El silencio del periodismo

Los medios de comunicación en español parecen abordar de manera selectiva el conflicto palestino-israelí, silenciando aquellos hechos que refutan la representación del mismo que pretenden imponer entre los lectores: un panorama ilusoriamente definido en términos absolutos.

El silencio – la omisión deliberada – de sucesos que forman parte de este conflicto pasa a ser, así, parafraseando a Miguel de Unamuno, “la peor mentira”, que trasforma a dicho conflicto a los ojos del público en un escenario con actores precisados por los propios medios: víctima y victimario, oprimido y opresor, se vuelven papeles dispuestos de manera inequívoca, sin matices; irreales.

Y es justamente ese silencio de determinados sucesos – aquellos que podrían poner en duda el papel asignado a la parte palestina – el que posibilita la presentación maniquea de la realidad.

Por ejemplo, la pasada semana hubieron dos hechos significativosque la prensa en español acalló.

El primero

Los medios parecen siempre bien predispuestos a recoger las declaraciones y los informes que surgen de la ONG israelí B’Tselem, que habitualmente cargan contra las políticas del gobierno de su país.

Pero en esta oportunidad, la opinión que surgía de uno de los miembros de su junta, no parecía ajustarse al cuadro que los medios parecen querer retratar del conflicto.

Mordechai Kremnitzer, reconocido jurista israelí y miembro de la junta de B’Tselem publicó un artículo de opinión en el diario Jerusalem Post el 28 de septiembre de 2014, en el que afirmaba:

“… es esencial que cualquier procedimiento que podría conducir a la asignación de responsabilidad penal sea justo y equitativo… Parece que el Comité encabezado por el Prof. William Schabas no cumple esta norma”.

William Schabas fue elegido para encabezar el Comité Investigador de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

¿Por qué se obvió esta opinión – siendo la ONG una fuente de información a la que los medios recurren asiduamente?

El segundo

Un artículo del Jerusalem Post publicado el 30 de septiembre señalaba – en una crónica sobre las reacciones a la mudanza de varias familias judías a sus nuevos hogres comprados en el barrio árabe de Silwan, en Jerusalén (Este) – que Fadi Maragha, un representante local de Fatah declaró:

“Estábamos aquí, y nosotros estaremos aquí hasta que tengamos toda Palestina sin ningún judío“.

“Sin ningún judío”…

¿Por qué el silencio sobre esta significativa declaración?

El diario añadía que, pregunta sobre qué pasaría con el hijo y agente inmobiliario a quien él había vendido la propiedad, Maragha dijo que sentía que deberían morir, pero no creía que eso sucedería.

El extra

Según dio a conocer la organización Palestinian Media Watch, la Autoridad Palestina, presidida por Mahmoud Abbas, le rindió homenaje a los secuestradores y asesinos de los tres jóvenes israelíes.

Los medios en español… en silencio.

El silencio es la abstención de hablar o la falta u omisión de algo por escrito.
Quizás un silencio no haya dicho tanto sobre los medios como este. Un silencio que es mayor que estos tres ejemplos recientes. Un silencio que reescribe la realidad para retratar a un Israel devenido en el arquetipo de la iniquidad: una suerte de medida patrón del mal.

El silencio, así, es una forma de decir. Y lo que dice es evidente, y no es la realidad.

José María Rubio Ferreres, profesor titular en el Departamento de Filosofía II de la Universidad de Granada, explicaba (Opinión pública y medios de comunicación. Teoría de la agenda setting) que el sociólogo Robert Park dio mucha importancia a la influencia señalizadora de las noticias, y añadía que McCombs refuerza esta idea al afirmar que:

“Los editores y directores informativos, con su selección día a día y su despliegue de informaciones, dirigen nuestra atención e influyen en nuestra percepción de cuáles son los temas más importantes del día. Esta capacidad para influir en la relevancia de las cuestiones del repertorio público es lo que se ha dado en llamar la fijación de la agenda por parte de los medios informativos”.

A su vez, decía también que:

“La selección de las noticias más importantes dada al inicio de los informativos, la noticia o noticias que aparecen en la primera página de los periódicos, el tamaño de los titulares, la extensión de una noticia y el insistir en ella un día y otro día, apuntan hacia la determinación de la importancia de los acontecimientos y ponerlos en el centro de atención de la opinión pública. Son los medios lo que trazan las pistas sobre la importancia de los temas de la agenda diaria. En cuanto al público, éste recurre a esas pistas de relevancia para organizar y también decidir cuáles son los temas más importantes que atraen su atención. De ahí que la agenda de los medios de información se convierte en la agenda pública. En otras palabras,los temas de preocupación más destacados se transforman en temas de preocupación más importantes.

Así, el silencio selectivo de la prensa sobre un hecho que se inserta en una realidad ampliamente cubierta, se transforma en un mensaje muy claro – aunque no para los lectores.

Comments are closed.