla – es decir, se adjudica a un tercero – la identificación y el carácter del atacante: hombre palestino, terrorista.
Recién el cuarto párrafo – ¿está usted aún ahí, solitario lector? -, señalaba la agencia que “las Brigadas Al Qassam, brazo armado del movimiento islamista [grupo terrorista según la UE, entre otros] Hamás, se atribuyeron el ataque e identificaron al atacante como Moataz Billah al Jawaja, un palestino residente en Cisjordania ocupada”.
Pero, ya sabe la amplísima mayoría de los lectores – u oteadores (de titulares, imágenes, pie de fotos y, como mucho, primerísimos primeros párrafos -: el ataque se cometió solo, por generación espontánea, e Israel dice lo que dice. Y lo que dice un grupo terrorista palestino que va en detrimento de su imagen en occidente, se silencia o se relega.