Polémico monólogo de Richard Falk, relator de la ONU

El cinco de diciembre, el diario mexicano La Crónica publicaba el artículo titulado: ‘Pide la ONU a Israel acatar acuerdo de cese al fuego’, que expresa la visión del relator de Naciones Unidas para Palestina, Richard Falk.

El artículo constituye un monólogo del “experto de origen israelí” –que en realidad no es israelí, sino norteamericano- Falk, ya que el diario no utiliza fuentes de información diferentes a las declaraciones del relator, a pesar de que ésta es considerada una mala práctica periodísticas por diferentes manuales, entre ellos el de diarios de prestigio, como el del New York Times, que exigen a sus reporteros el contraste de información con al menos dos fuentes diferentes.

El peligro de artículos como este estriba en que el lector será conducido de forma inevitable a alinearse con los intereses de Falk, que es la única fuente y que, además, recibe una dosis extraordinaria de credibilidad cuando se le denomina: “relator de la ONU”, “experto en derechos humanos”o “experto de origen israelí”.

¿Quién es Falk?

Más allá del cargo de “relator” para Palestina que le ha otorgado las Naciones Unidas, Richard Falk ha sido criticado por ONG debido a su abierta parcialidad respecto al conflicto en Medio Oriente. Falk se vio inmerso en la polémica cuando publicó comentarios y viñetas antisemitas en su blog personal. Ante ese hecho denigrante, la primera reacción de Falk consistió en negar su antisemitismo.

“Es una completa mentira. No sé nada sobre esa caricatura y nunca publicaría algo así”, manifestó Falk.
Fuente: ADL
Sin embargo, un lector respondió al relator de la ONU:

“Mire en su propio blog”. http://richardfalk.files.wordpress.com/2011/06/images-71.jpeg” que incluía un enlace al post con la caricatura.

Tras este vergonzoso episodio que puso de manifiesto la capacidad del relator para mentir públicamente y para publicar contenido de carácter abiertamente antisemita, su capacidad para fruncir como relator para Palestina quedó aún más en duda y, su parcialidad, en evidencia.

Además, Falk ha acusado a las autoridades de Estados Unidos de haber participado en el 11-S, con el objeto de crear un pretexto para lanzar una guerra. Y apoya la versión de una teoría de la conspiración, que señala a Estados Unidos como responsable de la muerte de las víctimas del atentado terrorista de septiembre de 2001. Entre otras posiciones polémicas y de abierto activismo anti israelí y antisemita.

Declaraciones parciales

Así, hay que señalar que la trayectoria de Falk como profesional es en sí misma tan polémica que ningún diario de prestigio publicaría un monólogo de declaraciones por parte del relator. Aunque esto ocurre en el caso de La Crónica, lo que acarrea una serie de denuncias ante la imprecisión, la parcialidad y la falta de contexto de las declaraciones de Falk.

“El experto en derechos humanos concluyó una misión de una semana por la región, con el propósito inicial de evaluar el impacto general de la prolongada ocupación israelí y el bloqueo contra la Franja de Gaza, que es una parte integral de Palestina”, publica La Crónica.

Cabe señalar que ha sido la propia comunidad internacional, a través de comisiones de investigación imparciales, como el Informe Palmer, que han legitimado, tras un análisis pormenorizado de leyes como el convenio de San Remo, el bloqueo hacia la Franja de Gaza, que, por un lado, no permanece aislada desde que los Hermanos Musulmanes subieron al poder en Egipto y permiten el tránsito entre el país del Nilo y Gaza –antes de que fuera aprobada la visita de Falk a la zona- lo que pone en entredicho la afirmación publicada por La Crónica. Y, por otro lado, el bloqueo fue considerado legítimo después de que una organización como Hamás, considerada terrorista por Estados Unidos, Japón, Canadá y la Unión Europea, se hiciera con el control de la Franja y asesinara a varios de sus rivales políticos, entre ellos miembros del partido Al Fatah.

Durante su misión, explicó Falk, “surgió una necesidad urgente de investigar los ataques aparentemente deliberados de Israel contra objetivos civiles durante las recientes hostilidades”, publica La Crónica.

El diario no sólo evita contrastar esta afirmación de Falk, que podría considerarse una calumnia, pues acusa, sin pruebas, a un Estado de haber cometido un delito penal, sino que omite cualquier tipo de información que matice la acusación, a pesar de que existen evidencias –algunas de ellas publicadas en medios de comunicación masiva-, sobre las diferentes medidas que tomaron las Fuerzas de Defensa Israelíes para evitar cualquier daño a víctimas civiles durante la última escalada de violencia en Gaza, provocada, dicho sea de paso por el lanzamiento de cohetes por parte de Hamás.

“Visitamos los lugares de los ataques y hablé con los miembros de una familia que sobrevivieron a estos ataques (). Es evidente que algunos de los ataques en los que murieron civiles o sufrieron daños fueron totalmente desproporcionados y por lo tanto parecen violar la ley internacional”, dijo Falk en un comunicado, señala La Crónica.

Sin embargo, Falk no declara haberse entrevistado con ninguna familia de origen israelí, a pesar de que más de un millón de habitantes en Israel sufrieron las consecuencias devastadoras de los cohetes lanzados por Hamás, la Yihad Islámica y otras organizaciones terroristas. Así, el propio Falk pone en evidencia su parcialidad, al visitar a víctimas palestinas, pero no a víctimas israelíes.

“La experiencia ha demostrado que Israel no cumple con su obligación internacional de investigar pronta e imparcialmente sus propias acciones, subrayó, publica La Crónica.

No obstante, esta afirmación de Falk contrasta con las numerosas investigaciones puestas en marcha, tanto en el ámbito interno, como la Comisión Turkel, como en el externo, donde Israel ha impulsado para investigar diferentes acontecimientos suscitados como producto del conflicto en la región, entre ellas el Informe Palmer sobre la Flotilla Rumbo a Gaza, en el seno de las propias Naciones Unidas.

“El alto funcionario denunció la presencia de aviones de guerra israelíes que “vuelan directamente sobre las cabezas de los palestinos y aseguró haber recibido informes sobre las incursiones militares de Israel en la Franja de Gaza”.”, publica La Crónica.

El diario mexicano evita contextualizar esta afirmación también al pasar por alto los antecedentes que indican que, incluso durante un periodo de tregua pactado entre israelíes y palestinos a través de mediación egipcia, existen evidencias incontestables de que los palestinos no respetaron la tregua y continuaron lanzando misiles contra Israel, a pesar del acuerdo. Cabe mencionar que esta información sería relevante cuando sólo se acusa a Israel de violar el alto el fuego, a pesar de que no se presentan pruebas de ello, pero se omite transferir cualquier tipo de responsabilidad al lado palestino, a pesar de los precendentes antes señalados que indican que Hamás sí violó la tregua.

Así, el diario continúa con citas a Falk, para concluir con la siguiente:

“Esto indica la gravedad de la crisis de derechos humanos en la Franja de Gaza “.

Así, la “gravedad de la crisis de derechos humanos” en Gaza es trasladada de forma íntegra hacia Israel, a quien se le atribuyen toda suerte de violaciones de derechos humanos. Esta ha sido una acusación persistente que, no obstante, ha sido desmentida por la propia responsable de la Cruz Roja en Gaza, quien afirmó que en Gaza “no hay ninguna crisis humanitaria”, pues Israel permite la entrada de camiones con todo tipo de productos.

Aunque no puede decirse lo mismo en cuanto a otros derechos humanos de los gazatíes, como la libertad de expresión o de culto. En este sentido, organizaciones no gubernamentales, han denunciado constantes atropellos de las libertades fundamentales por parte de los agentes de Hamás que controlan la Franja. Pero, debido a la línea y a la argumentación de Falk, que centra todas sus acusaciones en Israel, el lector es conducido a una interpretación totalmente deformada y sesgada del conflicto en Oriente Medio, en donde todo lo negativo que ocurre en Gaza es supuestamente culpa del Estado judío.

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