El diario tiraba un gran tintero sobre el texto de la historia, borrando dos hechos centrales del conflicto:
a) Para comenzar, el conflicto es árabe-israelí las guerras de agresión de coaliciones de ejércitos árabes contra Israel en 1948, 1967 y 1973 son evidencia de ello; como también lo son los boicots promovidos por dichos países contra el estado judío, o el hecho de que la OLP la fundara la Liga Árabe.
b) El otro punto relevante es que los líderes palestinos han tenido más de una oferta concreta de paz y estadidad que han rechazado vez tras vez.
Alex Safian, analista de CAMERA, explicaba en un artículo de 2011 que, por lo menos en tres oportunidades los palestinos rechazaron la estadidad cuando les fue ofrecida:
1. En 2008, luego de prolongadas conversaciones, el entonces Primer Ministro israelí, Ehud Olmert, se reunió con el presidente palestino Mahmoud Abbas, y le presentó un plan de paz global. Según el plan de Olmert, Israel habría anexionado los asentamientos’ israelíes más importantes y, a cambio, habría entregado territorio israelí equivalente a los palestinos, y habría dividido Jerusalén.
Al final Abbas se negó a decir que sí. (Olmert: Abbas nunca respondió a mi oferta de paz, Ha’aretz, 14 de febrero de 2010).
2. En el verano de 2000, el presidente de Estados Unidos Bill Clinton acogió intensas conversaciones de paz en Camp David entre el líder palestino, Yasser Arafat, y el líder israelí, Ehud Barak, que culminaron en un plan integral conocido como los Parámetros de Clinton, que era muy similar al posterior plan Olmert, aunque no tan amplio.
A pesar de las enormes concesiones que el plan requería de Israel, el Primer Ministro Barak aceptó la propuesta del presidente Clinton, en tanto que Arafat se negó, regresó a casa y lanzó una nueva campaña terrorista contra los civiles israelíes (Segunda Intifada).
Incluso en medio de esta ola de violencia, Ehud Barak continuó negociando hasta el final de su mandato, culminado con una propuesta israelí en Taba, que ampliaba aquella delineada por Clinton. Barak les ofreció a los palestinos la totalidad de Gaza, la mayor parte de Cisjordania, ningún control israelí sobre la frontera con Jordania o adyacente al Valle del Jordán, una anexión israelí menor alrededor de tres bloques de asentamientos’ balanceada por un área equivalente de territorio israelí que sería cedido a los palestinos.
3. Y, por supuesto, la oposición a la ya señalada Resolución 181 de la ONU, la resolución de Partición.
Y así, continuaba explicando los motivos por los que la normalización de relaciones entre Emiratos Árabes Unidos e Israel es negativa:
El precio que pagan los palestinos es en cambio enorme. En la práctica, los Emiratos renuncian a reclamar el cumplimiento de la resolución de las Naciones Unidas que obliga a Israel a retirarse de los territorios ocupados, y el acuerdo deja sin efecto práctico el plan Abdulá de 2002, que condicionaba el reconocimiento diplomático de Israel por los miembros de la Liga Árabe a la creación del Estado palestino en Gaza y Cisjordania. Y al dejar en una nebulosa el futuro palestino, las condiciones en las que Israel y los EAU normalizan sus relaciones debilitan a la Autoridad Palestina, muy desprestigiada, y alimentan la estrategia de las facciones palestinas más radicales y del yihadismo.
El medio mencionaba de la practicidad del plan árabe (¿en qué consistiría su practicidad, en que Israel debía conceder?), pero olvidaba mencionar que se trataba de la parte agresora (y posteriormente derrotada) pretendiendo imponer sus condiciones a la parte agredida. El plan incluía, ni más ni menos, disposiciones, como la retirada a las líneas de 1967 y la retirada del Barrio Judío de Jerusalén básicamente, lo que no pedía la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU; es decir, volver al status quo anterior a la agresión árabe de 1967
Extraño giro. ¿Alguien se hubiese imaginado a Alemania, Italia y Japón imponiendo las condiciones de paz luego de la Segunda Guerra Mundial?
El ex embajador británico ante la ONU, y uno de los autores principales del texto de la resolución 242, Lord Caradon, indicóen 1974:
Y, además, declaró (Journal of Palestine Studies, An Interview with Lord Caradon, Spring – Summer 1976, pgs 144-45):
Por si quedara alguna duda respecto del significado del texto de la resolución 242 debido a sus diferencias entre la redacción en francés e inglés (retirada de territorios vs. de los territorios), Arthur Goldberg, el embajador de Estados Unidos ante la ONU en 1967 y uno de los diplomáticos clave en la redacción de la resolución, declaró:
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Moderaciones
, o la constitución de Fatah
El artículo 8 de la constitución de Fatah dice que la existencia israelí en Palestina es una invasión sionista. En tanto que el artículo 12 llama a la completa liberación de Palestina, y a la erradicación de la existencia económica, política, militar y cultural sionista. El artículo 19, aclaraba el método: La lucha armada es una estrategia, no una táctica, y la revolución armada del pueblo árabe palestino es un factor decisivo en la lucha por la liberación y en el arrancar la existencia sionista, y esta lucha no cesará a menos que el estado sionista sea demolido y Palestina completamente liberada. Y en el artículo 22 aclaraba, por si alguien no se había enterado aún, que se opone a cualquier solución política ofrecida como alternativa a la demolición de la ocupación sionista de Palestina
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Las omisiones, el desconocimiento y el evidente posicionamiento, conducían al medio a expresar ideas cojas y a sugerir la idea de que la paz no es siempre buena. No, al menos, si Israel anda de por medio y si no le cuesta, como suele decirse, un ojo de la cara.