Desmond Tutu y el Apartheid que no lo es

Recientemente, el Tampa Bay Times publicaba un artículo escrito por el afamado arzobispo sudafricano y ganador del premio Nobel de la Paz en 1984, Desmond Tutu.

El texto, que fue reproducido por medios hispanohablantes como diariocolatino, se fundamenta en información falsa y promueve una visión sesgada sobre Israel, comparando sus políticas con las del Apartheid.
El arzobispo recuerda la época en la que luchaba por la desinversión en Sudáfrica y asegura que:
“Es hora ya de emprender una acción similar para obligar a Israel a que ponga fin a su larga ocupación del territorio palestino y a su rechazo a extender la igualdad de derechos a los ciudadanos palestinos, que padecen alrededor de 35 leyes discriminatorias”

Sin embargo, desde que fuera creado el Estado de Israel, su primer presidente, David Ben Gurión, ya dejaba claro que Israel trataría a judíos y no judíos por igual:

“En nuestro Estado habrá no judíos y todos serán ciudadanos iguales, en todo sin excepción. El Estado será su Estado también. La actitud del Estado judío hacia los ciudadanos árabes, será importante, aunque no el único elemento en importancia, para construir buenas Relaciones con los Estados árabes vecinos. (Karsh, Fabricating Israeli History, p67;The Palestinians and the “Right of Return”,Commentary, p26).

Asimismo, cabe destacar que, de los ciudadanos no judíos que ‘huyeron’ tras la guerra de 1948, muchos de ellos lo hicieron bajo presión del propio liderazgo musulmán, mientras que las autoridades israelíes les instaron a quedarse en sus hogares:

“Para la sorpresa del Ejército y liderazgo político británico y judío, la Delegación árabe reunidaen Haifa la tarde del 22 de abril, anunció que su comunidad evacuaría la ciudad”. El alcalde Shabtai Levy y el comandante británico, general mayor Hugh Stockwell, le pidieron al liderazgo árabe reconsiderar su decisión, pero los segundos no lo hicieron. (Morris,1948 and After, p 20).

Hoy día, en Israel habitan ciudadanos judíos, cristianos y musulmanes. Todos tienen representación parlamentaria, pueden votar y ser votados. ¿A qué ciudadanos discriminados se refiere Tutu?

La población de Israel, de mayoría judía, convive con un 20% de población no judía. ¿Puede entonces un estado multirracial, multiétnico y plurireligioso como Israel considerarse racista?

Algunos de los mitos que pretenden convertir la imagen de Israel en la de un Estado racista, y a los que probablemente hace referencia Tutu son los siguientes:

– Carreteras ‘exclusivas para judíos’. Este es uno de los mitos, cuya falsedad ha sido demostrada de forma probada en numerosas ocasiones. La APN o el Washington Post se han disculpado públicamente por difundir estas informaciones.

– Israel roba el agua de los palestinos. Varios reportes demuestran que Israel no utiliza agua procedente de Gaza o Cisjordania para su consumo. Los hechos demuestran lo contrario, por ejemplo, la ciudad de Ramala recibe varios millones de metros cúbicos de agua procedente de Israel.

– Quizá Tutu se refiere a la Ley de Retorno, como una de las principales ‘leyes de apartheid’, sin embargo, la Convención internacional contra el racismo de 1965 reconoce de forma explícita la validez de leyes como la del Retorno en Israel. Países como Alemania o Finlandia también las aplican sin ser considerados por ello Estados que promuevan el apartheid.

– El tema de los presos es recurrente en la narrativa que acusa a Israel de ser un Estado de apartheid, sin embargo, la proporción entre presos palestinos e israelíes es muy similar, de un 60% respecto al 40%, a pesar de varios miles de personas han muerto como consecuencia de ataques terroristas perpetrados por palestinos.

El Apartheid sudafricano

En 1936, se aprobó en Sudáfrica el Representation of Natives Act, que prohibía a los ciudadanos ‘negros’ votar y ser votados. En Israel, todos los sectores sociales, indistintamente del color de su piel o de su religión, pueden votar y ser votados.

La Colour Persons Communal Reserves Act sudafricana, impedía a los ciudadanos ‘negros’ vivir fuera de las reservas rurales. Mientras que la población árabe de Israel en ciudades como Haifa y Tel Aviv no ha parado de aumentar desde la creación del Estado judío en 1948.

Estos dos son ejemplos de leyes propias del Apartheid sudafricano, bien lejos de lo que sucede en Israel.

Por otra parte, Tutu se refiere a los asentamientos, como la ‘colonización’ que continúa e impide la paz. Sin embargo, los asentamientos no constituyen un obstáculo insalvable para continuar con el proceso de paz. En el pasado éstos han sido desmantelados para llegar a acuerdos. Israel construyó miles de asentamientos en Gaza, pero también los abandonó cuando decidió retirarse de la franja en 2005. Israel construye asentamientos para las familias que viven en Cisjordania, pero ha afirmado que desmantelará todos aquellos que no queden dentro de sus fronteras cuando se firme la paz y se tracen las fronteras.

Por otra parte, el movimiento de desinversión, alineado con el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), promueve actividades violentas contra israelíes y judíos que, en la mayoría de las ocasiones, nada tienen que ver con las empresas de construcción de asentamientos. Por ejemplo: las actividades de boicot que ese movimiento ha promovido en universidades europeas, como el sabotaje de una ponencia de científicos, académicos y hombres de negocios en la Universidad Autónoma de Madrid, o el llamamiento al boicot de centros culturales y universidades israelíes Asimismo, el movimiento instó a muchos a embarcarse en las Flotillas Rumbo a Gaza, que resultaron en la muerte de varias personas y en una confrontación cuerpo a cuerpo con armas, entre la guardia costera y los activistas que pretendían romper un bloqueo “legal” según el Informe Palmer y Naciones Unidas, impuesto contra un territorio hostil a Israel, Gaza, desde donde cada día se disparan armas de fuego contra la población civil de Israel. En este caso concreto, la organización IHH, principal responsable de dicha Flotilla, ha vuelto a ser declarada ilegal en Alemania por sus vinculaciones terroristas.

Tutu prosigue:
“Si no conseguimos que en un futuro próximo pueda haber dos estados, entonces llegará un día en el que los palestinos dejen de luchar por un estado propio separado e insistan en su derecho a votar por el gobierno que controle sus vidas, el gobierno israelí en un único estado que sea democrático. Israel piensa que esta opción es inaceptable y sin embargo está haciendo cuanto está en su mano para que se produzca”

Resulta paradójico que Tutu acuse a Israel de sabotear la opción de dos Estados. Por una parte, son los líderes palestinos quienes reclaman el ‘derecho al retorno’ de varios millones de palestinos hacia Israel, con el objetivo de transformar a la mayoría judía en una minoría. Por otra parte, las iniciativas de inversión israelíes en territorios palestinos, la promoción de cumbres económicas de inversión, el desarrollo de empresas israelo-palestinas, los convenios educativos entre universidades israelíes y palestinas, el empleo para palestinos generado por empresas israelíes, los proyectos de infraestructura para el futuro Estado palestino planificados por las autoridades israelíes, el tiempo invertido en negociaciones bilaterales, el congelamiento a la construcción de asentamientos para motivar esas negociaciones, los tratados de paz firmados entre Israel y sus vecinos, que, en el caso de Egipto, sólo son puestos a prueba por los propios vecinos de Israel, pasan totalmente inadvertidos para Tutu.

Un país no se construye en un día, sin embargo, gracias a Israel, Cisjordania ha gozado, en los últimos años, de una de las tasas de crecimiento económico más altas del mundo. Sin esa ayuda, los palestinos no podrían costear su futuro país. La pregunta es inevitable, es eso ¿hacer “cuanto está en su mano” para impedir la solución de dos Estados?

El arzobispo escribe:
“Muchos sudafricanos negros han viajado a la Cisjordania ocupada y se han quedado horrorizados ante las carreteras judías construidas solo para colonos judíos a las que tienen negado el acceso los palestinos de Cisjordania”.

Como ya comentamos antes, este argumento no se sostiene. Camera.org ha demostrado, con evidencia visual, el mito de las carreteras “sólo para judíos”, como puede apreciarse en las estas fotografías.

Incluso la Associated Press y el Washington Post, que habían difundido información relacionada con las supuestas carreteras sólo para judíos, desmintieron esa información al comprobar que su falsedad.

Lo único que consigue Tutu con este tipo de artículos, en conjunto con su campaña para difundirla en escuelas y universidades, es poner en evidencia su falta de información o bien, su desafortunado sesgo anti Israel.

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