EFE abraza la narrativa palestina

El 11 de junio de 2012, la agencia EFE emitía una nota analítica en la que abrazaba la narrativa palestina, empleando su misma terminología y presentándola como única verdad.

Se cumplían 45 años del fin de la Guerra de los Seis Días, pero EFE prefería presentar la efeméride como “el 45 aniversario del comienzo de la ocupación de los territorios palestinos”, posicionándose desde el mero planteamiento de la nota.

A lo largo del extenso texto explicativo, se recogen varias declaraciones del asesor de la ANP, Mohamed Shteye, y de Hanán Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la OLP. Pero hay que esperar hasta el final para encontrar 4 líneas dedicadas a la versión israelí en la figura de su portavoz Mark Reguev.

Desde el primer párrafo, la agencia deja clara su postura respecto al proceso de paz asegurando que la solución de “dos estados para dos pueblos” se diluye día a día “por el proyecto de colonización israelí”.

La crónica presenta además, la Guerra de los Seis Días completamente descontextualizada, sin explicar cómo empezó y dando a entender por ello, que fue una guerra correspondiente a una glotonería territorial israelí y nouna respuestaante un casus belli.

Escribe que “esa contienda convirtió al Estado judío en potencia ocupante”, pero en ningún momento explica que no fueron “ocupados” a los palestinos, sinoa Egipto y Jordania, quehabían conquistado previamente esos territorios tras la guerra que ellos mismos iniciaron en 1948. Tampoco se aclara que esosterritorios fueron rechazados por los árabes al no aceptar la partición de la ONU de 1947.

Posteriormente, EFE reincide en emplear el discurso palestino como único discurso válido al asegurar que “los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén oriental suponen uno de los mayores, sino el principal obstáculo para la creación del estado palestino.” Sin embargo, no le corresponde a una agencia opinar, sino informar. Y en este caso falta información acerca de la otra cara de la moneda.

Así si EFE hubiera querido reflejar parte de opinión israelí, habría explicado, por ejemplo,que hubo un congelamiento de las construcciones durante 10 meses y que aún así, Abbas rechazó sentarse a negociar porque no incluían Jerusalén. También habría explicado que durante negociaciones anteriores, con otros ejecutivos israelíes, el ritmo de construcciones era más elevado y que eso no supuso un problema. O que Abbas tuvo sobre su mesa una propuesta concreta por parte del ex primer ministro Ehud Olmert, que contemplaba la retirada israelí (salvo de los tres los principales bloques de asentamientos judíos a cambio de ceder territorios soberanos israelíes) y que incluso ofrecía dividir Jerusalén según los principios del ex presidente Bill Clinton. Propuesta que nunca obtuvo respuesta.

EFE tampoco menciona la insistencia israelí en volver a las negociaciones, ni el rechazo palestino a reconocer a Israel como un estado judío, dos aspectos que para Israel son clave en sus relaciones con los vecinos, y que deberían figurar en cualquier informe imparcial.
La crónica de EFE asevera que:
“en noviembre de 1967 la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 242 que demandaba la retirada incondicional y completa de las tropas israelíes de los territorios ocupados, algo que Israel no ha cumplido mientras se acoge a la letra de ese texto que estipula “el derecho a vivir en fronteras seguras y reconocidas” al tiempo que defiende que se trata de zonas disputadas.”

Pero el caso es que la ONU no pidió una “retirada incondicional y completa”

1- La resolución 242 habla de la retirada “de territorios”, no de “LOS territorios” (“Withdrawal of Israeli armed forces from territories occupied in the recent conflict.”). Es una frase controvertida que no especifica exactamente de qué territorios debe retirarse, con lo cual es interpretativa la aseveración de EFE de que la ONU demanda una retirada “completa”. De hecho, hasta el momento, todas las aproximaciones a un acuerdo de paz hablan de un intercambio de tierras.

2- Acusar a Israel de “acogerse” a la letra del texto para no cumplir su compromiso es absurdo. Todo acuerdo conlleva un cumplimiento por ambas partes. Y en este caso la contraparte no ha cumplido con su responsabilidad de garantizar paz. Así que, una vez más asegurar que la ONU demanda una retirada “incondicional” también es un error.

Por otra parte, es especialmente llamativo que en una crónica que pretende ser un resumen de lo transcurrido desde 1967, no se haga una sola mención al terrorismo palestino y sus Intifadas, no figure la palabra Hamás, y que apenas mencione de modo anecdótico la devolución del Sinai y la Desconexión de Gaza, cuyo resultado fue un aumento de los ataques recibidos desde la Franja.

Una lástima para cualquiera que quiera conocer toda la verdad y no sólo una parte de ella.

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