El ex director de la Organización no gubernamental (ONG), Human Rights Watch (HRW), Richard Falk, fue despedido por esa ONG después de que sus declaraciones incendiarias y de apoyo a organizaciones terroristas pusieran en duda su credibilidad como defensor de los Derechos Humanos.
Sin embargo, Falk aún ostenta el cargo de investigador permanente para “los territorios palestinos ocupados” del Consejo de DDHH de la ONU y ha sido en calidad de alto funcionario de ese organismo que ha señalado al Estado judío como el responsable tras bambalinas de la tragedia.
En este caso, Falk aseguró en un texto publicado en el Foreign Policy Journal, con el título: “Un comentario sobre los asesinos del maratón” que Estados Unidos es “afortunado” por no haber recibido mayores golpes como consecuencia de una política exterior errónea, cuyo principal problema es la posición de Washington en relación al Medio Oriente y a Israel.
“Mientras Tel Aviv preste su oído dócil al establishment político norteamericano, aquellos que deseamos paz y justicia en el mundo no debemos estar tranquilos”, escribió Falk.
Además, el polémico investigador asegura que los atentados en Boston son el producto del “mal” provocado por Estados Unidos e Israel contra otros pueblos: “Aquellos a quienes les hacen un mal, obran, en respuesta, con maldad”, escribe Falk en un intento de justificar los atentados terroristas que costaron la vida, hasta ahora, al menos a tres inocentes en la ciudad estadounidense.
Prácticamente ningún medio de comunicación centró su atención en este texto, pero el silencio no puede eliminarlo ni esconder que en el seno del Consejo de Derechos Humanos algunos personajes relevantes están imbuidos de una ideología que les impide actuar de manera imparcial ante el conflicto de Medio Oriente y que más allá de investigar sobre lo que ahí acontece, justifican el terrorismo en cualquier parte del mundo.