Europa Press, despojando de información los hechos para apoyar fabricaciones

El 29 de julio de 2023 la agencia de noticias Europa Press titulaba una crónica de la siguiente manera:

“Amnistía Internacional denuncia el desalojo forzoso de 500 palestinos en Israel”

En otras palabras, esta era la clave para leer lo que seguía a continuación, y que remitía a una idea de desplazamiento, de ilegalidad, de secretismo; de segregación, en definitiva.

En su primer párrafo la agencia decía que “el Tribunal de Primera Instancia de Beer Sheva de Israel ha aprobado el desalojo forzoso de 500 beduinos palestinos de la aldea de Ras Jrabah, en la región del Neguev/Naqab (en el sur), que deberán abandonar sus hogares antes de marzo de 2024, ha denunciado este viernes la ONG Amnistía Internacional (AI)”.

¿Qué denunció Amnistía Internacional, ONG activista, si la decisión judicial era pública?

Nada.

El verbo seguía lo codificado en el titular: crear la idea de un secreto que no existe, de una política pérfida que es pura invención de quienes siguen la estela de los que han visto en un pequeño grupo muy particular y reiterado de personas, el paradigma de lo taimado, del despojo, del control.

Por lo demás, los beduinos no son “palestinos”; y la problemática de las construcciones ilegales en el Neguev no es nueva y es una cuestión interna de Israel.

Pero qué importaba el contexto y la información a una agencia que se apoyaba, como voz prioritaria en una cuestión legal, administrativa, en una organización conocida por su más que evidente obsesión con el estado judío – y por sus fabricaciones para su finalidad de deslegitimarlo. Obviamente, su audiencia no conocía la realidad de la voz elegida.

Cuatro párrafos le dedicaba la agencia al posicionamiento sin información, en lo que resultaban en una “crónica” hecha de lugares comunes que servían al repetido al señalamiento.

Recién, y únicamente, en el quinto párrafo aparecía una fuente israelí:

Pero, la agencia rechazaba lo que decía la Autoridad de Tierras y daba por “hecho” la presencia continuada de habitantes en “su pueblo” sin aportar más que la propia aseveración.

Mas, el Jerusalem Post señalaba dos días antes (27/7/23) que la villa beduina no era reconocida y que la corte dictó su fallo luego de los residentes en la misma no hubiesen podido probar una residencia continuada en dichos terrenos antes de que fueran registrados como propiedad estatal.

Además, este medio informaba que:

“El tribunal examinó varias fotografías aéreas presentadas por la Autoridad del Territorio de Israel (ILA) y los residentes, que abarcaban desde 1956 hasta 1978, y basándose en el testimonio de expertos determinó que las fotografías no mostraban un asentamiento permanente en el terreno en litigio”.

“Las declaraciones de los residentes también indicaron al tribunal que la residencia no era continua y que, de hecho, los beduinos habían emigrado a los alrededores de Dimona y, en ocasiones, habían acampado en partes del terreno en litigio”.

“El tribunal dijo que no había nada en términos de documentación que demostrara la residencia en los bienes inmuebles en cuestión antes de la entrada en vigor de la ley del suelo. El primer indicio de asentamiento permanente para el tribunal databa de 1978, en fotos aéreas”.

“A falta de otras pruebas, el tribunal se remitió al momento en que se registró por primera vez la propiedad del terreno”.

Hecho central que fue esquivado hábilmente por Europa Press, que, en tanto, tomaba al pie de la letra cualquier aseveración que se realizara contra Israel – o, dicho de otra manera, que no realizaba trabajo periodístico alguno cuando decía:

Pero, otra vez el la realidad del fallo judicial, iba en dirección contraria a las declaraciones retratadas por Europa Press como cabales:

“El tribunal dijo que pueden ser reubicados por la Autoridad para el Desarrollo y los Asentamientos Beduinos del Negev en Qasr Al Sir [Negev] o comprar terrenos en el nuevo barrio”.

De lo que afirmaba Adalah, nada de nada.

Por no haber, en la crónica de Europa Press no había nada de información; únicamente la aparente pretensión de divulgar una fabricación en particular.

Y, en esta tónica, terminaba otorgando titularidad a la tierra y dando por válida la mentira de Amnistía Internacional – apenas una sombra hecha jirones de lo que fue:

En resumen, la agencia utilizaba un hecho, lo desprendía de todo atisbo de información, de filiación con la realidad, y lo convertía, como la ONG, en un elemento para una acusación fabricada como dispositivo de demonización de un estado.

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