El País y Balfour, un importante despropósito histórico

Una carta de Londres, 67 palabras, 100 años sin paz es el artículo publicado por el diario El País que muestra, como mínimo, un desconocimiento histórico destacable.

Entre errores, omisiones, medias-verdades y sesgo informativo, el artículo parece seguir a la perfección el guion de los líderes palestinos para deslegitimar al estado judío, entre otras cosas, borrando toda conexión histórica del pueblo judío con su tierra.

Como si Palestina hubiera existido alguna vez como una entidad política e independiente, el corresponsal en la región de El País, juega a confundir términos políticos, geográficos y de población.

A continuación, algunos de los “errores” del artículo:

1- Balfour: “El inicio de un imparable retroceso territorial.”

Independientemente de qué posicionamiento político tenga alguien respecto al conflicto entre palestinos e israelíes, existe una verdad irrebatible: Palestina jamás existió como un Estado independiente.

De modo que es poderosamente llamativo que el corresponsal afirme que Balfour puede ser considerado para los palestinos como “El inicio de un imparable retroceso territorial”.
¿Retrocesorespecto de qué? ¿A partir de qué?

2- “… la provincia otomana de Palestina”

No, señor. No existió una provincia con ese nombre. Se llamaba provincia de Siria (Vilayet de Siria), era mucho más ampliaylo que hoy entendemos como Palestina, estaba repartida entre distintas sub-provincias (sanjuk) o distritos.

De hecho, puestos a hablar del término “Palestina”, y ya que estamos británicos, acudamos a la enciclopedia británica:

Tras la época romana, el nombre no tuvo estatus oficial hasta después de la Primera Guerra Mundial y el final del gobierno del Imperio Otomano. Entonces fue adoptado por una de las regiones encomendadas a Gran Bretaña. Además del área que comprende aproximadamente el actual Israel y Cisjordania, el mandato incluía el territorio al este del río Jordán que ahora constituye el Reino Hachemita de Jordania, y que Gran Bretaña colocó bajo una administración separada de la de Palestina inmediatamente después de recibir el mandato para el territorio.”

No se empleaba el término oficialmente hasta el fin de la primera Guerra Mundial, y además incluía Jordania… Nada que ver con lo que cuenta El País.

3- Jordania, ya, si eso, para otro capítulo.

De hecho, el corresponsal ignora durante todo el artículo la existencia de Jordania:

“Para los palestinos, que hace 100 años representaban el 90% de la población en la región, la misiva del Ejecutivo de Londres marca en la memoria colectiva el inicio de un imparable retroceso territorial.”

Ese supuesto “imparable retroceso territorial” oculta que un 80% de esa región fue entregada a los árabes, y es hoy el reino Hachemita de Jordania.

Un olvido garrafal, si se pretende explicar la geografía y la historia de la región.

Por otra parte, a qué se refiere como “palestinos”. Recordemos que “hace 100 años”, se denominaba “palestino” a cualquiera que habitara esa tierra, fuera árabe, judío o cristiano. El periódico The Jerusalem Post, por ejemplo, era conocido como The Palestinian Post. Confundir árabes musulmanes con palestinos es grave, más cuando se pretende hacer un trazado histórico de la región.

4- Contando sólo un lado de la historia

Otra perla del sesgo informativo:

“Su repliegue desde la partición aprobada por la ONU hace 70 años, que precedió a un conflicto armado en el que 750.000 palestinos tuvieron que dejar sus hogares, se ha prolongado hasta nuestros días con la ocupación militar tras la guerra de 1967.”

¿De dónde se “replegaron los palestinos”? ¿De un país que jamás tuvieron?

¿De dónde surge ese conflicto armado? ¿Por qué olvida el detalle de que fue iniciado por el ataque de 6 países árabes que rechazaron que los judíos pudieran tener su propio estado en su tierra ancestral?

750.000 palestinos tuvieron que dejar sus hogares, pero ¿por qué non menciona que unos 800.000 judíos también tuvieron que abandonar sus hogares, expulsados por culpa de la negativa árabe?

5- Opinión como si fuera información

Afirma el diario que:

“Una aproximación histórica denota que, antes incluso de tomar el control territorial de Tierra Santa, el Gobierno imperial de Londres necesitaba garantizarse el control del canal de Suez para mantener la comunicación con sus colonias en Asia”.

Tal vez sea una de muchas lecturas. ¿Es la única? ¿Por qué no figuran otras? Por ejemplo: que la declaración de Balfour puso fin a siglos de injusticia y devolvía el derecho a un pueblo a retornar a su tierra de origen.

Claro que eso supondría mencionar la conexión de los judíos con la Tierra de Israel, algo que el periodista evita hacer cuidadosamente a lo largo de todo el artículo.

6- Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid…

De repente, para explicar la Declaración de Balfour, el periodista decide viajar en el tiempo y hablar del “atentado con bomba contra el hotel King David de Jerusalén —que albergaba instalaciones civiles y militares británicas—, donde murieron 92 personas.”

¿Por qué de ese atentado y no, por ejemplo, la violencia contra los judíos en la zona, con uno de sus mejores exponentes: la Masacre de Hebron de 1929 durante la que unos 67 judíos fueron asesinados por los árabes? ¿O de la alianza entre los “palestinos” y los nazis con el Gran Mufti de Jerusalén, a la cabeza?

¿Acaso sólo interesa destacar la violencia de un lado?

Por cierto que la Agencia Judía (entonces la máxima autoridad judía en la zona), condenó firmemente el atentado. Pero para qué detenernos en minucias que pueden echar por tierra toda una labor de demonización.

En definitiva, una artículo acerca de la Declaración de Balfour con errores históricos y confusiones de términos, que omite en todo momento mencionar la relación de los judíos con su tierra de origen, ofreciendo así exclusivamente una imagen de israelíes usurpadores. El texto se olvida del 80% de la tierra de la que dice hablar (Jordania) y tan sólo menciona la violencia cometida por los sionistas, obvia las víctimas judías, y la responsabilidad de los países árabes en las guerras (que ellos iniciaron) brilla por su ausencia.

Los lectores de El País merecen más periodismo y menos toma de partido.

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