Cuando la falta de fuentes no es una excusa

Europa Press firmaba un artículo junto con la agencia de noticias Reuters el 17 de abril de 2013, donde indicaban que:

“Las autoridades palestinas e israelíes están tratando de llegar a un acuerdo para poner fin a la huelga de hambre que desde hace más de 250 días mantiene el prisionero palestino Samer Al Issawi, una situación que ha provocado numerosas protestas en las calles de Cisjordania. Con esta negociación, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, pretenden evitar la ola de violencia que podría desencadenar la muerte del reo”.

Más adelante, ponían en antecedentes al lector:

“Al Issawi forma parte del grupo de 1.027 prisioneros palestinos que fueron liberados por Israel en 2011 a cambio de la entrega del soldado Gilad Shalit, que fue capturado en junio de 2006 por miembros de las Brigadas Al Qassam –brazo armado de Hamás– y de los Comités de Resistencia Popular. Sin embargo, Al Issawi fue detenido posteriormente, al igual que otros trece palestinos”.

Pero la información era incompleta. Y, de esta manera, daba lugar a equívocos: el motivo de su encarcelamiento en primer lugar, no se ofrecía.
Asimismo, Gilad Shalit fue secuestrado, no capturado (Aprehender a alguien que es o se reputa delincuente, y no se entrega voluntariamente; Aprehender, apoderarse de cualquier persona, animal o cosa que ofrezca resistencia, según la RAE). Gilberto Martiñón Cano, en su tesis doctoral (El delito de secuestro), publicada por la Universidad de Granada, puntualizaba que “… el secuestro en la presente época es una privación de libertad para conseguir cualquier fin, que puede ser: obtener un rescate, causar daño (sea éste físico o mental) o adquirir un favor político”. La organización terrorista Hamas buscaba obtener la liberación de presos palestinos (juzgados por diversos delitos) en cárceles israelíes.

En tanto, el Times of Israel, en su edición del 14 de abril de 2013 explicaba que Al Issawi había sido sentenciado a 26 años de prisión por su papel en una serie de ataques con armas de fuego a patrulleros de la policía israelí y a estudiantes en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Además, el medio señalaba que:

“Issawi fue arrestado en julio de 2012 por violar los términos de su libertad condicional al salir fuera de los límites de la ciudad de Jerusalén, menos de año después de haber sido liberado…”.

Ahora, ¿Europa Press tenía que realizar el esfuerzo de buscar esta información en otros medios? No. La crónica de Reuters, a partir de la cual elaboraron la noticia, daba cuenta de la misma:

Israel condenó a Issawi por abrir fuego contra un autobús israelí en 2002, pero lo liberó en 2002 junto a más de 1000 presos palestinos a cambio de un soldado israelí mantenido como rehén por el grupo islamista Hamas en Gaza.

Fue arrestado nuevamente en julio pasado luego de que Israel indicara que había violado los términos de su liberación al cruzar de su Jerusalén Este natal a Cisjordania, ambas áreas mayoritariamente palestinas; y se le ordenó que permaneciera en prisión hasta 2029 – su sentencia original -”.

Más allá de las diferencias entre la información entre el Times of Israel y Reuters (el blanco de los disparos), la información estaba disponible. Entonces, ¿por qué Europa Press la dejó fuera de su artículo?

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