La Jornada y Steinsleger, la calumnia primero, los hechos después

En su artículo titulado ‘Israel exporta su guerra a América Latina‘, publicado el 15 de agosto de 2012 por el diario mexicano La Jornada, José Steinsleger acusa a Israel de llevar a cabo una “ofensiva sionista” contra los miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), organismo impulsado por Hugo Chávez, presidente de Venezuela desde el año 2000.

Steinsleger selecciona “varios hechos interconectados” para ilustrar un escenario falso en donde todos los integrantes del Alba, en donde incluye a Brasil (si bien este país no es miembro de ese organismo) son atacados por Israel.

Así, el autor, que en el pasado fue acusado de plagio, afirma que Luis Ignacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, criticó al Estado judío por su trato a los palestinos lo que lo impulsó, junto a otros países latinoamericanos, a pedir una reforma a la Carta de Derechos Humanos de la ONU.

Sin embargo, Steinsleger ni siquiera menciona que el máximo organismo en la materia, el Consejo de DDHH de la ONU, ha sido duramente criticado por su evidente parcialidad en el tratamiento de temas vinculados a las violaciones de esos derechos básicos por países como Libia, durante el mandato de Muamar Gadafi, Sudán, durante la represión perpetrada por Omar al Bashir o la Siria de Assad, mientras se ha centrado en atacar, con el 41% de todas sus resoluciones, a Israel.

Asimismo, Steinsleger remarca la actitud de ‘Brasil’ durante la presidencia de Da Silva, es decir, incluye a todo el país como crítico de Israel, pero omite señalar que Dilma Rousseff, actual presidenta del gigante sudamericano y reconocida activista de los Derechos Humanos, se ha desmarcado de la estela de su antecesor en el cargo y se ha alejado de Irán, cuyo presidente ha fracasado las últimas dos ocasiones en las que intentó reunirse con ella. Esto, desde luego, no es mencionado por el autor.

Hezbolá

Por otra parte, Steinsleger señala que, durante un congreso en Colombia, los dirigentes de varias de las comunidades judías de la región difundieron “el infundio”, es decir, la mentira o la patraña, de que Hezbolá intenta penetrar en países latinoamericanos utilizando indígenas.

Sin embargo, son muchas la evidencias que vinculan al grupo terrorista chií libanés con varios países de la región y ha sido denunciada por diferentes agencias de inteligencia, sobre todo a partir del intento de asesinato del embajador Saudí en Estados Unidos, un complot descubierto gracias a las autoridades mexicanas. En otras ocasiones, se ha señalado cooperación entre los terroristas de Hezbolá y bandas del crimen organizado en centro, norte y Sudamérica. Sin embargo, nada de esto es mencionado por el autor, que prefiere injuriar a los líderes de las comunidades judías a aceptar que Hezbolá ha logrado permear varias comunidades latinoamericanas, en donde, sin duda, viven muchos indígenas.

¿No es Hezbolá quien exporta su “guerra” a América Latina?

Israel ha firmado un acuerdo de Libre Comercio con México y calcula abrir el intercambio con Colombia durante 2013, pero también tiene suscrito un TLC con Mercosur, bloque comercial integrado por Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina y, desde hace apenas unos meses, Venezuela.

¿Cómo explica Steinsleger que Israel lleve “su guerra” al Alba, cuando sostiene un TLC con Mercosur, en donde también participa Venezuela?

Steinsleger no es capaz de explicar la paradoja, por el contrario, prefiere ignorarla y centrarse en culpar a Israel de llevar violencia a Latinoamérica.

El autor menciona que en 2006 tras la “segunda guerra del Líbano” -que muchos no denominarían así, por haber sido una guerra contra la organización terrorista Hezbolá, no contra la población civil libanesa ni su gobierno-, Bolivia rompió sus relaciones diplomáticas con Jerusalén. No obstante, ese hecho no impidió que el gobierno de Evo Morales expulsara de su territorio a un ministro iraní acusado de patrocinar el terrorismo y de haber estado implicado en atentados contra la Comunidad Judía de Argentina durante la primera mitad de la década de los 90.

Por ende, la relación de “hechos interconectados” no tiene ningún fundamento noticioso, sólo es una relación aleatoria de acontecimientos que Steinsleger ha compilado con la intención de culpar a Israel de llevar “su guerra” a América Latina, mientras que, como ya hemos mencionado, han sido algunos funcionarios iraníes quienes han participado en atentados terroristas en la región.

De hecho, parece evidente que la organización terrorista Hezbolá ha buscado extender sus tentáculos en varios países latinoamericanos, incluso a través de emisiones vía satélite de los programas de su cadena Al Manar.

Por otro lado, Israel ha conseguido firmar acuerdos comerciales con varios de los países de la región y no existe evidencia de que el Estado judío haya participado en actos violentos. ¿A qué guerra se refiere Steinsleger?

Tras la publicación del artículo ‘De sionistas y judíos‘, por parte del mismo autor en el diario La Jornada, el periódico mexicano vuelve a prestar su tribuna para permitirle a Steinsleger divulgar opiniones incendiarias y carentes de argumentos. Aunque la libertad de opinión no debe ser, en ningún caso, cercenada, sí se encuentra sujeta a límites. La injuria y la calumnia no tienen cabida en las páginas de un diario serio.

Cada página que Steinsleger utiliza para difundir su mensaje de odio y discriminación constituye un golpe para la credibilidad del periódico La Jornada. Pues un diario de referencia debe informar, no desinformar –y Steinsleger desinforma en el momento en que omite los acontecimientos que acercan a Israel y a la región latinoamericana- y fomentar un pensamiento crítico, con base en la presentación de diferentes versiones de los hechos, no mediante el adoctrinamiento ciego de sus lectores.

Comments are closed.