Una “división” inexistente

La agencia de noticias Europa Press publicó un artículo (La Liga Árabe pide al Consejo de Seguridad tomar medidas contra Israel) el 4 de diciembre de 2012 en el que parece adherir o secundar la narrativa árabe del conflicto árabe-israelí.

En uno de sus párrafos iniciales, la agencia indicó, en relaciónal plan de construcción en la zona E-1, entre Ma’aleh Adumim y Jerusalén:

“En este caso, el plan contempla la‘delimitación preliminar y los trabajos de planeamiento’para construir 3.000 viviendas en la denominada zona E1 de Jerusalén. Si Israel cumpliera sus planes y construyera viviendas en esta zona dejaría dividido en dos el territorio de Cisjordania, minando las esperanzas de los palestinos de poder crear su futuro estado”.

La realidad es bien distinta.
Una imagen vale más que mil palabras

La ‘x’ negra marca la localización aproximada del nuevo barrio cercano a Ma’aleh Adumim. Al oeste de la ‘x’ se encuentra Jerusalén. La línea roja que rodea a la ‘x’ es la ruta planeada de la valla de seguridad, que rodeará a Ma’aleh Adumim y Jerusalén.

Las áreas controladas por los palestinos quedarían conectadas por el corredor ubicado al Este de Ma’aleh Adumim (marcado en el mapa con recorrido de flechas) que, en su punto más estrecho es de 15 km de ancho.
No exisitiría ninguna división de Cisjordania.

(Para más información véase el artículo La verdad sobre la zona E-1 de ReVista de Medio Oriente).

A continuación, Europa Press reprodujo una cita textual del secretario general de la Liga Árabe, Nabil Elarabi:

“‘Espero que los (países) árabes acudan ante el Consejo de Seguridad muy pronto y digan que no queremos todo esto. Está la resolución 242 (del Consejo de Seguridad), que estipula que los territorios ocupados han de ser desocupados. Llevémoslo a cabo’, ha afirmado”.

Es llamativo que la agencia creyera necesario, para “contextualizar”, indicar erróneamente que la construcción planeada en la zona E-1 cortaría en dos el territorio Cisjordano; pero que no creyese oportuno informarle correctamente al lector sobre el contenido de la resolución 242 que estipula la retirada de territorios, no de todos los territorios como habitualmente se intenta instalar entre el público.

O, quizás, podrían haber aportado información sobre el contenido de los acuerdos firmados entre palestinos e israelíes en lo relativo a la construcción en los territorios en disputa. Por ejemplo, Jeffrey S. Helmreich, teórico del derecho, en un artículo de 2003 (Diplomatic and Legal Aspects of the Settlement Issue) indica que:

“…el acuerdo de paz alcanzado por Israel y los palestinos en Oslo, junto con el Acuerdo Provisional de 1995, permiten el crecimiento de los asentamientos así como el crecimiento – y la creación – de comunidades palestinas en los territorios disputados. Los palestinos adquirieron los derechos para la planificación y la división por zonas en el área A; en tanto que Israel retuvo los mismos derechos en área C… El estatuto jurídico se debía alcanzar y decidir sólo en las negociaciones de estatus finales que, lamentablemente, nunca ocurrieron. Hasta que este punto sea alcanzado, el crecimiento de asentamientos [en el área C] permanece dentro del alcance legal de los Acuerdos de Oslo”.

Pero, ¿sólo los israelíes construyen, o planean hacerlo, en los territorios en disputa?

Justus Reid Weiner, en su libro Illegal Construction in Jerusalem: A Variation on an Alarming Global Phenomenon, reproduce una entrevista concedida a la revista egipcia El-Aharam Al-Arabi, en junio de 1997, donde Faisal Husseini, entonces miembro del Comité Ejecutivo de la OLP a cargo de la cartera de Jerusalén declaraba:

El programa palestino es crear un cinturón palestino alrededor del cinturón israelí [de los nuevos barrios post-1967].… el gran reto para los palestinos es construir, incluso sin permiso”.

Según escribió Alan Baker, ex consejero legal del Ministerio de Exteriores Israelí, en un artículo (A Paradox of Peacemaking, 2009), Salam Fayyad:

“…[llamó] a un desarrollo masivo en el Área C- un área en la cual la Autoridad Nacional Palestina ejerce poderes civiles y responsabilidades, así como la jurisdicción funcional bajo el paraguas de la seguridad y administración civil israelí –el destino de la cual, según requiere el Acuerdo Provisional, será acordado en las negociaciones de estatus permanentes”.

En tanto, un documento del Ministerio de Exteriores Israelída cuenta de la historia demográfica reciente de Jerusalén:

“Datos recogidos de los registros de impuestos indican que en 1967 había 12200 apartamentos en el sector árabe, mientras que en 1995 el número había alcanzado los 27066, representado un aumento de 122%. El crecimiento el sector judío durante ese período fue de 113%, de 57500 apartamentos a 122780”.

Y esto, sólo en Jerusalén.

Por lo visto, no sólo es Israel el que construye o planea hacerlo. Pero la diferencia entre un caso y otro radica en que, como Richard L. Cravatts sostiene en un artículo del 13 de Julio de 2012, titulado The Cognitive War Against Israel in the Settlement Debate, habitualmente se presume que partes del territorio que un día podrían formar parte de un estado palestino, ya es tierra palestina y que las fronteras del estado putativo palestino son precisas y fueron ya acordadas.

Comments are closed.