ONG’s premiadas y Europa Press como ejemplo de falta de corroboración y documentación

La cobertura del conflicto árabe-palestino se limita, cada vez más, a reproducir declaraciones (preferentemente palestinas; de tanto en tanto, israelíes – éstas, siempre oficiales, distantes) sin más; reduciendo el conflicto a una mera disputa de “puntos de vista”. Y la labor periodística olvidada al costado del teclado.

Lo llamativo, es la cantidad de sitios web, de emprendimientos mediáticos fundados en la verificación, en el uso de las hemerotecas. Es decir, los propios medios, presentando como novedad y meritorio una actividad que es parte primordial del trabajo del profesional de la información. La corroboración es sin duda, junto a la investigación y documentación, el valor agregado del periodismo.

Así, el código deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, en su inciso 1 del código de actuación, establece que “el compromiso con la búsqueda de la verdad llevará siempre al periodista a informar sólo sobre hechos de los cuales conozca su origen, sin falsificar documentos ni omitir informaciones esenciales, así como a no publicar material informativo falso, engañoso o deformado. En consecuencia, deberá fundamentar las informaciones que difunda, lo que incluye el deber que contrastar las fuentes…”.

Un ejemplo de esto lo ofrecía la agencia de noticias Europa Press el 10 de diciembre de 2018, al aseverar que:

“El Gobierno israelí ha pedido la retirada del Premio Derechos Humanos de la República Francesa Libertad, Igualdad, Fraternidad a la organización pacifista israelí B’Tselem y a su contraparte palestina Al Haq (Rompiendo el Silencio) por considerar que se trata de organizaciones ‘antiisraelíes’. El premio ha sido entregado este mismo lunes en París”.

La agencia decidía dar por válida la aseveración de que B’tselem y Al Haq son “organizaciones pacifistas”, mientras ponía en entredicho la aseveración israelí de que en realidad su objetivo no es la paz, sino la deslegitimación de Israel en el escenario internacional.

La foto que ilustraba la crónica apoyaba o ayudaba a asentar esta tesis: un soldado israelí armando ante civiles palestinos. Por supuesto, el lector no conoce nada del contexto de esa fotografía. En su lugar, su significado lo otorgan los sobreentendidos que la cobertura sesgada – no sólo de esta agencia, sino de la amplia mayoría de medios en español – ha instalado: “opresor/agresor israelí” vs. “oprimido/víctima palestina”.

Por lo demás, la agencia se quedaba en las declaraciones. Ergo, no realizaba su trabajo.
En ReVista hemos dado cuenta a menudo de la actividad ideológica de B’tselem. Recordaremos brevemente, de acuerdo a la organización israelí NGO Monitor, que B’Tselem “se ha enfrentado a serias críticas debido a sus tergiversaciones del derecho internacional, a la inexactitud de sus investigaciones y a sus estadísticas sesgadas”; y que tal como CAMERA ha detallado a lo largo de los años (tal como puede verse en su página web, realizando una búsqueda de los artículos en los que se menciona a la ONG), existen elementos (y acciones) manifiestos que llevan a concluir que B’Tselem tiene un claro sesgo contra Israel.
La ONG afirmaba que el fallecido “no participó de las hostilidades”, a pesar de manifestar que “trató de entrar a Israel con artefactos incendiarios”. Al parecer, ni cuidadosos hay ser en la fabricación de propaganda.
Así pues, detengámonos algo más en la organización palestina Al-Haq, que propuso sabotear el sistema legal israelí “inundando a la Corte [Suprema israelí] con peticiones con la esperanza de obstruir su funcionamiento y sus recursos”.

Según NGO Monitor, se trata de una ONG líder en las campañas de la llamada “guerra legal” y del BDS (el discriminatorio Boicot, Desinversiones y Sanciones; que ha sido legalmente condenado en numerosos países) contra Israel. Además, fue un participante activo en la bochornosa Conferencia mundial contra el racismo en Durban en 2001, que adoptó la estrategia de promover el aislamiento y la demonización internacional de Israel a través de una guerra legal u otras formas de guerra política.

Por su parte, UK Media Watch advertía de su agenda política y de sus presuntos vínculos con un grupo terrorista. Y es que de acuerdo al Centro Meir Amit, el director de Al-Haq, Shawan Jabarin, es un ex operativo del grupo terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Recientemente, tal como publicaba el Jerusalem Post el 19 de junio de 2018, el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, “detalló los vínculos entre las organizaciones involucradas en el movimiento global de boicot contra Israel y los grupos terroristas palestinos, alegando que el FPLP, Hamás y la Autoridad Palestina tienen conexiones con organizaciones radicales y antiisraelíes”.

“Erdan alegó que altos funcionarios de las ONG palestinas al-Haq, P-DCI y Addameer han sido en el pasado y son actualmente activistas de la organización terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina”, indicó el mencionado diario israelí, a la vez que agregaba que el ministro señaló que el director de al-Haq, Shawan Jabarin, líder de la campaña de guerra legal contra Israel, cumplió una condena de 13 años de prisión en una prisión israelí por su participación en el ala militar del FPLP.

El lector, evidentemente, no sabrá nada de esto – aunque debería; en definitiva, se está hablando de dichas ONG -. En su lugar, llagará a la (pre-fabricada) conclusión de que Israel dice lo que dice como una suerte de “defensa” ante unas “creíbles” y “bienintencionadas” ONG que sólo dan cuenta de la “realidad”.

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