La “Nakba”, o cuando los medios no pueden evitar tomar partido

El día de conmemoración de la “nakba” (catástrofe, en árabe; el exilio de los árabes palestinos), los medios en español suelen repetir los postulados de la “narrativa” palestina de manera irreflexiva, sin aportar contexto alguno ni información antagónica.

Alan Dershowitz, profesor Felix Frankfurter en la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvad sostiene que (The Case for Israel):

“La guerra de agresión librada contra Israel en 1947 y 1948 por los [árabes] palestinos y los ejércitos árabes no sólo le quitó tierras a los palestinos, sino que también creó el primer problema de los refugiados”

Y añade que no habría habido ningún problema de refugiados árabes (ninguna “nakba”) si los estados árabes hubiesen aceptado la recomendación de partición delineada en la resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas. Así, la “nakba” fue, en palabras de Dershowitz, una herida auto-infligida.

En los medios

¿Por qué sí se menciona a los palestinos cuando se informa sobre el aniversario del Estado Judío, pero en no se procede de manera inversa cuando se da cuenta de la llamada “nakba” árabe palestina?

El diario argentino Clarín, publicaba una crónica el 15 de mayo de 2013 donde daba cuenta de la conmemoración de la “catástrofe” de los árabes palestinos en 1948. Lo hacía sin aportar marco histórico alguno y simplificando un suceso que se desarrolló entre 1947 y 1948 como una cuestión puntual, sin matices, sin voces alternativas. Israel “expulsó”, y los árabes palestinos se convirtieron en “refugiados”.

De la misma manera, el medio no se molesta en explicar la unicidad de los “refugiados palestinos”, los únicos que aumentan su número a través del tiempo y que transmiten a su descendencia el estatus de refugiado; los únicos que poseen una agencia de la ONU propia. ¿Cómo se comprende que luego de la declaración de independencia de Pakistán, y con más de 7 millones de hindúes y sikhs pasando del lado musulmán al hindú y una cantidad similar de musulmanes realizando el trayecto inverso, no se haya creado una agencia especial para atender sus necesidades?

La UNRWA (la agencia de la ONU exclusiva para los refugiados palestinos – del resto de los refugiados alrededor del mundo se encarga ACNUR) define, de manera “operacional”, a los refugiados palestinos como aquellas “… personas cuyo lugar de residencia habitual era Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948, y que perdieron tanto sus hogares como sus medios de vida como resultado del conflicto árabe-israelí de 1948”.

Es decir que un egipcio, jordano, libio o sirio que hubiese llegado a principios de 1946 para trabajar, automáticamente pasó a ser un “refugiado palestino”.

El periodista Ben Dror Yemini se preguntaba (Y el mundo miente) qué sucedería si se definiese a los refugiados hindúes, sikhs y musulmanes surgidos de la partición de la India, y a otros tantísimos millones alrededor del mundo, según los parámetros utilizados para definir a los refugiados palestinos: “estaríamos ante una guerra mundial de todos contra todos”. ¿Cómo es posible que, si a nadie en su sano juicio se le ocurre decir que los 7 millones de refugiados hindúes y toda su descendencia deben volver a Pakistán, sí se exige es enel caso de los palestinos? Además, si se realizara un simple cálculo mental, aplicando el mismo ratio de crecimientode los refugiados árabes palestinos, se estaría hablando de unos 46 millones de refugiados de hindúes y otros tantos de musulmanes… unos ¡92 millones de refugiados exigiendo el derecho de retorno!

Clarín, en tanto, señalaba:

“Los representantes de campos de refugiados de Cisjordania portaban pancartas en las que subrayaban que algún día regresarán a las casas de las que sus familias huyeron o fueron expulsadas por las milicias judías y posteriormente el Ejército israelí, tras la proclamación del Estado de Israel el 15 de mayo de 1948”.

¿Quién dice que “sus familias huyeron o fueron expulsadas por las milicias judías y posteriormente el Ejército israelí, tras la proclamación del Estado de Israel el 15 de mayo de 1948”? ¿El medio o los representantes de los campos de refugiados?

Existe una cierta negligencia entrecomilladora cuando se trata de declaraciones o posturas palestinas. Las comillas, en cambio, están prestas cuando se trata de una afirmación israelí.

Gilead Ini, analista de CAMERA, indicaba en un artículo (Palestinian Arab and Jewish Refugees)de 2009 que, en términos general, la huída de árabes palestinos puede ser dividida en dos períodos de tiempo que se corresponden con las dos fases principales de la lucha. Aproximadamente la mitad de los que huyeron lo hicieron entre noviembre de 1947 (cuando los árabes palestinos respondieron a la recomendación de partición de la ONU con violencia anti-judía) y mayo de 1948 (cuando los ejércitos de Egipto, Jordania, Siria, Iraq y Líbano invadieron Palestina), cuando comenzó la segunda fase de la lucha – y se produjo la segunda ola de éxodo -.

Es decir, casi la mitad se exilió antes de la creación del estado de Israel, a causa de una ola de violencia iniciada por los propios árabes palestinos.

La agencia de noticias EFE indicaba que:

“El retorno de los refugiados a sus hogares está reconocido en la resolución 194 de la ONU, pero su aplicación plena nunca ha estado sobre la mesa en las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos…”.

Esta resolución de la Asamblea General de la ONU de diciembre de 1948 no reconoce ningún retorno. Además, no es vinculante. Es decir, no crea obligaciones ni derechos – es, como todas las resoluciones de la Asamblea General, una recomendación -. Por otra parte, ¿qué derecho sería ese que se aplica sólo a un cierto grupo de personas y no a tantísimos otros? ¿Qué derecho sería ese que surge de una ilegalidad (el ataque a los judíos palestinos por parte de los árabes palestinos y, posteriormente, a Israel por parte de cinco ejércitos árabes)?

La resolución 194 (III) de las Naciones Unidas, del 11 de diciembre de 1948, en su artículo 11 resolvía:

“… que debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible…”.

Esta resolución no menciona en ningún momento la frase “refugiados palestinos”, sino la palabra “refugiados”; es decir, refugiados árabes y judíos que fueron expulsados o debieron abandonar sus hogares. Además, este párrafo no reconoce ningún derecho, sino que recomienda que “debe permitirse” a los refugiados retornar a sus hogares. Pero tal permiso está sujeto a dos condiciones importantes: que el refugiado “desee” volver, y que desee “vivir en paz con sus vecinos”.

Tampoco la resolución 242 ni la 338 del Consejo de Seguridad – las piedras angulares para las negociaciones de paz – mencionan a los refugiados, ni a los palestinos. Pero eso, la prensa lo pasa por alto. Ni siquiera mencionan la retirada total o de los territorios ocupados por parte de Israel, sino una “retirada de territorios”, la extensión de la cual, justamente, será negociada. Pero la realidad no importa en absoluto; los periodistas cambian la letra de los textos a placer: Miguel Ángel Bastenier, en una columna publicada por El País el 14 de mayo de 2013 sostenía que “resolución de la ONU (242) que pedía la completa retirada israelí”.
Causas
En tanto, Ini continuaba haciendo hincapié en que los historiadores concuerdan en que no hubo una única causa para la huída de los árabes de Palestina. En gran parte, las masas huyeron porque vieron que la élite palestina estaba haciendo lo propio. En parte, fue una respuesta a las exhortaciones de los militares árabes y de los líderes políticos a que los civiles palestinos evacuaran sus hogares hasta el final de la lucha. Un gran número huía simplemente debido a los duros combates que los rodeaban o que esperaban que pronto perturbara sus vidas. En algunos casos, los palestinos fueron, efectivamente, forzados a abandonar sus hogares por los militares judíos.

El Alto Comisionado Británico para Palestina de aquel entonces, el General Sir Alan Cunningham, describió el fenómeno de la huída de las élites árabes palestinas y su efecto en la población general:

“… el derrumbe moral árabe en Palestina se debe, en alguna medida, a la creciente tendencia de abandonar el país por parte de aquellos que deberían estar liderándolos. … En Haifa, los miembros árabes de la Municipalidad salieron hace tiempo atrás; los dos líderes del Ejército de Liberación Árabe se marcharon, de hecho, durante la batalla reciente…”.

En tanto, el liderazgo nacional palestino (Alto Comité Árabe), publicó un panfleto en marzo de 1948 instando a evacuar a mujeres, niños y ancianos de las áreas afectadas por las luchas. El liderazgo palestino local (Comité Nacional) en Jerusalén ordenó a los árabes evacuar esas poblaciones, afirmando que los que se resistieran serían vistos como “un obstáculo para la Guerra Santa” y como “dificultando” las acciones de los luchadores árabes.

Otro ejemplo: en Tiberíades, los líderes árabes eligieron evacuar a los residentes árabes de la ciudad. Así lo hicieron con la ayuda de las autoridades británicas. De hecho, Efraim Karsh, en su libro Palestine Betrayed, apunta que los líderes árabes “ignoraron las súplicas del liderazgo judío local para que se quedaran”.

Como ya se señaló anteriormente, uno de los factores de la huída de los árabes palestinos, fueron las expulsiones realizadas por los militares judíos.

Aunque los enfrentamientos entre árabes y judíos en Palestina comenzaron a finales de 1947, las operaciones militares ofensivas judías comenzaron recién en abril de 1948, tal como lo indica Ini. Hasta ese punto, habían operado exclusivamente de forma defensiva.

Y continuaba explicando que a medida que se acercaba la fecha esperada para la invasión de los países árabes, los comandantes militares israelíes consideraron un objetivo vital controlar los poblados árabes a lo largo de las zonas que se esperaba que pronto se convirtieran en los frentes de batalla y los puntos de entrada de los ejércitos árabes, y de las villas ubicadas a lo largo de rutas de transporte clave. Si un poblado no podía ser registrado y controlado debido a la resistencia, el Plan D le permitía a las tropas forzar a los residentes fuera de sus hogares, algo que, de hecho, sucedió en numerosos casos.

Pero nunca hubo órdenes expresas para expulsar a los árabes y, de hecho, el nuevo ejército israelí, a instancias del gobierno, dejó muy claro en julio de 1948 que “está prohibido… expulsar a los habitantes árabes de los poblados, barrios y ciudades, y desarraigar habitantes de sus lugares sin un permiso especial o explícito del Ministro de Defensa en cada caso específico”.

¿Cuál es el problema de contextualizar?

La urgencia por publicar no es un justificativo. Se sabe que cada 15 de mayo se conmemora la llamada “nakba”.

Entonces, nuevamente, ¿cuál es el inconveniente? ¿Qué impide ofrecer un marco histórico cabal, al menos dos versiones de los acontecimientos, fuentes fiables (y no un mero recorrido emocional sin fundamento histórico ni legal)?

La respuesta para el caso de Rosas Meneses en el diario El Mundo, es claro. Masha Gabriel, directora de ReVista lo explica sucintamente: la periodista no informa, opina. Y no opina desde el conocimiento, sino desde lo ideológico.

Pero, más allá de estas preguntas que permanecerán sin contestar por los siglos de los siglos, todos los medios, obvian una realidad incontestable – directamente relacionada con el conflicto: los refugiados judíos. Una gran mayoría de los cuales fueron expulsados de sus hogares en el mundo árabe como resultado de un sentimiento anti- judío amplificado por la guerra. Otros perdieron sus casas durante el Mandato Británico de Palestina como resultado directo de la lucha, al huir o ser capturados por tropas árabes cuando los ejércitos de los estados vecinos invadieron y destruyeron sus aldeas.
Los refugiados judíos

Gilead Ini señalaba que entre 1948 y 1951, como resultado de la Guerra de Independencia, Israel absorbió unos 400.000 refugiados judíos que habían sido desalojados de sus hogares en suelo árabe. En total, más de 800.000 judíos nativos de países árabes y musulmanes perdieron sus casas y propiedades después de la guerra de independencia de Israel, alrededor de 600.000 de los cuales encontraron refugio en Israel. Aunque el número de refugiados judíos y el área total de sus pérdidas excedió a la de sus contrapartes árabes, el número ligeramente similar de refugiados judíos y árabes ha llevado a algunas personas a describir el éxodo de los dos grupos como una transferencia de población de facto.

Con la decisión de la ONU de dividir Palestina en 1947, la comunidad judía de Irak, que pocos años antes había sufrido un pogrom devastador, se enfrentó a una nueva oleada de dura persecución. Un escenario similar se desarrolló en Egipto. Los eventos de 1948 trajeron un renacimiento del sentimiento anti-judío, junto con disturbios y asesinatos, confiscación de propiedad judía, restricciones legales que afectaban el empleo de judíos y arrestos en masa. Esto provocó que una oleada de judíos huyera del país, una tendencia que se incrementó en la década siguiente.

Los violentos disturbios contra los judíos en Yemén, después del plan de partición de la ONU, ayudaron a que decenas de miles de judíos yemenitas abandonaran sus casas y migraran hacia Israel como parte de la Operación Alfombra Mágica. Los sangrientos pogroms en Marruecos en 1948 y 1953, y en Libia en 1945 y 1948, produjeron resultados similares.

Conclusión
Los medios, al obviar estos hechos, estos datos, toman parte en el conflicto, formando parte de la “narrativa” palestina como responsables de su difusión acrítica y descontextualizada. De esta manera, dejan de ofrecer un servicio de información (y de cumplir con su obligación profesional, en definitiva), para adquirir un rol de propagandista que no les corresponde y que sólo sirve para perpetuar el conflicto.

Algo que se hacía evidente el 16 de abril de 2013 cuando EFE, al informar, sobre la conmemoración del 65 aniversario de la independencia del Estado de Israel (según el calendario judío), cerraba la crónica indicando:

“Los palestinos con ciudadanía israelí, un quinto de la población del país, no celebran la jornada sino que, al contrario, lamentan cada 15 de mayo la ‘Nakba’ (catástrofe): la desposesión y exilio que supuso para ellos la creación de Israel.”

¿Por qué entonces sí se hacía referencia a los árabes palestinos?

Casualidadesdel a vida, Clarín, publicaba el 15 de mayo de 2013, una entrevista con un cineasta palestino, Mahdi Fleifel (nacido en Dubai, Emiratos Árabes), que presentaba su primer largometraje – en el Festival de cine independiente de Buenos Aires (se vieron un total de 473 películas – 165 cortos, 36 mediometrajes y 272 largometrajes) para hablar del significado de ser “refugiado palestino” y sus penurias. Fue el único largometraje (aparte de las menciones a los galardonados) que mereció una crónica. Del 65 aniversario del Estado de Israel, ni noticias.

Comments are closed.