El País: BDS y los cantos de sirena

Jesus A. Nuñez Villaverde, Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) describe en su artículo Palestina se acerca a la nada (10 de febrero de 2014) un panorama desalentador para el futuro estado Palestino basado en la voracidad israelí y destaca el movimiento BDS como la “última baza para intentar romper el guión establecido desde hace mucho tiempo” que, según su lectura, conduce a los palestinos a la “nada” mencionada en el título.

EL TÍTULO Y LA IDEA PRINCIPAL SUBYACENTE:

“Palestina”, como estado para los palestinos no se acerca a la nada, porque “Palestina” como tal nunca ha sido más que un proyecto. Muchos análisis presentan la actual situación como si fuera resultado del “robo” de una tierras. Transmiten la sensación de que en el pasado hubiera habido un estado palestino, pero es que éste nunca existió.

Y esto es así, no precisamente por culpa de los israelíes, sino de los mismos árabes y palestinos que en su día rechazaron la oferta de la ONU de tener su propio estado. Un error que unos 45 años más tarde lamentó el mismísimo presidente Abbas.

Dado el hecho de que se vuelva a estar en negociaciones para conseguir poner fin al conflicto, bien podríamos perfectamente cambiar el título por un “Palestina vuelve a tener una oportunidad para salir de la nada”.

ISRAELÍES MALVADOS VS INOCENTES PALESTINOS

Por otra parte, el maniqueísmo de este artículo no parece a la altura del indudable nivel de análisis del señor Núñez Villaverde.

Por ejemplo, el terrorismo palestino, que hasta 2014 ha sesgado la vida de 3.728 israelíes, apenas figura en este texto como una “excusa” no válida para que los israelíes ejerzan sobre unos palestinos indefensos todas los expolios y maldades. Esta lectura, que convierte a la violencia palestina en una consecuencia de la ocupación, no se sostiene al mirar los hechos. La violencia árabe contra los judíos empezó antes de que el estado de Israel declarara su independencia, las guerras del 48 y del 67 fueron iniciadas por los países árabes antes de que existiera dicha ocupación.

Se suceden en el artículo del señor Núñez Villaverde acusaciones muy duras, pero vagas y sin ningún apoyo documentado. No por muchas veces repetirla, la opinión se convierte en un hecho.

Las dos acusaciones más concretas tal vez sean las referidas al agua y al bloqueo de Gaza, al que el analista compara con una cárcel.

Acuíferos:

La acusación de que los israelíes roban el agua a los palestinos está muy propagada, sin embargo, tal y como lo explicaba el director asociado de CAMERA, Alex Safian:

“Ante todo, Israel tiene tres fuentes principales de agua:

1. El Acuífero Costero, que está completamente dentro de Israel;

2. El Acuífero Occidental, que monta a horcajadas el límite entre Israel y Cisjordania. La mayor parte del agua del Acuífero se almacena debajo de Israel, es fácilmente accesible en Israel, y la mayor parte de sus aguas siempre se han utilizado en Israel o el territorio que se convirtió en Israel antes de 1967;

3. El Mar de Galilea, que está completamente en Israel y se alimenta del Jordán y de manantiales subacuáticos.

Además, cada año más de 40 Mm3 (millones de metros cúbicos) de agua de fuentes que se encuentran dentro de Israel se direccionan por encima de la Línea Verde para que la usen los palestinos en Cisjordania. Por ejemplo, la importante ciudad palestina de Ramallah y las comunidades palestinas adyacentes recibe más de 10 Mm3 de Israel anualmente, según la Compañía de Agua de Jerusalén (JWU, por sus siglas en inglés), la empresa palestina de abastecimiento de agua. Esto representa cerca del 83 por ciento del agua que suministra la empresa de servicio. (La cifra que proporciona el sitio web de JWU corresponde a un promedio de 28.000 metros cuadrados diarios. Aparte del error tipográfico al escribir metros cuadrados en lugar de metros cúbicos, esto representa 10 Mm3 anuales).

Y a pesar de que los gobernantes de Hamas en Gaza le han declarado a Israel una guerra virtual, Israel todavía le envía a Gaza otros 4 Mm3 de agua israelí a través de la Línea Kissufim del Portador de Agua Nacional, que sirve a las localidades palestinas de El-Bureij, Moazi, Abasan, Bani Suheila y Khan Yunis ( (Datos estadísticos sobre el área de Gaza y Jericó, Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, Junio de 1994). “

Gaza

En primer lugar el bloqueo es legal según la ley internacional, y para ponerle fin, a Hamás sólo se le exige que cumpla las tres exigencias del Cuarteto para Oriente Medio compuesto por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la ONU. Es decir reconocer a Israel, renunciar a la violencia y aceptar los acuerdos palestino-israelíes previos. Hamás se niega.

En segundo lugar, dicho bloqueo no sólo cuenta con el beneplácito del presidente palestino Mahmud Abbas sino que además no es responsabilidad exclusiva de Israel. Egipto comparte 11 kilómetros de frontera con Gaza.

En tercer lugar, siempre se ha permitido transportar material de primera necesidad a la Franja, incluso durante momentos de conflicto bélico. Además, últimamente, Israel ha ido aliviando paulatinamente el bloqueo. Y más especialmente desde que Egipto destruyó el 90% de los túneles subterráneos.

TEL AVIV SIGUE SIN SER LA CAPITAL DE ISRAEL

El problema del análisis de Núñez Villaverde es que parece partir de un juicio pre- establecido que determina que Israel no tiene justificación alguna para sus acciones, y que los palestinos no tienen ninguna responsabilidad por encontrarse en la situación en la que se encuentran.

El mismo empleo de Tel Aviv como capital que hace el analista, muestra ese sesgo en la lectura de la situación. Tel Aviv no es la capital de Israel, y sin duda el autor no desconce esa realidad. Según todas las definiciones, la capital de un país es la localidad “cabeza de un Estado” (Capital = relativo a la cabeza). La sede de gobierno de Israel, la jefatura del Estado, la casa presidencial, la vivienda del primer ministro, los ministerios (salvo el de Defensa) y agencias gubernamentales, su parlamento (o Knesset), y la Corte Suprema de Justicia se encuentran en Jerusalén. Es decir, Jerusalén es la cabeza del estado israelí.

Cierto es que gran parte de la comunidad internacional no lo ha aceptado y las embajadas extranjeras se han mudado ahí en señal de protesta, pero no existe definición alguna en el mundo que supedite la capitalidad de un estado a que en ella se ubiquen las embajadas. De hecho los corresponsales suelen alojarse en Jerusalén, ya que desde ahí salen las decisiones políticas del país.

Independientemente del reconocimiento que el autor haga o no de la capitalidad de Jerusalén, referirse a Tel Aviv como capital de Israel es totalmente incorrecto. Lo mismo valdría citar Haifa o Sderot.

NEGOCIACIONES

El autor confunde algunos hechos relevantes y asegura en su artículo, por ejemplo, que lo que el actual ejecutivo israelí está dispuesto a otorgar, si bien “siguen debajo del mínimo… es más que lo que ningún gobierno israelí haya estado nunca dispuesto a aceptar”.

El problema es que no se sabe aún qué es lo que el actual ejecutivo está dispuesto a ofrecer, ya que las conversaciones están aún en marcha y se desarrollan con una extrema discreción. Y las líneas rojas pre-establecidas pueden desteñirse a lo largo de los encuentros. Algo que, de hecho, preocupa sobremanera a los opositores de ambos lados.

Lo que sí se sabe es lo que otros gobiernos sí estuvieron dispuestos a dar. Por ejemplo,

el plan de Olmert, probablemente el plan más generoso jamás presentado, incluía la anexión israelí de los principales bloques de asentamientos judíos y, a cambio, acordaba ceder territorios soberanos israelíes. Jerusalén sería dividida según los principios del ex presidente Bill Clinton. Olmert aseguró en declaraciones a la prensa israelí haber alcanzado un acuerdo preliminar con Abbas sobre los refugiados palestinos. En febrero de 2010, Olmert afirmó que Abbas nunca le había respondido a su oferta de paz.

BDS

Hay otras cuestiones debatibles y matizables en el artículo de Núñez Villaverde, en las que apenas merece la pena entrar ya el objetivo último del texto consiste en alabar el movimiento de BDS (Boicot, desinversión y sanciones), pero, limitándose a su acercamiento pretendidamente humanitario, sin detenerse en su fin último ni en su dimesión política.

De hecho, Núñez Villaverde limita los objetivos del BDS a la consecución de un estado palestino, y al “fin de la ocupación, el desmantelamiento del Muro y el reconocimiento pleno de derechos a los árabes-israelíes (un 20% de palestinos que viven en Israel, convertidos en ciudadanos de segunda categoría)”.

¿Confunde Núñez Villaverde a los árabes-israelíes con los árabes de Gaza y Cisjordania? Éstos últimos no son israelíes, viven en unas tierras que, con algunas variaciones, se supone que tarde o temprano serán un estado palestino.

Y respecto a los árabes israelíes gozan de los mismos derechos que los judíos israelíes. Su lengua es la lengua co-oficial del Estado, cuentan con varios representantes en la Knesset, tienen libertad de expresión, acceso a todos los cargos públicos, etc… Así que, como ya se ha explicado una y otra vez, eso del Apartheid no es aplicable.

Lo que no comenta el artículo, sin embargo, es cuál es el óbjetivo último del movimiento BDS. Recordemos que éste pide que Israel absorva a los refugiados palestinos. Al respecto, el mismo co-fundador del movimiento, Omar Barghouti, lo explicó en febrero del 2013 en un evento patrocinado por Estudiantes por la Justicia en Palestina de Yale:

“si los refugiados [palestinos] retornaran, no habría una solución de dos estados, habría una Palestina al lado de otra Palestina”

Más claro aún fue en septiembre de 2013:

“… definitivamente nos oponemos a un estado judío. Ningún palestino racional… aceptará jamás un estado judío en cualquier parte de Palestina”.

Ese es el objetivo del BDS: el fin de un estado judío. Tiene poco de humanitario por mucho que las buenas palabras de quienes lo apoyan consigan engañar con sus cantos de sirena a mentes brillantes.

¿ÉTICA?
Y respecto a los “adeptos tan notorios” al BDS que Núñez Villaverde nombra, destaquemos por unos instantes a unos de esos “fondos de pensiones internacionales”, ya que puede ayudar a entender la verdadera dimensión de este fenómeno tan frívolamente valorado.

El Danske Bank es uno de los bancos que por “razones éticas” ha decidido apuntarse al BDS. El analista de CAMERA, Marcelo Wio, explicaba que esta entidad “le suministró servicios financieros a Tanchon, una compañía de Corea del Norte que vendió misiles balísticos a Irán.” Iran, un país donde la homosexualidad se pena con la muerte, donde los ciudadanos están sujetos a “torturas, detenciones arbitrarias y juicios injustos” y donde “hubo un aumento notable en aplicación de la pena de muerte, incluso en casos de opositores políticos y delincuentes juveniles”. Danske Bank también tiene negocios con Kazajistán o Abu Dhabi, países bastante poco democráticos.

¿Es esto ética?

Comments are closed.