Lo supuesto y no corroborado como noticia

Cuando se trata de Israel, todo parece seguir una máxima que dice más o menos así: Si un enemigo de Israel, X; entonces Israel, también – como mínimo – X. Recientemente, Siria, un enemigo declarado del Estado judío utilizó armas químicas- según el gobierno de Estados Unidos y Francia, entre otros -, por lo que Israel “debe” poseer también armas químicas.

Así, el medio argentino ugente24.com, haciéndose eco de un artículo de la revista Foreign Policy, publicaba el 12 de septiembre un artículo titulado altisonantemente:

A 40 años de Yom Kippur: Israel, su arsenal químico y la NSA

El medio destacaba que:

“Un artículo de Foreign Policy sostiene que la CIA está en conocimiento de que Israel produjo y almacenó armas químicas en sus arsenales luego de la guerra de Yom Kippur, hace 40 años. A la vez, un reporte del diario The Guardian, basado en información provista por Edward Snowden, asegura que los frutos del espionaje de la NSA a su propia población fueron compartidos abiertamente con Israel”.

Pero según el artículo de Foreign Policy:

“Un documento recién descubierto de la CIA indica que Israel probablemente (likely) construyó un arsenal químico propio”.

Probablemente, no es estar “en conocimiento” de algo, sino que se supone algo con cierto grado de confianza(y con un cierto margen de error)basado en datos y estimaciones. Pero no implica seguridad.

¿Perdidos con la traducción?

La crónica, continuaba diciendo que:

“… un documento secreto de Central de Inteligencia Americana (CIA) revela que Israel estableció arsenales de armas químicas como lección de la guerra de Yom Kipur. Aparentemente se trata de gas nervioso del tipo sarín. Ese mismo tipo de armamento es el que recientemente se empleó en el conflicto de Siria.

El dato surge de un artículo publicado por Foreign Policy…”.

El artículo de Foreign Policy se basa principalmente en el en el hallazgo de una hoja, por parte de un investigador (amigo del autor del artículo), en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan de California. Y, en esa única hoja, según el autor del artículo, estaba “la porción completa y sin editar de la estimación de inteligencia que detalla lo que la CIA creía saber en 1983 sobre el trabajo de Israel sobre las armas químicas”.

Y añadía que:

“Según el documento, satélites espías americanos descubrieron en 1982 ‘probables instalaciones de producción y almacenamiento de CW [Armas Químicas]… en de almacenamiento sensible de Dimona, en el desierto del Negev. Se cree que otra instalación de producción de CW existe dentro de una altamente desarrollada industria química israelí’”.

“Probables”, “se cree”… Pero para urgente24.com, “revelan que Israel estableció arsenales de armas químicas”. Todo un salto de fe.

El artículo de Foreign Policy proseguía citando el documento:

“‘Si bien no podemos confirmar si los israelíes poseen agentes químicos letales’, añadía el informe, ‘varios indicadores nos llevan a creer que tienen acceso a ellos, al menos a agentes nerviosos persistentes y no-persistes…”.

A reglón seguido, el periodista aclaraba que:

Se desconoce si Israel sigue manteniendo este supuesto arsenal”.

Es decir, todo es un supuesto, un hecho sin confirmar: se desconoce lo que no se conocía a ciencia cierta.

En tanto, y sin transición ni previoaviso, el artículo de urgente24.com pasa de lo seguro a lo supuesto. De esta manera, el medio indicaba que:

“Según el documento elaborado por la CIA, fotografías satelitales norteamericanas tomadas en 1982 ‘revelan la aparentemente la producción y el almacenamiento de gas nervioso’. El reporte se refiere a la ‘instalación secreta de Dimona’ – el Centro de Investigación Atómico – como la instalación en donde se realizaron esas actividades”.

Pero, entonces, si tradujeron correctamente esta frase, ¿qué sucedió unos párrafos más arriba, donde lo aparente era real, un hecho confirmado?

El artículo de Foreign Policy, cuando menciona Dimona, habla de “área de almacenamiento sensible”, y no de “instalación secreta”.

El medio español teinteresa.es también publicó la información, en un artículo que tituló de manera afirmativa:
Un informe de la CIA dice que Israel también tiene armas químicas

Y afirmaba que:

Siria no es el único país en la región que posee armas químicas. Según Matthew Aid, especialista en la historia de los servicios de Inteligencia y periodista de Foreign Policy que cita documentos de la CIA Israel posee armas químicas.

[…]

El documento señala que aunque las autoridades estadounidenses no lo han podido confirmar con exactitud, si que tienen indicios de que el gobierno de Tel Aviv posee gas nervioso, gas mostaza y misiles que pueden ser transportados”.

El medio explicita la máxima: “Siria no es el único país en la región que posee armas químicas”, Israel también “posee”.

No hay confirmación pero es seguro.

Y la capital de Israel ha sido trasladada a Tel Aviv.

Dos grandes primicias de un plumazo.

Por lo demás, el artículo de Foreign Policy se adentraba en suposiciones que llevan al autor a analizar, vía Google maps, junto a un amigo que “se retiró hace unos años de la comunidad de la inteligencia militar”, la zona en cuestión y, por supuesto, cree que encontró lo que buscaba: “las instalaciones de producción de agente nervioso… cerca de Dimona”. Vaya, estuvo allí todo el tiempo, sólo hacía falta utilizar el Google maps.

El artículo deForeign Policyseiba construyendo, así, en base a supuestos y más supuestos (algunos contradictorios) y a entrevistas donde el entrevistado nunca tiene nombre, sino un supuesto cargo o ex cargo. Yla creencia y la conjetura parecen crear el hecho.

Respecto de los medios en español que se hicieron eco de la supuesta noticia, surgen tres preguntas en una:

¿Los medios no chequean los artículos que traducen, no contrastan lo que se asegura en los mismos; y, finalmente, no examinan las traducciones?

¿O cuando Israel está de por medio todos están eximidos de realizar correctamente su labor?

El artículo de Foreign Policy se titulaba pomposamente:

Exclusiva: ¿Tiene Israel también armas químicas?

La pregunta quedó sin respuesta. Por lo menos para los lectores no predispuestos contra Israel.

El artículo del Foreign Policy comenzaba diciendo:

“El uso reportado de armas químicas por parte de Siria está amenazando con convertir la guerra civil en un conflicto aún mayor. Pero puede ser que Bashar al-Assad no sea el único en la región con reservas de gas nervioso”.

Siria X, por lo tanto, por fuerza, Israel también X (como mínimo).

No importa que Al Assad haya utilizado esas armas contra su población civil. El dedo, cada tanto, debe volverse contra Israel. O al menoseso es lo queentienden algunos periodistas.

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