Hacen falta dos para alcanzar la paz

Artículo de opinón de Or Gera, Fellow de CAMERA yestudiante en la DePaul University

La paz es siempre el objetivo en la mente de los Israelíes. Es el denominador común. Sería difícil presentar a una persona que está a favor de la guerra y del conflicto. En este mundo de redes sociales en evolución, el conflicto de Medio Oriente ha traspasado la frontera digital, con ambas partes supuestamente propagando desinformación, nublando el denominador común. Por el lado Israelí, ha habido un esfuerzo consciente para comprometerse con la paz, más allá de que se hagan esfuerzos para desacreditar esta afirmación. Lo siguiente se referirá sencillamente a dos temas, en esta red de opinión pública, que es tan escasa como la tierra que cada parte clama como propia.

El tipo de retórica empleada por ambas partes es desacreditada por el otro. Parece que hubiera dos conjuntos de datos, y cada conjunto está en directa oposición con el otro. Se llega a tal extremo, que la cultura de “los hechos” es una estrategia más para ambas partes, estrategia que ha perdido fuerza e influencia debido a que frente a estos hechos el conflicto continúa. Es necesario que cada parte encuentre la debilidad del juego en sí, no de cada argumento correspondiente. La única conclusión y el único objetivo debe ser la paz, y el que aboga por la paz es, en efecto, el lado ganador. Esta es la estructura del argumento. Palestinos e Israelíes tienen que hacer que el objetivo sea la paz.

El objetivo de los palestinos es tener un Estado palestino. Asimismo, el objetivo de los Israelíes también es tener su Estado propio. Los palestinos deben darse cuenta de que haciendo caso omiso al presupuesto de la existencia, muy real, de Israel como un Estado, crean una barrera autoimpuesta a su propia meta de alcanzar un Estado propio. Para que un estado prospere, debe, en primer lugar, reconocer la soberanía de los Estados con los que limita directamente. Canadá no podría prosperar sino reconociera la soberanía de EE.UU. y viceversa. Lo mismo podríamos decir de Inglaterra y Francia, y de Alemania y Francia. Los palestinos tienen que respetar el derecho de Israel a existir no por el bien de Israel, sino por la causa palestina.

Recientemente, la organización Estudiantes Nacionales por la Justicia en Palestina puso en marcha algo llamado “Semana del Apartheid Israelí”. Ahora, concediendo que no es el más pegadizo de los nombres, se trata de una frase totalmente inexacta para describir el presunto fenómeno que Israel está “imponiendo” en los territorios bajo administración palestina.

La “SJP” llama apartheid a la posición palestina, pero se trata de dos entidades políticas distinta – Autoridad Palestina e Israel – y no de un país unificado, como en el caso de Sudáfrica. No es una política étnica ni racial forzada porque hay blancos Israelíes, negros Israelíes, árabes Israelíes, Israelíes cristianos y demás; ninguno de los cuales son cómplices en una declarada “política de apartheid.” Esta realidad le da crédito a la inexactitud del termino “apartheid”. El gobierno no segrega activamente en base a la condición racial.

La paz es y ha sido el objetivo de Israel, pero la “SJP” se niega a reconocer esto. En 2005, Israel se “retiró unilateralmente” de Gaza. El gobierno Israelí expulsó de manera sistemática a residentes de 21 asentamientos Israelíes en la Franja de Gaza. No fue la primera vez que Israel reestructuró sus propios límites con la idea de lograr la paz. Lo hizo con anterioridad, cuando se retiró y devolvió toda la península del Sinaí a Egipto. Es una tendencia, una tendencia a la paz. La retirada de Gaza dio considerable poder político para Gaza y Egipto, que comparten una frontera. En la teoría política normativa, si las partes estaban operando en un modelo realista, Israel hizo una seria concesión que es relativamente desconocida. Similar a cuando los Estados Unidos devolvieron la compra de Luisiana y luego los franceses devolvieron, a su vez, Luisiana a la población nativa. Esto, al final, fue un esfuerzo de buena voluntad teniendo en mente, como fin último, la paz. A los ojos de los palestinos, fue una gran plataforma para lanzar proyectiles contra Israel.

Los obstáculos para la paz permanecen en manos de los palestinos, a quienes, con toda honestidad, les gustaría ver la retirada total de Israel de toda la región. Por desgracia, eso no va a suceder, y por lo tanto, una nueva meta debe ser refrendada, una que, de manera sistemática, elija la paz en lugar de la quimera de la expulsión de Israel de la región. La paz es la respuesta, no la herramienta para crear una misma barrera a la misma.

Traducción: Grupo ReVista

Publicado originalmente el 8 de Abril de 2013 en CAMERA on Campus (http://www.cameraoncampus.org/)

Comments are closed.