BDS, Boicot académico y cultural de Israel y Omar Barghouti

Un llamamiento palestino al boicot cultural y académico integral de Israel se emitió en agosto de 2002, un año después de que se presentara la idea en la primera Conferencia Mundial sobre Racismo en Durban, patrocinada por las Naciones Unidas. La “Estrategia Durban”, un término acuñado por Gerald Steinberg de la ONG-Monitor, intenta demonizar el estado judío como apartheid y aislarlo con las mismas tácticas de boicot y desinversión que se utilizaron tan exitosamente para desarticular el régimen apartheid de Sudáfrica.

Aunque la comparación de Israel con Sudáfrica es a todas luces falsa, rechazada por personas que han vivido y sufrido bajo un régimen apartheid real, y totalmente desacreditada, está ganando adeptos entre los que pretenden poner fin al estado judío. Y aunque el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanción (BDS) iniciado por los palestinos no ha logrado infligir un daño económico a Israel, el BDS se esgrime como un instrumento de propaganda para restarle legitimidad a ese país.

Uno de sus pocos éxitos iniciales se presentaron en 2004 y 2005 a través de un grupo de iglesias protestantes liberales (o “convencionales”) en Estados Unidos que promovieron la desinversión por parte de compañías que realizaban negocios con Israel, aunque en reuniones posteriores de iglesias se derrotaron resoluciones similares contra Israel. Dexter Van Zile, el analista de medios de comunicación cristianos de CAMERA, cubrió detalladamente esta campaña (ver “Iglesias protestantes “pacifistas” contra Israel”) y señaló que, “en gran parte debido a la reducción de su número de fieles, las iglesias involucradas en esta campaña tuvieron poco impacto en las actitudes del público hacia Israel”.

Durante el año pasado, los activistas del BDS progresaron en sus esfuerzos. Se aferraron al sesgado y deshonesto reporte Goldstone para apoyar sus objetivos, y afirmaron que “el reporte, y la atención que suscitó en los medios de comunicación movieron los términos de la solidaridad internacional con Palestina hacia un plano nuevo, donde el llamamiento al BDS ya no se considera ‘irreal’ ni ‘contraproducente’”.

El PACBI y su cofundador

Una subdivisión del movimiento BDS global es la Campaña Palestina para promover el Boicot Académico y Cultural a Israel ( PACBI), la cual hace un llamamiento a los “académicos e intelectuales… en la comunidad internacional para que en forma exhaustiva y sistemática boicoteen todas las instituciones académicas y culturales israelíes, como una contribución a la lucha tendiente a acabar con la ocupación, la colonización y el sistema apartheid de Israel…”

Los esfuerzos globales de PACBI han logrado pocos resultados tangibles. Un voto del 2005 emitido por la Asociación Británica de Profesores Universitarios (AUT, por sus siglas en inglés) para cortar todos los vínculos académicos y culturales con las universidades de Bar Ilan y Haifa se rescindió sólo un mes después y desde entonces no se ha dado un boicot académico de una universidad israelí. Quizás esto se deba al grado de hipocresía que manifiestan tanto el movimiento como sus líderes; la noción de intelectuales que boicotean instituciones académicas va en contra de la misma esencia de la vida intelectual y académica, donde la piedra angular para la adquisición de conocimientos es la exposición a la diversidad, la libertad de rebatir, el debate y la participación. Además, las universidades israelíes juegan un papel importante en educar a muchos árabes israelíes y palestinos.

De hecho, Omar Barghouti, un cofundador de PACBI, quien viaja de un campus al otro para denunciar a Israel como un estado apartheid y se opone a la colaboración palestino-israelí por considerar que “suministra una hoja de parra para encubrir… los delitos de Israel contra el pueblo palestino”, también está inscripto en la Universidad de Tel Aviv como estudiante de posgrado en filosofía (ética).

Cuando se le cuestiona acerca de su descarado doble estándar, Barghouti lo descarta por irrelevante. “Mis estudios en la Universidad de Tel Aviv son un asunto personal y no tengo interés en hacer comentarios”, le respondió a un reportero de Maariv que le cuestionó al respecto. “Las personas oprimidas no pueden elegir el lugar dónde van a la escuela”, le respondió a un estudiante durante una sesión reciente de preguntas y respuestas en la Escuela de Derecho Loyola.

Pero Barghouti difícilmente es un palestino “oprimido” sin opciones. Nacido en Qatar, creció en Egipto y asistió a la Universidad de Columbia en Nueva York antes de trasladarse a Ramallah como un adulto. Pudo haber continuado sus estudios en Qatar, Egipto o Nueva York, o pudo haber asistido ya sea a la Universidad Bir Zeit o la Universidad Al Quds cerca de su casa y así apoyar a una academia palestina. En su lugar, eligió tomar ventaja de las oportunidades educativas que ofrece una institución israelí (que él supuestamente ayuda a través del pago de colegiatura), lo que él exige que todos los demás eviten.

Barghouti no se limita a pedir sanciones contra las supuestas políticas racistas; su objetivo manifiesto es un llamamiento al boicot, al igual que los otros partidarios de BDS, para terminar permanentemente con la autonomía judía en la región. Él aboga por un estado palestino que reemplace al estado judío en toda la Palestina histórica.

Sus acusaciones sobre el apartheid racial israelí se apoyan en distorsiones y en falsedades rotundas. Por ejemplo, afirma que Israel utiliza el agua como “una herramienta de apartheid y un medio de limpieza étnica” al robar los recursos palestinos. De hecho, lo cierto es lo opuesto. Desde 1967, cuando Israel empezó a administrar los territorios, los palestinos han recibido mucha más agua potable que nunca antes. Bajo la administración de Israel, la proporción de agua para los palestinos que procede de los acuíferos que se extienden a ambos lados de la Línea Verde ha aumentado, mientras que la proporción de agua para Israel proveniente de estos mismos acuíferos ha disminuido. Además, y a pesar de su propia escasez de agua, Israel transfiere más de 40 millones de metros cúbicos de agua por año a los proveedores de agua palestinos desde acuíferos localizados dentro del Israel anterior a 1967, que son la principal fuente de agua de Israel.

Barghouti también acusa a Israel de perpetrar “un acto de genocidio” contra los palestinos en Gaza a través un “asedio hermético a Gaza, diseñado para matar, producir daños corporales y mentales serios, e infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para ocasionar una destrucción física parcial y gradual”. Por supuesto, Israel no puede asediar “herméticamente” a Gaza, que comparte una frontera no sólo con Israel sino también con Egipto, el cual también ha impuesto sanciones en la Franja de Gaza regida por Hamas. En cuanto a los cierres israelíes, Israel permite ayuda humanitaria a través de los cruces fronterizos. Además, Hamas, que ha jurado destruir a Israel, utiliza un vasto sistema de túneles para importar toda clase de productos de Egipto, desde alimentos hasta armas, y para enviar terroristas hacia Israel. El control de Israel de su límite con Gaza se determina mediante sus constantes valoraciones de la seguridad. Ningún país está obligado a abrir sus fronteras abiertamente a quienes están comprometidos con su destrucción. El hecho de que Israel no lo haga no es “un acto de genocidio” sino un acto de supervivencia.

Las muchas mentiras y los engaños poco eruditos de Barghouti se desmienten fácilmente. La respuesta moderada del Rector de la Universidad de Tel Aviv, Zvi Galil, a peticiones (que contienen decenas de miles de firmas) exigiendo la expulsión del estudiante radical, desmienten la acusación de apartheid de Barghouti.

Un campus universitario debe ser un lugar que estimula y tolera la libertad de palabra, sin importar lo ofensivas que puedan ser las opiniones que se expresan para la mayoría de los estudiantes y el profesorado de esa institución o para el público en general. Nuestra universidad ha adoptado políticas similares en ocasiones anteriores… La Universidad no puede expulsar a este estudiante en base a sus puntos de vista o actuaciones políticas. Éste sólo será evaluado en base a sus logros académicos y su excelencia…

En otras palabras, no existe discriminación a ningún nivel, ni racial, ni nacional, ni político, ni siquiera contra Barghouti (quien no sólo procura el boicot contra la misma institución a la que asiste, sino también la destrucción del estado judío).

Barghouti no se estremeció con la respuesta de Galil. En una lucha para deshacer el daño causado a su campaña de boicot dijo:

El grupo de presión contra el boicot ahora utilizará esto como un arma en sus intentos cada vez más desesperados de eludir la creciente amenaza de boicot académico de las instituciones israelíes, con el argumento de que estas instituciones guardan respeto a la libertad académica, e “incluso” a los promotores de los boicots. Al margen de la evidente trivialización de la libertad académica implicada en este tipo de afirmación, ellos no comprenden el punto principal del por qué PACBI, BRICUP (Comité Británico para las Universidades de Palestina, por sus siglas en inglés), USACBI (Campaña de EE. UU. para el Boicot Académico y Cultural de Israel, por sus siglas en inglés), entre muchos otros pequeños grupos de boicot académico en Francia, España, Bélgica, Noruega, Australia, Sudáfrica, etc., han solicitado boicotear las instituciones académicas israelíes. La bien documentada complicidad de las instituciones académicas israelíes en las políticas coloniales y racistas del estado se mantiene como EL factor principal que respalda el llamamiento al boicot. Ya sea que TAU me expulse o no, este factor persuasivo sigue siendo cierto. ¡Expulsarme hubiera agregado sólo un poco más de combustible a un fuego que ya ardía!”

En una declaración pública el PACBI atacó ferozmente a quienes condenaron públicamente la situación contradictoria de Barghouti. Manifestó que esta condena era una crítica “velada”, una “cacería de brujas”, una “campaña macartista” y una “campaña de difamación”. Los intentos semanales de PACBI para justificar la hipocresía de Barghouti alegan que “gobiernos israelíes sucesivos comprometidos con la supresión de la identidad nacional palestina, en su interés por mantener la naturaleza del estado racista de Israel, han hecho todos los esfuerzos posibles para evitar el establecimiento de una universidad palestina dentro de Israel. Entonces, la única elección que les quedó a los estudiantes y académicos palestinos en Israel es ir a una universidad israelí o dejar su patria para seguir sus estudios o carreras académicas en el extranjero, lo cual con frecuencia no es posible debido a razones financieras u otras razones apremiantes…”

De hecho, el argumento de que Israel no establece una “universidad palestina” dentro del estado judío, en lugar de acomodar a estudiantes árabes dentro de universidades israelíes, que es lo que Israel hace actualmente, sólo enfatiza la meta subyacente del PACBI de borrar el nacionalismo judío o israelí y reemplazar el estado judío con uno palestino. Después de todo, los estudiantes y académicos palestinos sí tienen “otra opción” además de “asistir a una universidad israelí” o “abandonar sus patrias”, que es asistir a una universidad palestina en Cisjordania o Gaza, y es lo que hacen muchos palestinos. Las cifras más recientes del Cuartel Central de Estadística Palestino que están disponibles en línea indican que 158.132 estudiantes palestinos se inscribieron en un total de 40 instituciones académicas superiores en los territorios palestinos en julio de 2006: ocho universidades, tres institutos superiores y 16 colegios universitarios municipales en Cisjordania, y seis universidades, tres institutos superiores y cuatro colegios universitarios municipales en la Franja de Gaza. La mayoría de estas universidades se establecieron o expandieron después de 1967 bajo la administración israelí. Que PACBI rechace esta elección y condene el hecho de que las universidades palestinas no estén disponibles dentro de las fronteras de Israel anteriores a 1967 evidencia sus verdaderos objetivos.

No es de extrañar, dadas todas las maquinaciones, distorsiones e hipocresía de los miembros de PACBI, que la mayoría de los académicos no se hayan unido a su misión. El movimiento ha soportado un fracaso tras otro, el último de los cuales fue el abrumador rechazo de la junta directiva de la Universidad de Ciencia y Tecnología Noruega para adoptar las recomendaciones de una petición de boicot inspirada por PACBI.

Éxitos inventados

De hecho los éxitos han sido tan escasos que los defensores del boicot académico se han abocado a inventar sus logros. Por ejemplo, en febrero de 2007, el sitio web de PACBI vociferó triunfalmente que “como un resultado directo de una campaña de dos años realizada por el grupo universitario “Estudiantes para la Justicia en Palestina”, el Hampshire College se ha convertido en la “¡primera universidad en Estados Unidos que ha desinvertido en la Ocupación Israelí!” Sin embargo, poco después, una declaración pública conjunta de clarificación que dieron el presidente de Hampshire College, el Vicepresidente y el presidente del Consejo Administrativo, explicó que “la decisión del comité de inversión [de transferir activos mantenidos en un fondo de State Street a otro fondo]… no respondía a un movimiento político y no se hizo en relación con Israel”.

El único éxito tangible del que PACBI puede alardear en el mundo académico, hasta ahora, es la decisión de la asociación de estudiantes de la Universidad de Sussex de no surtir las tiendas de sus campus con productos israelíes.

A los intentos de boicots culturales recientes de PACBI no les ha ido mucho mejor. Recientemente, PACBI hizo todo lo posible para que el Museo Royal Ontario en Toronto cancelara su exhibición de los Rollos del Mar Muerto, con el alegato falso de que estos fueron “robados ilegalmente” del “Este de Jerusalén durante la invasión militar de Israel en 1967 y la ocupación de la Cisjordania palestina”. La exhibición canadiense siguió adelante y fue un éxito sin precedentes, convocando las muchedumbres más grandes de visitantes a una exhibición singular en casi una década.

En forma similar, los esfuerzos altamente publicitados para convencer al renombrado cantante Leonard Cohen para que cancelara su concierto en Tel Aviv en septiembre fracasaron, como también lo hicieron los esfuerzos para convencer a los admiradores del artista que boicotearan ese concierto. Sin embargo, PACBI sí anunció que “recibió una confirmación del Club de la Sociedad de Prisioneros Palestinos de que no recibirían a Leonard Cohen en Ramallah”. El concierto de Tel Aviv, titulado “Un concierto para la Reconciliación, Tolerancia y Paz”, se ejecutó para una audiencia de 47.000 personas que agotaron la existencia de los boletos, y los $2 millones de ganancia se donaron a organizaciones que promueven la coexistencia israelí y palestina.

Más recientemente, dos activistas del BDS enviaron a las escuelas de filmación una carta que invocaba un llamado del PACBI para boicotear el Festival Internacional de Cine de Estudiantes de la Universidad de Tel Aviv, planificado para junio de 2010; estos activistas fueron el profesor de filmación de la Universidad de York, John Greyson, y la cineasta Kathy Wazana. La carta enumeró a dos signatarios: el director James Cameron y la actriz Jane Fonda. Pero al enterarse de esto, tanto Cameron como Fonda negaron haber visto jamás o firmado la carta y rechazaron su contenido.

Claramente quienes están interesados en la paz y la coexistencia genuina entre Israel y Palestina no se enrolan en la misión del BDS. Y los intelectuales y estudiantes informados y educados reconocen las falsedades del movimiento. No obstante, incluso las mentiras rotundas repetidas con suficiente frecuencia eventualmente se aceptan como verdades, y el movimiento del BDS está intensificando su campaña de acusaciones deshonestas de apartheid contra Israel. Aquellos que creen en la honestidad y la verdad deben reconocer que el objetivo subyacente del BDS es desarticular al estado judío, y deben oponerse a este movimiento hipócrita y deshonesto.

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