Muy Interesante: manipulación y divulgación de errores históricos

El medio de divulgación científica Muy Interesante presenta en su página un perfecto ejemplo de errores históricos y tergiversaciones: Los orígenes del problema palestino-israelí

Ya de entrada, el subtítulo da una idea categórica de la falta de rigor histórico al que se va a enfrentar el lector:

“A principios del siglo XX, miles de judíos europeos ocuparon territorio palestino con el fin de crear un hogar nacional para su pueblo.”

Dicho territorio jamás había sido “palestino”. En la época de la partición, estaba bajo mandato británico, tras haber sido Otomano, Mameluco, cristiano, árabe, persa, etc… Y, sí, judío.

Antes de entrar en el análisis, es preciso señalar que, en cualquier recuento histórico, habría que diferenciar Palestina como denominación geográfica, histórica, de los habitantes puntuales presentes. Además, durante la época que abarca el artículo, todos los habitantes eran denominados “palestinos”, fueran estos árabes o judíos. El periódico The Jerusalem Post, por ejemplo, era conocido como The Palestinian Post. De una u otra manera, confundir árabes musulmanes con palestinos es grave – sobre todo cuando se pretende hacer un trazado histórico de la región – porque se pretende hacer retroactiva una identidad nacional que entonces no era y una titularidad que jamás existió: es decir, porque falsifica la historia de la afirma estar dando cuenta.

En 1937, Auni Bey Abdul Hadi, un líder árabe de la región en cuestión, dijo ante a la Comisión Peel: “¡No hay tal país [como Palestina]! ¡‘Palestina’ es un término que inventaron los sionistas! No hay ninguna Palestina en la Biblia. Nuestro país fue por siglos parte de Siria”.
Y, así y todo, el artículo está justamente dirigido desde un principio a vender una imagen del judío “colonialista” y “ocupante”, a diferencia de unos “palestinos” pretendidamente aborígenes.

Para ello, el texto omite totalmente la vinculación del pueblo judío con su tierra ancestral. Según el texto de Muy Interesante, los judíos son tan sólo personas “de todas partes de Europa [que] comenzaron a marcharse hacia Palestina para ir ocupándola poco a poco.”

Y en otra de estas sentencias huérfanas de realidad, la revista sostiene que:

“La población palestina que vivía allí desde hacía siglos no parecía estar de acuerdo.”

Pero entonces, allí vivían árabes, cristianos y judíos. Todos ellos conformaban “la población palestina”, como ya vimos. La presencia judía en la región data de miles de años atrás. Mucho antes de que el cristianismo y obviamente el islam, vieran la luz, ya había judíos en la tierra de Israel, y ahí se mantuvieron indefinidamente, a pesar de los múltiples intentos por eliminarlos. Jamás dejó de haber presencia judía en Judea.

De hecho, hubo una gran inmigración árabe atraída por las nuevas oportunidades laborales que ofrecían los emprendimientos judíos. Es más, estando la región bajo mandato británico, los ingleses, persiguiendo lo que veía como sus propios intereses coloniales, fomentó esta inmigración árabe a gran escala en el territorio del Mandato y bloqueó repetidamente el acceso a los judíos (Libro Blanco).

En otro punto, la publicación, en un ejercicio eufemístico, llega a afirmar que:

“Durante la última década del siglo XIX, los judíos europeos comenzaron a experimentar un fuerte rechazo por parte de la sociedad que venía desarrollándose desde mucho tiempo atrás.”

Y también:

“… las distintas poblaciones judías tuvieron que hacer frente a gobiernos poco liberales que contradecían su forma clásica de ver el mundo” …

En realidad, el “rechazo” era violencia pura y dura. Y no es que “contradijeran su forma clásica de ver el mundo”, es que los perseguían para asesinarlos, por puro antisemitismo. Como ejemplo, en los pogroms del este de Europa que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, se cobraron la vida de miles y miles de judíos.

Mientras tanto, en Muy Interesante, siguen los despropósitos históricos:

“La declaración Balfour de 1917 consiguió que el Reino Unido apoyara públicamente la causa judía y provocaría que, desde ese momento, las caducas metrópolis complicaran la situación y provocaran una radicalización indirecta de las pretensiones judías.”

La radicalización de las pretensiones judías… Tan radicales, que se conformaron con muchísimo menos de lo que la Liga de las Naciones había dispuesto para establecer el Hogar Nacional Judío. Primeramente, Gran Bretaña le dio un 80 por ciento del territorio del Mandato a los árabes para crear el reino de Transjordania (hoy Jordania); en segundo lugar, el plan de Partición de la ONU volvía a dividir el terreno, proponiendo la creación de otro estado árabe en la región.

Y aquí llegamos a otra de las joyas eufemísticas del artículo:

“La Segunda Guerra Mundial y la persecución que el nazismo hizo contra los judíos tuvieron una grandísima importancia en la constitución final del Estado de Israel.”

“La persecución” … Más bien, el genocidio. El nazismo asesinó de manera industrial a los judíos, exterminando a dos tercios de su población. De hecho, recientemente la población judía mundial llegó a los mimos números que antes del Holocausto. Reducir esto a persecución, es infame.
En abril de 2018, más de 70 años después del Holocausto, la Oficina Central de Estadística de Israel anunció que la población judía mundial ascendía a algo más de 14,5 millones de personas, unos dos millones menos (16.6 millones en 1939) que antes de la atrocidad nazi y de sus colaboradores.
Yes aún más infame cuando, a continuación, el mismo autor asegura que:

El recién creado estado israelí aprovechó la situación para llevar a cabo la limpieza étnica que tanto deseaba y establecer su dominio absoluto sobre los palestinos.”

Limpieza étnica de los palestinos” … Pretende hacer pasar como sinónimo de conflicto armado entre dos partes, el término “limpieza étnica”. Debe ser ésta una limpieza singularísima: la única en la que el número de supuestas víctimas en lugar de reducirse, crece. Porque la población palestina, en contra de sus afirmaciones de “genocidio” y “limpieza étnica” pretendidamente perpetrados por Israel, hasta 2011, y según la agencia de noticias palestina Ma’an, se había multiplicado: de acuerdo a la Oficina palestina de Estadística, en 1948 había 1.4 millones de árabes. A finales de 2010, se estimaba su población global en 11 millones: 5,5 millones en Israel, Cisjordania y Gaza.

Vale la pena colocar el recuadro anterior para que se vea el grosor de la barbaridad publicada por Muy Interesante…
En abril de 2018, más de 70 años después del Holocausto, la Oficina Central de Estadística de Israel anunció que la población judía mundial ascendía a algo más de 14,5 millones de personas, unos dos millones menos (16.6 millones en 1939) que antes de la atrocidad nazi y de sus colaboradores.
En más de setenta años, la población judía, no se ha recuperado…

La revista aderezaba todo esto con serios problemas factuales. Por ejemplo, ubicar la resolución 181 de la ONU el “1 de agosto de 1948”; cuando había sido un pelín antes: el 29 de noviembre de 1947.

O, también, sostener que “tan pronto como los británicos se marcharon, Israel amplió sus fronteras y autoproclamó la creación de su estado”. Falso: Israel aceptó la partición (los árabes no lo hicieron), no amplió frontera alguna y fue atacado por diversos ejércitos árabes – guerra que los líderes árabes mismos afirmaron que sería “una guerra de exterminio y una masacre trascendental” (de judío, se entiende). Fue como consecuencia de esa guerra de agresión árabe que Israel, actuando defensivamente, obtuvo territorio, o esas posiciones de alto el fuego.

Muy Interesante, su nombre. El espacio, Muy Historia. Revista de divulgación científica (y por lo visto, histórica). Pero es poco interesante. Muy poco histórica – tomar hechos históricos y cambiarles sus vínculos, sus motivaciones, sus sentidos, es novelar. De divulgación científica. A saber qué divulgará, porque a los hechos no se atiene, a la corroboración menos. Nos queda… Un mensaje que reproduce el lenguaje, las frases y los “errores” como los grupos que atacan a Israel como estado, como derecho judío a la autodeterminación.

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