Un padre palestino empuja a su niño a que ataque a policías israelíes: la mayoría de medios, en silencio

Niño palestino con bandera palestina. Padre del niño. Policía de fronteras israelí. Cisjordania. Son elementos que ningún medio de comunicación en español dejaría pasar: la crónica abundaría en lugares comunes que, apelando a las emociones, permitirían ahondar en el retrato negativo que se hace de Israel.

Y es que, para los medios, conflicto, responsabilidad y culpabilidad, conjugan con Israel.

Pero, si esos elementos no tienen la ordenación, los verbos y, en definitiva, la significación adecuada, los pasarán por alto olímpicamente.

Así, si el hecho – captado por un video que no deja lugar a dudas del significado del mismo – se pudiera resumir en una breve frase como “palestino enviando a su hijo pequeño al enfrentamiento con agentes de la Policía Fronteriza israelí”; entonces, salvo excepciones – sólo pudimos encontrar dos medios que lo cubrieron, el diario español El Mundo, y el argentino El Sol (que recogía la información del primero) – , ningún medio daría cuenta de ello.

¿Por qué? Porque rompe, o desarma, la “narrativa” palestina (promovida por esos medios) – victimista (con la consecuente demonización de Israel), de distorsión y apropiación histórica, etc. – que tanto promueven los medios, por dos puntos:

La utilización de los niños por parte de los palestinos en el conflicto: ¿Los palestinos “ofrendan” a sus hijos a las cámaras para que éstas capten una imagen asimétrica: niños vs. policía/soldado israelí?

De esta manera, los palestinos no son “inocentes”, sino que por el contrario, manipulan con fabricaciones a la audiencia Occidental – con la inestimable ayuda (omisiones, manipulaciones, distorsiones, fuentes interesadas y unilaterales, parcialidad, ocultamiento, silenciamiento, promoción reclamos y acusaciones) de los medios de comunicación -.

Y acaso un tercer punto: Este tipo de escenas genera una incertidumbre, una duda profunda, sobre la veracidad del discurso palestino. ¿Cómo saber qué es verdad? ¿Cómo saber si lo que muestran es un montaje? ¿Qué le hurtan al marco diminuto y simple de las frases que son como eslóganes muy repetidos?

Es decir, lleva inevitablemente a preguntarse ¿de qué va realmente el conflicto? ¿Es por tierras? Si es así, ¿cómo es que los palestinos atentaron contra Israel entre 1948 y 1967 –mientras Cisjordania estaba bajo ocupación jordana; y Gaza, egipcia -? ¿O, en su lugar, los palestinos lo ven, actuando en consecuencia, como un conflicto religioso?

No. Mejor pasarlo por alto. Esto puede traer consigo muchos interrogantes, por más orientada que está la visión y la opinión del lector, a base de repetición. Esto podría comenzar a resquebrajar el marco de “culpabilidad” israelí e “inocencia” palestina. Esto podría también empezar emparejar hechos – como los apuñalamientos y atropellos en Europa e Israel – y a considerar las acciones de los terroristas palestinos como tales, y a preguntarse qué hace el liderazgo palestino respecto de estos atentados, ¿los condena, o los aprueba e incentiva?. Muchas preguntas. Que tienen, en su mayoría, respuesta. Mas, no la que los medios quieren que tengan sus lectores.

Mientras tanto, para palestinos y medios, era la posibilidad de una foto, un instante para la propaganda, para el sensacionalismo. Pero el niño se acerca finalmente al policía para finalmente chocar las manos en un saludo. Un niño que aún no tiene el odio aprendido. Un niño, como tantos otros que han sido utilizados, sólo que en estos casos, sólo se veía o mostraba una parte del video, de la foto.

Es verdaderamente triste que este niño no haya sido noticia, no por oponerse a un policía de fronteras israelí (lo que sí hubiera sido material informativo), sino por el maltrato sufrido por parte de su padre. Será, con toda seguridad, verdaderamente bochornoso que UNICEF opte por el silencio rotundo – para tal organismo, a fin de cuentas, “sólo los israelíes maltratan niños” -.

Verdaderamente triste.

Verdaderamente lamentable para el periodismo – o lo que quede de él -.

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