Negociar sin negociar la “frontera” que no es tal

El 23 de julio de 2013, la agencia de noticias Europa Press informaba que:

“La facción palestina Yihad Islámica ha rechazado este lunes la reapertura de las conversaciones de paz entre Israel y Palestina y ha subrayado que las mismas están condenadas al fracaso…”.

En tanto, tres días antes, la agencia rusa Ria Novosti, indicaba que:

“El movimiento islamista Hamas, gobernante en la Franja de Gaza, rechazó el anunció sobre la reanudación del proceso de paz palestino-israelí que hizo la víspera el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, informaron hoy medios.

‘Hamas rechaza las declaraciones de Kerry sobre la reanudación de las negociaciones y considera que el retomar el diálogo con los ocupantes contradice el consenso nacional’, manifestó el portavoz del movimiento, Sami Abu Zuhri, citado por la agencia France Presse”.

Europa Press, a su vez,señalaba el 21 de julio de 2013 que los “grupos políticos palestinos islamistas y de izquierda han manifestado su rechazo a la reanudación de las negociaciones de paz con Israel”, ya que “consideran que la iniciativa está avocada a reeditar los errores del pasado”. Y especificaba:

“Desde el Frente Popular para la Liberación de Palestina, Yamil Mizher, ha defendido un diálogo palestino dirigido a la reconciliación política y que lleve a una estrategia nacional para afrontar el futuro. Las negociaciones con Israel sobre la base de las condiciones estadounidenses son un “suicidio” para los palestinos…

[…]

… Walid Awad, del Partido del Pueblo Palestino, cree que el presidente Mahmud Abbas ha cometido un error al acceder a regresar a las negociaciones con la potencia ocupante sin garantías de que se cumplan las demandas más básicas como el respeto de las fronteras de 1967 o la paralización de la construcción en los asentamientos, por no hablar de las demandas históricas como derecho al retorno de los refugiados o Jerusalén.

[…]

También desde el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ayer sábado expresaron su rechazo al proceso de paz y advirtieron de que supone un “desastre” que solo sirve para dar cobertura a la ocupación israelí para la judaización, la construcción de asentamiento y la expulsión de palestinos”.

Por su parte, el Jerusalem Post publicaba un artículo (20 de julio) de Khaled Abu Toameh, donde el periodista árabe israelí apuntaba que las facciones palestinas ven la reanudación de las conversaciones de paz como un “suicidio político”. Así, varios grupos le han dado la espalda a la Autoridad Palestina por acceder a reanudar las negociaciones de paz con Israel. Además, funcionarios de la OLP y de Fatah declararon que no sabían nada de las ofertas realizadas por John Kerry, el Secretario de Estado de Estados Unidos, para llevar a la Autoridad Palestina a la mesa de negociaciones.

Y explicaba que:

“La reunión sorpresa de Kerry con Abbas se produjo un día después de que oficiales de la OLP y Fatah, que se reunieron en Ramallah, manifestaran su oposición a la propuesta del Secretario de Estado de retomar las conversaciones, a menos que Israel aceptara la demanda de la Autoridad Palestina para el cese completo de la construcción de asentamientos, la liberación de presos palestinos y el reconocimiento de las líneas anteriores a 1967 como la base para la solución de dos estados.

[…]

Nabil Amr, un alto funcionario de Fatah y ex ministro de la Autoridad Palestina, dijo que la manera en que el liderazgo de la Autoridad Palestina trató el asunto de la reanudación de las negociaciones con Israel fue ‘frustrante’.

Amr dijo que los palestinos estaban padeciendo de una “crisis de liderazgo más que de una crisis por la política adoptada por el liderazgo palestino, que sobre sale en el discurso duro, pero que finalmente sucumbe ante el hecho consumado.

[…]

Hassan Khraisheh, vicepresidente del Consejo Legislativo Palestino, le dijo a la agencia de noticias Quds Press que Abbas estaba cometiendo un ‘suicidio político’ al acordar regresar a la mesa de negociaciones.

[…]

La Iniciativa Nacional Palestina, un movimiento político liderado por el ex candidato presidencial Mustafa Barghouti, anunció que se oponía a la reanudación de las conversaciones de paz con Israel ‘sin términos de referencia claros y específicos’.

[…]

El portavoz de Hamas condenó a la Autoridad Palestina por ‘sucumbir a la extorsión americana y consentir a las demandas israelíes’.

[…]

La Yihad Islámica, el Partido del Pueblo Palestino (comunistas), el Frente Popular para la Liberación de Palestina (PFLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (DFLP), también manifestaron su fuerte oposición a la decisión de Abbas de retomar las conversaciones de paz.

‘Palestina no pertenece a una única facción política’, dijo Nafez Azzam, alto oficial de la Yihad Islámica. ‘El conflicto palestino-israelí no terminará a menos que los derechos sean restaurados a sus propietarios’”.
¿Es esta posición contraria a las negociaciones una novedad?

El artículo 13 de la Carta Fundacional de Hamas decreta que:

Las iniciativas, y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámica.

[…]

No hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad. Las iniciativas, las propuestas y las conferencias internacionales son todas una pérdida de tiempo y empresas vanas. El pueblo palestino hace bien en no consentir que se juegue con su futuro, sus derechos y su destino. Como se dice en el honorable Hadiz: ‘El pueblo de Siria es el azote de Alá en la tierra. Él se cobra venganza por medio de ellos contra quien le place entre sus esclavos. Es impensable que quienes de ellos son hipócritas prosperen sobre los fieles. Ciertamente se extinguirán de dolor y desesperación’.”

La Carta de la OLP (de la cual Fatah es miembro, así como PFLP, DFLP y el Partido del Pueblo Palestino, entre otros) dice, por su parte, en su primer y segundo artículos:

“Palestina es la patria del pueblo árabe palestino; es una parte indivisible de la patria árabe, y el pueblo palestino es una parte integral de la nación árabe.

Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”.

En el artículo 20 sostiene que “la Declaración Balfour, el Mandato de Palestina y todo lo que se ha basado en ellos, se consideran nulos y sin efecto”.

El artículo 21 afirma que:

“El pueblo árabe palestino, que se expresa a través de la revolución palestina armada, rechaza todas las soluciones que son sustitutos de la liberación total de Palestina y rechaza todas las propuestas encaminadas a la liquidación del problema palestino, o su internacionalización”.

Al parecer, ya no rechazan la internacionalización del conflicto: de hecho buscan implicara las Naciones Unidas y cada una de sus agencias en el mismo.
Un documento del Consejo de Derechos Humanos de la ONU del 8 de marzo de 2011 señalaba que:

“A pesar de repetidas garantías para su modificación, la Carta Nacional Palestina no ha cambiado – pidiendo la eliminación de Israel por cualquier medio militar -.

Y apuntaba que la Sexta Conferencia General de Fatah (2009) dejó la Carta de la OLP sin cambios desde 1968”.

Y esto, a pesar de que en el marco de los acuerdos de Oslo de 1993, los palestinos estaban obligados a modificar el contenido de su Carta – especialmente el que suscribe la acción armada como solución, la eliminación de Israel y el no reconocimiento del derecho de Israel a existir (es decir, el no reconocimiento de la solución de dos estados).

Zahir Muhsein – miembro del Comité Ejecutivo de la OLP – en unas reveladoras declaraciones formuladas el 31 de marzo de 1977 durante una entrevista con el diario holandés Dagblad de Verdieping Trouw explicaba cuál era el verdadero objetivo de la “lucha”:

“El pueblo palestino no existe. La creación de un Estado Palestino es sólo un medio para continuar la lucha contra el estado de Israel. Sólo por razones políticas y tácticas hablamos de la existencia de un pueblo palestino. Jordania, que es un estado soberano con fronteras definidas, no puede avanzar reivindicaciones sobre Haifa y Jaffa, en tanto que como palestino, puedo, sin ninguna duda, demandar Haifa, Jaffa, Beer-Sheva y Jerusalén”.

Conclusiones interrogativas

Si dos partes acuerdan negociar unos ciertos puntos, qué es lo común: ¿que una parte acceda a concederle a la otra todas sus demandas? O, por el contrario, ¿que ambas partes deban hacer concesiones que en un principio no querían realizar? Todo parece indicar que este último caso se acerca más al concepto mismo de negociación. Si es así, entonces, ¿qué concesiones puede realizar Abbas? Abbas finalizó su mandato a principios de 2009, con lo que, ¿qué legitimidad tiene como representante del sentir palestino? Este hecho, ¿no condiciona aún más las decisiones que tenga que tomar en cuanto a concesiones – impopulares entre los ciudadanos o entre las facciones adversarias? ¿Qué tipo de negociaciones serán, entonces, aquellas en que una de las partes esgrime una dudosa representación de su gente? Máxime, a la luz del rechazo o a las reticencias dentro de su propia organización (Fatah-OLP).

Si en las negociaciones pasadas Yasser Arafat había accedido a enmendar la carta de la OLP – en aquellos puntos en que no reconocían el derecho de Israel a existir, y en los que condonaban la violencia armada como recurso político – y ni siquiera eso llevaron a cabo, ¿qué puede esperarse de estas negociaciones en las que Abbas no representa ni mucho menos a todos los palestinos ni a todas sus organizaciones?

Y así, cuando Yihad Islámica o Hamas o cualquier otro grupo terrorista palestino lance un cohete contra la población israelí, e Israel responda de manera defensiva para proteger a su población, ¿la comunidad internacional y los medios, a coro, culparán a Israel de socavar las conversaciones de paz?

Y, ¿qué conversaciones de paz son aquellas en las que una de las partes no quiere negociar?

El 22 julio de 2013, en un artículo titulado Palestinos dicen no habrá acuerdo de paz sin reconocimiento fronteras de 1967, la agencia de noticias Reuters indicaba que:

“Los palestinos minimizaron el lunes la importancia de un inminente encuentro en Washington de su máximo enviado de paz con su par israelí, señalando que las negociaciones formales para un eventual acuerdo no comenzarían hasta que se satisfagan sus demandas”.

Pero, como CAMERA ya apuntara:

La Línea Verde… sirvió como línea de demarcación de armisticio entre Israel y Jordania. La línea de armisticio fue establecida el 3 de abril de 1949 por el artículo III del Acuerdo de Alto el Fuego entre Israel y Jordania, y jamás fue una ‘frontera’ entre Israel y Cisjordania [así bautizada por Jordania; antes era conocida por su denominación tradicional: Judea y Samaria]”.

En tanto, Dore Gold (From “Occupied Territories” to “Disputed territories”, 2002), ex diplomático israelí y actual presidente del Jerusalem Center for Public Affairs, explicaba que:

Debido a la insistencia de Jordania, la Línea de Armisticio de 1949, que constituía el límite entre Israel y Jordania hasta 1967, no fue reconocida como una frontera internacional, sino simplemente como una línea que separaba a los ejércitos. El Acuerdo de Armisticio establecía que ‘ninguna disposición de este Acuerdo perjudicará, de ninguna manera, los derechos, reclamos y posiciones de cualquiera de las partes en la solución pacífica de las cuestiones palestinas, las disposiciones de este Acuerdo han sido dispuestas exclusivamente debido a consideraciones militares” (Artículo II.2)

La palabra “frontera” implica legalidad, significación política y permanencia, ninguna de las cuales se aplica en este caso.

Justamente, son las fronteras lo que hay que negociar y, eso, precisamente, es lo que Abbas pretende fijar, de manera unilateral, de antemano. ¿Entonces? ¿El fracaso de las negociaciones no resulta así una profecía que se auto-cumplirá inevitablemente, puesto que Abbas no quiere negociar lo que debe ser negociado?

La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1967 establece:

Retirada de las fuerzas armadas israelíes de territorios que ocuparon durante el reciente conflicto…

Terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenaza o actos de fuerza

lograr una solución pacífica y aceptada, de acuerdo con las disposiciones y principios de la presente resolución”.

Lord Caradon, que fue el representante permanente del Reino Unido ante las Naciones Unidas entre 1964 y 1970, y uno de los principales redactores de la Resolución 242 declaró(Journal of Palestine Studies, “An Interview with Lord Caradon,” Spring – Summer 1976, pgs 144-45):

“Podría haber dicho: bien, puede volver a la línea de 1967. Pero conozco la línea de 1967, y sé que está corrompida. No se podría tener una peor línea para una frontera internacional permanente. Es donde las tropas se encontraban en cierta noche en 1948. No tiene ninguna relación con las necesidades de la situación.

De haber dicho que tenían que volver a la línea de 1967, cosa que habría sucedido si hubiésemos especificado una retirada de todos los territorios ocupados, habríamos estado equivocados”.

El jurista y vicesecretario de Estado para asuntos políticos (1966-1969), Eugene Rostow, quien ayudó a redactar la resolución 242 explicó en el The Wall Street Journal (Peace still depends on the two Palestines) del 27 de abril de 1988 explicaba que la resolución 242 establece 3 principios sobre el aspecto territorial del proceso de establecimiento de la paz :

1) Israel puede ocupar y administrar los territorios que ocupó durante la Guerra de los Seis Días hasta que los árabes acuerden la paz.

2) Cuando se alcance un acuerdo de paz, deben delinear fronteras “seguras y reconocidas” a las que Israel pueda retirarse.

3) Esas fronteras pueden diferir de las Líneas de Demarcación del Armisticio de 1949.

Arthur J. Goldberg, que fue el representante de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas entre 1965 y 1968 – y con anterioridad, juez de la Corte Suprema de Estados Unidos -, también ayudó en la redacción de la resolución 242. Goldberg sostuvo (U.S. Senate, The Arab-Israeli Dispute, 6, pgs 14-16, citado en Egypt’s Struggle for Peace: Continuity and Change, 1967-1977, Yoram Meital, pg. 50):

“En ningún momento en mis reuniones con el Ministro de relaciones exteriores [egipcio Mahmud] Riad le di una garantía de ese tipo [de una retirada israelí completa]. Habría sido una tontería dar tales garantías, cuando el objeto de la resolución 242 era permitir flexibilidad en las negociaciones de límites territoriales”.

Por su parte, el Baron George Brown, que fue el Secretario de Exteriores britántico entre 1966 y 1968.; y que, como tal, ayudó a redactar la resolución 242, declaró (In My Way, pgs 226-27, citado en el American Journal of International Law, “The illegality of the Arab attack on Israel of October 6, 1973,” Eugene Rostow) que cada lado debe estar preparado para renunciar a algo:

“… la resolución [242] no procura precisamente eso, porque para eso deben ser las negociaciones de paz”.

Para eso deben ser, sí, pero los líderes palestinos no quieren ni renuncias ni compromisos.

Y, a pesar de toda esta información, los medios ahondan en la falacia de las “fronteras de 1967”, de los supuestos “obstáculos” para la paz que Israel interpone ; y en reflejar el conflicto como un enfrentamiento entre David y Goliat, donde este último resulta ser el Estado Judío, mientras se minimiza u obvia la actividad terrorista de varios grupos palestinos y la histórica intransigencia de los líderes palestinos, así como también los sucesos que condujeron a la situación actual (dos guerras de agresión árabes).

Persistir en una teoría o hipótesis que tiene una enorme cantidad de evidencia en su contra, no hubiese permitido a Robert Koch, por ejemplo, descubrir el bacilo de la tuberculosis. Pero, en el caso del periodismo, se pretende que una hipótesis u opinión son ciertas por el mero hecho de la cantidad de veces que se reitera y la cantidad de gente que está de acuerdo con ella, sin importar el volumen de pruebas que indiquen su falsedad o incorrección. Pero, claro, cuanto más se repite, más gente cree en ella y , como más gente cree en ella, más se repite.

Así, cuando Yihad Islámica o Hamas o cualquier otro grupo terrorista palestino lance un cohete contra la población israelí, e Israel responda de manera defensiva para proteger a su población, ¿la comunidad internacional y los medios, a coro, culparán a Israel de socavar las conversaciones de paz? ¿O harán caso a los hechos y a las evidencias?

Y si las conversaciones de paz terminan por caerse, ¿a quién señalarán como responsable?

Abu Toameh señalaba en un artículo del 24 de julio de 2013, publicado en el Gatestone Institute, que:

“Con la excepción de Fatah, todas las facciones de la OLP se han manifestado en contra de la reanudación de las conversaciones de paz bajo los términos de Kerry. Estas facciones incluyen al Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina y el Partido del Pueblo…

[…]

Entonces, ¿qué ha condujo a Abbas a decirle sí a Kerry?

Los palestinos en Ramallah dijeron esta semana que Abbas estaba siendo ‘arrastrado’ en contra de su voluntad a las conversaciones con Israel.

[…]

El funcionario de la [Autoridad Palestina] dijo Kerry ‘amenazó’ con hacer a Abbas responsable del fracaso de esta misión para reavivar el proceso de paz…

Algunos funcionarios palestinos hablaron también de otra amenaza hecha por Kerry – esta vez, de suspender la ayuda financiera o imponer sanciones económicas contra la Autoridad Palestina.

[…]

Abbas se retirará de las conversaciones una vez que se dé cuenta de que Israel no aceptará todas sus demandas; principalmente, una retirada total a la línea anterior a 1967 y el ‘derecho de retorno’ de los palestinos a sus casa dentro de Israel.

Retirarse de las negociaciones y culpar a Israel por ‘obstruir’ la paz facilitarán el plan original de Abbas de embarcarse en medidas unilaterales tales como buscar la plena adhesión de un estado palestino a las Naciones Unidas y sus agencias.

La última vez que Israel fue culpado por el fracaso del proceso de paz fue en el verano de 2000, cuando el presidente palestino, Yasser Arafat, rechazó la oferta del ex primer ministro israelí Ehud Barak en la fracasada cumbre de Camp David”.

En este sentido, el profesor de derecho de Harvard, Alan Dershowitz, señalaba en un artículo del 28 de septiembre de 2011 que:

“… la generosa oferta de estado que hizo Israel en 2000-2001 que fue rechazada y a la que se respondió con violencia; la subsecuente, y más generosa, oferta de Olmert, que no fue aceptada por el presidente Abbas”.

Arafat abandonó, efectivamente, Camp David en 2000 y al llegar a Ramallah lanzó la segunda intifada.
Abu Toameh concluía que el mismo escenario probablemente se repetirá cuando, y si, Abbas se retira de las conversaciones de paz patrocinadas por Kerry; una acción que podría significar que una tercera intifada está de camino.

Es decir, Abbas no quiere negociar. No quiere y no tiene la legitimidad para hacerlo. No quiere porque demandar la retirada total de Israel a la Línea Verde, es imponer lo que, en realidad, se debe negociar: las fronteras. Unas fronteras que, por otra parte, jamás existieron. Unas líneas a las que, la resolución 242, como se ha visto, no exige que se retorne. Abbas, con esta demanda, está diciendo que no a las negociaciones con Israel. Pero la gran mayoría de la prensa (y de la “comunidad internacional”), siguen hablando de “asentamientos” como el gran escollo.

¿Lo harán porque no han comprendido nada? ¿O porque no quieren hacerlo?

Comments are closed.