El periodismo que calla; es decir, el no-periodismo

El diario oficial de la Autoridad Palestina, Al-Hayat Al-Jadida, dio cuenta de ello el 9 de diciembre de 2019. El 13 de diciembre, lo recogía la organización Palestinian Media Watch (PMW) y lo traducía. Y los medios en español lo callaron.

¿Qué silenciaron?

Con motivo del aniversario de la “primera intifada” – es decir, de la primera ola de ataques terroristas contra Israel -, el Ministro de Información de la Autoridad Palestina declaró que esa “intifada” fue algo “glorioso”.

Además, Fatah – la organización liderada por Mahmoud Abbas, mayoritaria en la OLP – publicó, según PMW de violentos disturbios durante la dicha “intifada” en su página de Facebook; además de glorificar al terrorista Abu Jihad, quien orquestó ataques en los que al menos fueron asesinadas 125 personas.

En ReVista hemos dado amplia cuenta de la verdadera postura de los líderes palestinos respecto de Israel: el estado judío debe ser eliminado.

Por eso la Carta de la OLP (de la cual Fatah es miembro mayoritario) establece en su primer y segundo artículos:

“Palestina es la patria del pueblo árabe palestino; es una parte indivisible de la patria árabe, y el pueblo palestino es una parte integral de la nación árabe.

Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”.

El último artículo es extremadamente llamativo: según este, la entidad política de “Palestina” se la otorga el mandato británico… Asombroso.

Por su parte, la constitución de Fatah dice:

– en su artículo 8: la “existencia israelí en Palestina es una invasión sionista”.

– en su artículo 12: “completa liberación de Palestina, y a la erradicación de la existencia económica, política, militar y cultural sionista

– y en su artículo 22, afirma que se “opone a cualquier solución política ofrecida como alternativa a la demolición de la ocupación sionista de Palestina…”.

La OLP en su artículo 21 afirma igualmente que “el pueblo árabe palestino, que se expresa a través de la revolución palestina armada, rechaza todas las soluciones que son sustitutos de la liberación total de Palestina y rechaza todas las propuestas encaminadas a la liquidación del problema palestino, o su internacionalización”.

De paz y acuerdos, nada. La violencia no sólo es instrumental sino que se ha elevado a símbolo, a imperativo; una actividad que otorga estatus social (la figura del “mártir” es central, y es un tétrico modelo a seguir).

Mientras tanto, ahí parece seguir en pie el famoso plan de fases (adoptado por la OLP en 1974) que llamaba al establecimiento de un estado palestino en cualquier territorio evacuado por Israel, para ser utilizado como base de operaciones para destruir a Israel.

Fatah (organización que controla la OLP) es la expresión acabada de este preciso e inconmovible ideario. Una organización que en cualquier lugar del mundo sería considerada de ultra o extrema derecha, pero que, como es palestina – es decir, como se encuentra frente a Israel -, debe ser prudentemente maquillada por aquello de que, para retratar un paradigma del mal es preciso contraponerle un paradigma del bien o la inocencia.

Según informabael diario israelí Times of Israel el 22 de enero de 2016, un alto cargo de Fatah, Tawfik Tirawi, dijo en una entrevista con la agencia palestina de noticias Ma’an, que un “Estado palestino junto a Israel es sólo ‘una etapa’ y que Palestina debe extenderse finalmente del río Jordán al mar”. Y, además, declaró: “No crean que habrá una solución a la cuestión palestina mediante el establecimiento de un estado cuyas fronteras estén limitadas a Cisjordania y Gaza”.

Dice el diccionario de la Real Academia de la lengua que el “periodismo” es una “actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico”.

Probablemente más de un periodista sea incapaz de ver todo esto. Después de todo, el prejuicio entrena a la vista la para la obediente ceguera selectiva – la que sólo observa lo que confirma el sesgo. Pero otros, sin duda, lo saben y lo callan. Ni unos ni otros pueden ser considerados periodistas, con tanta ocultación; pero los segundos, ejercen una activa complicidad en el entramado de propaganda y engaño del liderazgo palestino. Un engaño que también va dirigido a su propia población, y que sirve para acallar la formidable corrupción, la falta de democracia, la represión contra los críticos y la apatía para mejorar en algo su situación social, económica y política.

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