Un ejemplo de ello era el artículo que publicaba el diario español El Periódico con motivo de los 70 años de la resolución de partición del territorio restante del Mandato Británico de Palestina (ya se había creado Transjordania, luego nombrado Jordania) que según :
Amal al Masri describe su pueblo con detalle mientras bebe un té humeante en elcampo de refugiados palestinos de Shatila, en Beirut. Habla de Ja’uneh, situado en el norte de Israel. Ella nació en la capital libanesa en 1955 y nunca lo ha pisado, pero su familia procedía de esa aldea ubicada en Palestina antes de mayo de 1948. Era muy bonita, famosa por sus olivos, estaba en la montaña, en la Palestina que perdimos’, relata Amal evocando lashistorias que oyó de sus padres.
Su familia huyó de Ja’uneh en mayo de 1948, ante el inminente ataque de las fuerzas judías .
Así comenzaba el texto que supuestamente recordaba la partición del Mandato Británico de Palestina cuyo documento establecía que las principales potencias aliadas también han acordado que el Mandatario debe ser el responsable de poner en vigor la declaración formulada originalmente el 2 de noviembre de 1917, en la cual el Gobierno de Su Majestad Británica – y aprobado por dichas potencias – a favor de la creación en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de comunidades no-judías existentes en Palestina.
La voz humana, emocional, palestina ante el frío e inminente ataque judío
Es decir, ya de entrada se le sugería al lector, sin disimulos, que los árabes-palestinos fueron agredidos por los judíos.
El resto es un discurrir por los reiterados olvidos de las masacres de judíos a manos de sus vecinos árabes (como la de Hebrón en 1929) , la omisión de la expulsión de judíos de territorios árabes, el no rotundo de los países árabes a la partición que tenía un claro objetivo, según Azzam Pasha, Secretario General de la Liga Árabe: una guerra de exterminio y una masacre trascendental contra el Estado judío.
Y, claro está, un tránsito a través de las convenientes fuentes que suponen meras suposiciones que sólo reafirman los posicionamientos previos (es decir, siempre favorables a la perspectiva palestina; cualquier otra voz no tiene cabida):
Varios académicos israelíes, como Avi Shlaim, del grupo de los Nuevos Historiadores, que rebaten la versión oficial israelí de la historia del país, defienden que los líderes sionistas tenían intención de expandir las fronteras de Israel, basándose en declaraciones de dirigentes como David Ben Gurion, el principal fundador del Estado de Israel.
Fuentes (o las herramientas de confirmación de parcialidades y prejuicios)
Las fuentes suelen ser, en el caso palestino, aquellas que responden a la corriente de pensamiento general o dominante (¿Por qué no mencionar al activista de Derechos Humanos palestino Bassem Eid, por ejemplo?). Cuando se trata de la mención de una fuente israelí, esta pertenece a una ONG anti-israelí o a una visión marginal que sirve para retratar negativamente al Estado judío.
Tal es el caso de los mencionados nuevos historiadores. ¿Por qué no citar, por ejemplo, a un historiador como Efraim Karsh? ¿Será porque lo que dice no se ajusta al posicionamiento del periodista?:
los líderes sionistas aceptaron la solución de los dos Estados nada menos que en 1937, cuando la planteó por primera vez una comisión de investigación británica dirigida por Lord Peel. Y aunque esa aceptación fue en cierto modo a regañadientes, dado que el Estado judío propuesto ocupaba solamente un 15% del territorio del Mandato al oeste del río Jordán, fueron los líderes sionistas los que, diez años más tarde, encabezaron la campaña internacional por una solución de dos Estados que culminó en la resolución de partición de Naciones Unidas de noviembre de 1947.
[ ]
En cambio, los líderes árabes palestinos, así como los países árabes vecinos, han rechazado constantemente la solución de los dos Estados. El informe de la Comisión Peel de julio de 1937 dio lugar a una intensificación de la violencia, que había empezado el año anterior y provocó la reducción del tiempo de deliberación de la referida comisión, mientras que la resolución de partición de noviembre de 1947 desencadenó inmediatamente un estallido de violencia palestino-árabe, seguido seis meses después por un intento panárabe de destruir el recién proclamado Estado de Israel.
[ ]
Si los palestinos hubiesen aceptado la solución de los dos Estados en la década de 1930, o en la de 1940, para 1948 habrían tenido su Estado independiente en una parte sustancial del Mandato, si no una década antes
Uno de los símbolos de los llamados nuevos historiadores ¿acaso, de una nueva forma de hacer historia? , Ilan Pappe, llegó a decir en una entrevista concedida en 1999 a Baudouin Loos para el diario belga Le Soir:
Admito que mi ideología influencia mis escritos históricos, ¿y qué?
¿Para qué mencionaba el medio a uno de los nuevos historiadores?
Pues para introducir una falacia: que los líderes sionistas tenían intención de expandir las fronteras de Israel, basándose en declaraciones de dirigentes como David Ben Gurion, el principal fundador del Estado de Israel.
Esto se basa en una frase falsa de 1937 atribuida a Ben Gurion (Debemos expulsar a los árabes y ocupar su lugar. Pero hay que esperar el momento oportuno para hacer que esto suceda, por ejemplo una guerra). Según el profesor Efraim Karsh (Fabricando la Historia de Israel, p 49-50; Un camaleón, no obstante), que examinó en los archivos el documento original de 1937 (una carta escrita a mano de Ben-Gurion a su hijo Amos), esto es lo que el párrafo en cuestión dice en realidad:
No deseamos y no necesitamos expulsar a los árabes y ocupar su lugar. Todas nuestras aspiraciones se basan en la suposición -demostrada a lo largo de toda nuestra actividad en la tierra [de Israel]- de que hay espacio suficiente en el país para nosotros y los árabes.
A propósito de nuevos historiadores y refugiados árabe-palestinos
Benny Morris documentó que los palestinos que huyeron de Haifa lo hicieron en contra de los ruegos de sus vecinos judíos y de un General británico de que permanecieran en el lugar:
|
Así, al parecer, toda fecha, todo hecho, se transforma en una excusa para reiterar el pronunciamiento: los palestinos son las víctimas del colonialismo judío. Y el Plan de partición, no iba a ser menos:
Queremos volver a nuestra tierra, que fue entregada por otros países a los sionistas’, afirma Amal .
El artículo hacía a los judíos extraños en su tierra, tanto, que no se mencionaba ningún derecho para el Pueblo judío. De hecho, la palabra pueblo y autodeterminación sólo se mencionan referidas a los palestinos.