BBC y su tratamiento sobre Israel: Bad Biased Coverage

La BBC ofrecía sus siglas para definir su cobertura de Israel: mala y sesgada (bady biased). Lo hacía en un artículo en el que pretendía explicar las barreras de seguridad de Israel, a raíz de que el presidente estadounidense Donald Trump señalara a una de éstas como el modelo para la frontera de su país con México.

“Lo que Trump toma como modelo a seguir es la valla de seguridad de Cisjordania.

Para Israel es una barrera ‘contra el terrorismo’. Para los palestinos y parte de la comunidad internacional se trata de una ‘monstruosidad’”.

Desde el vamos instalaba que el asunto es una mera cuestión de perspectivas (y que la israelí es una suerte de excepción, un caso aislado contra la mayoría). Es decir que para la corporación de radiotelevisión británica no existe una realidad medible o aproximable a través de datos – no subordinados a emociones, a propaganda. Así, los – muy pobres – eran relegados al final de la crónica, pero sólo para ofrecerlos como una dudosa aseveración “oficiosa” israelí. Es decir, como la parte minoritaria de esa batalla de pareceres, de afirmaciones, donde gana quien más emocione al público.

Nosotros no dejaremos para el final lo relevante.

Así, según un artículo publicado por Foreign Affairs en febrero de 2017, la valla de seguridad entre Israel y la zona de Cisjordania controlada por la Autoridad Palestina (a su vez controlada por Fatah), ayudó a contener la campaña palestina de atentados suicidas a mediados de los 2000.

Atentados suicidas, algo que no se mencionaba ni una sola vez en el texto de la BBC. Justamente la práctica característica de la “segunda intifada”. Justamente el accionar que, según explicaba el New York Times, llevó a la construcción de la barrera de seguridad:

Israel comenzó a construir este sistema de vallas y muros en 2002, en el punto álgido del segundo levantamiento palestino, cuando terroristas suicidas estaban detonándose en cafés, autobuses y ciudades israelíes”.

A su vez, la directora de ReVista de Medio Oriente apuntaba que, de acuerdo a los datos ofrecidos por el Centro Meir Amit de Información sobre Inteligencia y Terrorismo en un su informe de 2007, desde el estallido de la llamada “segunda intifada” en septiembre del año 2000, y hasta el año 2007, 1.213 israelíes fueron asesinados y 8.432 resultaron heridos en múltiples ataques y atentados cometidos por terroristas palestinos. A partir de la construcción de la valla/muro, la cantidad de ataques empezó a descender dada la dificultad física de cometer atentados en Israel.

Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Israel contabilizaba para el período entre el 29 de septiembre de 2000 y el 2007 (incluido), 1.127 víctimas fatales. De igual manera, mostraba una drástica disminución a raíz de la construcción de la mencionada valla:

Vale tener en mente, pues, lo que es una “intifada” – ergo, los objetivosde los líderes palestinos – cuando los medios hablan, por ejemplo, de “intifada de los cuchillos” tan alegremente, como si se tratase de una revuelta escolar.

Mientras tanto, la BBC mencionaba hacia en uno de los últimos párrafos que “para [Dany] Tirza [coronel de las Fuerzas de Defensa de Israel encargado del proyecto], según sus números, de 4.000 atentados en los comienzos de la segunda Intifada de 2002 el número se redujo a unos 30 ataques de 2007, cuando ya se había edificado buena parte de la valla de Cisjordania y se alcanzó un acuerdo de paz”.

Es decir, la solitaria “opinión” (o argumento) de quien se encargó del proyecto, enfrentada, en una disputa de versiones, al decir emocional y demonizador de Xavier Abileid – ¿será el conocido propagandista Xavier Abu Eid? -, de la OLP (“el muro significa la política de control y dominación de un poder ocupante contra la gente bajo ocupación”).

De esta manera, lo de buscar datos contrastables, ya se sabe, para otra oportunidad (o para otras coberturas).

Consecuentemente, la BBC elegía continuar diciendo:

“Es una controvertida muralla que comenzó a construirse desde 2002 y que se extiende por unos 500 km, que incluyen una parte en la ciudad de Jerusalén, para separar el territorio de los israelíes del de los palestinos”.

No es una “muralla”. De hecho, el propio ente de comunicación inglés decía unos párrafos más abajo que “sin embargo, la valla de seguridad de Cisjordania es la más importante, pues representa el 85% del sistema de barreras de seguridad instaladas por los israelíes”.

Entonces, ¿a cuento de qué venía esa definición falaz?

La sección de hormigón apenas alcanza los 4 kilómetros (por tramos separados), ya que en realidad, aproximadamente el 95% es una valla de alambre. La mencionada sección de concreto se corresponde con zonas estratégicas concretas, y fue construida para evitar los ataques de francotiradores (otra palabra – y acción – eludida por la BBC) palestinos.

Además, su objetivo no es “separar territorios”; esta es, en todo caso, más bien una consecuencia del mismo: ser un obstáculo físico a los ataques; es decir, impedirlos. Medida que, por otra parte, protegió vidas palestinas: fue una decisión defensiva y puramente preventiva ante la ola de atentados suicidas.

Hechos que, recordemos, la BBC esquivaba, al dibujar la llamada segunda intifada en algo tan abstracto que llegaba al punto de poner en duda la responsabilidad de los atentados terroristas, al afirmar que se trataban de “ataques atribuidos a los palestinos durante la II Intifada (levantamiento árabe)”. Algo que, por lo demás, es una manera que quitar la verdadera causa de la construcción de la valla de seguridad, convirtiéndola en un falaz intento israelí de “dividir” y “hacerse con territorio”.

A todo esto, no se trató de un “levantamiento” sino una estrategia violenta planeada por Arafat.

Pero, claro, a esta altura estaba claro que el objetivo de la BBC no era el de informar, sino, más bien, el de crear una suerte de escenario anímico en el que le fuese posible al lector “matar dos pájaros ideológicos de un tiro o de una lectura”: el de siempre, el Estado judío; el más reciente, Donald Trump; y el de igualar situaciones que no tienen parangón: la construcción de la barrera de seguridad en Judea y Samaria por parte de Israel respondió a necesidades de seguridad concretas.

A propósito de la valla entre Israel y Egipto mencionada en el artículo, vale la pena agregar un dato: conforme a Yehuda Ben Meir, director del Proyecto de Seguridad Nacional y Opinión Pública en la Universidad de Tel Aviv, dicha barrera “fue construida en cooperación con El Cairo, e incluye algunos puntos de cruce militares para que ambos ejércitos pueda colaborar cuando sea necesario”.
La idea de un Israel que se aísla es falaz. El problema es bien otro: Israel está rodeado de enemigos(está técnicamente en guerra con LíbanoHizbulá– y Siria) o países que lo fueron hasta hace muy poco, y cuya inestabilidad y volatilidad interna no es precisamente un elemento tranquilizador.

Así, y siguiendo lo que ya parece un habitual guion del sesgo anti israelí compartido por la práctica totalidad de medios en español, la BBC llegaba a cambiarle la capital a Israel:

El gobierno de Tel Aviv proyectó desde inicios de la década de 2000 la construcción de 725 km de los cuales han sido completados unos 525 km hasta el año pasado, es decir, casi el 72% de lo aprobado”.

De la misma manera en que el ayuntamiento de Bristol o Liverpool no dictaminan las políticas comunes inglesas, ni las diplomáticas, el ayuntamiento de Tel Aviv tampoco lo hace con las de Israel por la sencilla razón de que la sede del gobierno del Estado judío está en Jerusalén – que, en consecuencia, es su capital. Fue, pues, Jerusalén, como sinónimo del gobierno israelí, quien proyectó dicha valla.

Si se quiere evitar utilizar la capital del Estado judío como sinónimo de su gobierno (por el prejuicio que toque), está visto que pueden utilizar otras fórmulas, como la recién citada. Pero la corporación inglés elegía no hacerlo y, en su lugar, engañaba al lector.

Porque el problema es que la BBC sabe todo esto. Como también sabe buscar y corroborar datos. Es decir, sabe realizar el trabajo periodístico. Y es posible observar esto en otras coberturas (con sus más y sus menos, lógicamente). Con lo que cabe preguntarse cómo es posible que estos tan evidentes desaciertos (siendo muy generosos) periodísticos (siendo acaso aún más benévolos) terminen siendo publicados. Es decir, cómo pasan los controles que se suponen previos a que un material informativo llegue al lector.

O, dicho de otra manera, ¿la BBC tiene un proceso de publicación especial para el material sobre Israel? Lo que conduce a otro interrogante que acaso sea el mismo: ¿tiene la BBC otra pauta informativa para abordar los sucesos procedentes de Israel?

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