"La ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia - podría añadirse el colaboracionismo -, porque la inteligencia se detiene cada tanto a examinar. En cambio, la ignorancia pasa por sobre las nociones a gran velocidad, y jamás hay algo que le llame la atención. Entonces llega rápido a cualquier parte. Especialmente a las conclusiones". Y vaya si hay ejemplos de esta vertiginosa y tonta – aunque utilitaria - desidia en la cobertura mediática sobre Israel
La vida de los palestinos no vale nada si no sirve a los intereses inmediatos y futuros a Fatah y la OLP que controla. O a Hamás. O a la Yihad Islámica Palestina. O a Irán y Catar que financian el terror
O de peor en peor, más probablemente. De publicar lo que dicte Hamás sin más filtro que el de “periodistas” activistas-propagandistas, a una suerte de maquillaje ideológico y difusión de teorías conspirativas que publicaba El Correo
Banalización del Holocausto imprescindible para darle una mano al culto genocida Hamás, disimulado-"validado" detrás de las cifras mentidas que sirven a la “periodista” para reafirmar ya no un sesgo evidente, sino su papel cómplice
Los autoproclamados “expertos” y “corresponsales” en Medio Oriente se encargan ya no de no seguir, sino siquiera ni mirar las elocuentes marcas que deja a su paso la República Islámica de los ayatolás. Un rastro inconfundible de armas, dinero sucio, guerra y fanatismo.
“Anti-israelíes y anti-occidentales] prefiere[n] la imagen a la cosa, la representación a la realidad, la apariencia al ser. Lo que es sagrado para [ellos] no es sino la ilusión, aquello que es profano es la verdad. Más aún, lo sagrado se engrandece a sus ojos a medida que decrece la verdad y que la ilusión crece”. Lo sagrado, en definitiva, es su “moral” masajeada a través de la “indignación” e “inquietud” invocadas a través de esos simulacros
La cobertura sobre aquello que esté relacionado con Israel . Para comenzar, el periodista de turno suspende su capacidad para realizar su profesión de manera correcta. Esto es, deja de corroborar lo que digan palestinos o aquellos que se dicen pro-palestinos, y de informar sobre quién es la voz que hablar. El periodista se vuelve obediente con “la causa” y sus necesidades "narrativas"
El sesgo informativo, la desinformación, la falsificación, la censura se transforman en un ruido que no permite oír nada más. Ni a los propios valores e intereses. La redundancia usurpa el lugar de la argumentación, de los hechos, las pruebas y la razón
“Compra” el público unas evidentes adulteraciones hinchadas de eslóganes y adjetivos trillados empaquetadas en formato de noticia, dirigidas a guiar precisamente sus actitudes políticas y los ‘elevados compromisos morales’
Nueva muestra de cómo funciona la propaganda pro-islamista – ya sea en auxilio de Hamás, Catar, Hizbulá o el régimen de los ayatolás. Censura un dato imprescindible para comprender el hecho y, en su lugar, ensalza la ficción cuasi mística que ha de imponer la credulidad emotiva sobre la razón factual.