La Sexta: “Fulano dice” como procedimiento para instalar una “narrativa”

La “crónica de declaraciones” – por denominar de alguna manera la práctica de recurrir a unos pocos “expertos”, fuentes, actores de un suceso, sin verificar sus dichos ni su idoneidad, ni ponerlos en contexto, ni documentar la noticia – parece ser, cada vez más, la práctica habitual del periodismo. Sobre todo, cuando de cubrir el conflicto árabe-israelí se trata; donde, además, las declaraciones suelen ser unilaterales (y siempre, favorables a la parte palestina).

La breve crónica de La Sexta titulada incurría, precisamente, en esto. Ya desde el título (El ‘pacto del siglo’ dispara la violencia en Palestina: “Es en una situación igual o peor que la de la Primera y la Segunda Intifada”) arrancaba mal. Según al canal español, pues, no medió ninguna decisión del liderazgo palestino de incitar y llamar a la violencia, aunque la evidencia de esto es indudable. Además, esta incitación no es nueva y es sistemática.

Es más, el medio elegía una declaración de uno de los dos “expertos” para formular el titular (“Estamos en una situación igual o peor que las que produjeron la Primera Intifada en 1987 y la Segunda en el año 2000”) que podría haber motivado una aclaración, sobre todo, porque en 2000, se daba una situación similar a la presente: violencia en el contexto de un plan de paz. en el verano de 2000, el Presidente de Estados Unidos Bill Clinton acogió conversaciones de paz en Camp David entre el líder palestino Yasser Arafat y el Primer Ministro israelí Ehud Barak. Las mismas culminaron en un plan integral conocido como los Parámetros de Clinton.

El plan incluía un Estado palestino en aproximadamente el 91% de Cisjordania (con compensaciones territoriales con territorio israelí anterior a 1967) y la totalidad de la Franja de Gaza, además del control sobre las secciones árabes de Jerusalén.

Pero Arafat abandonó repentinamente las negociaciones y regresó para lanzar la llamada segunda intifada. El Director Adjunto de la Autoridad Política y Educación Nacional de la Autoridad Palestina, Mazen Izz Al-Din declaró (televisión de la Autoridad Palestina 28 de mayo de 2002):

La Intifada de Al-Aqsa – si queremos ser sinceros y abiertos, la historia revelará un día – que la misma [la Intifada] y todas sus directivas pertenecen a la presidente y Comandante Supremo Yasser Arafat”.

Por su parte, el Ministro de Comunicaciones de la Autoridad Palestina, Imad Faluji, en un mitin en el “campamento de refugiados” de Ein Hilwe en el sur de Líbano, declaró que la nueva intifada (la segunda intifada) había estado en planificación durante meses:

Quien piense que la intifada estalló a causa de la visita del despreciable Sharon a la mezquita Al-Aqsa, está equivocado, aunque esta visita fue la gota que colmó el vaso del pueblo palestino. Esta intifada fue planeada con antelación, desde el regreso del presidente Arafat de las negociaciones de Camp David, donde le puso la mesa boca abajo al presidente Clinton… [Arafat] rechazó los términos estadounidenses y lo hizo en el corazón de los Estados Unidos”. (MEMRI, Special Dispatch No. 194 – PA, March 9, 2001)

Y según explicaba Palestinian Media Watch el 28 de noviembre de 2011, la esposa de Arafat, Suha, declaró:

[Arafat] ya había decidido llevar adelante una intifada después de los acuerdos de Oslo y el fracaso de Camp David”.

Y ahora, ante otro plan – más allá del análisis de contenido que se haga del mismo -, la reacción del liderazgo es, como en 1947 (recomendación de partición), 2000 y 2008 (oferta de Olmert), responder con una negativa y con el recurso a la violencia o a la amenaza de ejercerla.

Pero los hechos, parece ser, afean la “narrativa”. La misma a la que suscribía el mismo “experto” que ofrecía frase para el titular hacía suya:

“‘Esto es Palestina. En 1936, en 1947 incluyendo Cisjordania y Gaza, y esto es ahora’, destacaba al comparar un mapa de Palestina en el que se puede observar una importante disminución del territorio”.

Los mapas en cuestión son una falsificación histórica: pretenden que hubo una soberanía árabe palestina antes y durante el Mandato Británico de dicha región. Confunden un mero término para denominar una zona con un pretendido indigenismo, una pretendida nacionalidad.

Pero, ya se sabe, los hechos, estorban. Es decir, la información interfiere con la creación de un “consenso” – casi un sistema de creencias – alrededor de una emoción, de una alteración de la realidad.

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