Apuntes al artículo de Ana Garralda en El País

El reportaje Colonas con licencia para dispararde Ana Garralda(17 de junio de 2012) publicado por El País, contiene varias inexactitudes que habría que destacar:

1- DATOS ERRÓNEOS

– La periodista asegura que el Krav Magá es:

“un arte marcial inventado por la resistencia judía en la Francia ocupada por la Alemania nazi, desarrollada por los militares franceses y perfeccionada por los israelíes”

Sorprendente afirmación, cuando se trata de un sistema de lucha y defensa personal desarrollado en Israel por el húngaro Imi Lichtenfeld para las Fuerzas de Defensa Israelíes.

2- OMISIONES Y MANIPULACIÓN DE DATOS

– Refiriéndose a la muerte causada por los ataques contra vehículos israelíes por parte de palestinos, la periodista minimiza el miedo que pueden sentir los colonos, explicando que “sin embargo, solo le ha sucedido a un colono en lo que va de año, según datos del ejército israelí.”

Más allá de que la muerte de una persona no le parezca suficiente (así parece indicarlo el empleo del adverbio “sólo”) es probable que la periodista no se esté refiriendo a 2012, sino a 2011 y convendría destacar que el dato que ofrece es erróneo, ya que junto a esa víctima (Asher Palmer) también murió su hijo de un año (Yonathan).

Que los ataques de palestinos a coches israelíes “sólo” se hayan cobrado estas dos vidas, no quiere decir que no haya motivo de alarma: según el ejército israelí, en los 9 primeros meses de 2011, hubo 3.484 ataques con piedras contra soldados y vehículos, un promedio de 387 veces al mes. En septiembre, la cifra aumentó en un 33% llegando a los 498 ataques, lo que equivale a16 ataques diarios. Algunos de estos ataques pueden no causar muertos, pero sí heridos. ¿No son cifras que merezcan mencionarse?

– Por otra parte, tras explicar que “sólo” un israelí murió en la carretera este año, Ana Garralda intenta transmitir que el verdadero peligro lo viven los palestinos y asegura que:

“Nadie en el Caliber 3 habla de los ataques perpetrados por los colonos hacia sus vecinos palestinos. Se han incrementado en un 40% respecto de 2010 y un 165% respecto de 2009, según datos de la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA, en sus siglas en inglés)”

Posteriormente, desmiente a los colonos, asegurando que:

“Los datos de la OCHA contradicen la versión de Dazinger. Según su último informe del pasado mes de noviembre, los colonos mataron en 2011 a tres palestinos e hirieron de diversa consideración a otros 167. “

Pero el último informe de la OCHA, al que Ana Garralda hace referencia, añade algo más a esa información, que la periodista omite y que da una imagen mucho más clara de la situación que se vive en la zona. El informe especifica el número de víctimas de la violencia en Cisjordania en ambos lados:

En 2011, tres palestinos murieron y 167 resultaron heridos a manos de colonos israelíes. Además, un palestinos murió y 101 resultaron heridos por soldados israelíes durante los enfrentamientos entre colonos y palestinos.

Ocho israelíes murieron y otros 30 resultaron heridos a manos de palestinos en 2011, en comparación con los 5 muertos y 43 heridos del mismo periodo de 2010.

Es decir que hubo más muertos israelíes que palestinos. Evidentemente no se trata de entrar en una guerra comparativa de cifras, pero es un dato que el informe de la ONU subraya y que permite contextualizar la información y entender que no se trata de un “acoso” israelí contra los palestinos, sino que existen enfrentamientos que requieren medidas de seguridad y que explican que estos colonos decidan aprenden a disparar. Es importante que si el informe de la OCHA es citado, no se omitan las secciones que muestran las perdidas y el sufrimiento del lado israelí, que permitirían al lector comprender mejor la situación en su conjunto.

3- LENGUAJE SESGADO

– La periodista emplea el término “Cisjordania ocupada” y habla de “colonias judías ilegales en territorio palestino”. El problema es que aunque ese lenguaje es recurrente en el periodismo ideológico actual, no es correcto emplearlo, ya que toma partido por una de las partes en conflicto. Para la otra parte, se trata de territorios en disputa.

Respecto a Efrat en concreto, que es donde se sitúa esta crónica, forma parte del bloque de Gush Etzion. En todos los pre-acuerdos alcanzados entre israelíes y palestinos, se contempla que, tras un acuerdo de paz consensuado entre ambos, Gush Etzion permanezca en Israel a cambio de tierras israelíes que pasarían a formar parte de la futura Palestina.

– Ana Garralda escribe entre paréntesis “Judea y Samaria, como llaman los judíos a Cisjordania”, pero debería escribir “Judea y Samaria, nombre histórico de la actual Cisjordania”. Judea y Samaria no es un término caprichoso de unos judíos fanáticos, como parece querer dar a entender la periodista, sino que esas tierras se llamaron así hasta 1848. En ese año, Transjordania (actualmente Jordania) invadió ese territorio y decidió cambiarle el nombre.

– Por otra parte, la periodista escribe que “el ejército detuvo a dos palestinos de Awarta, el pueblo vecino, como supuestos responsables de una masacre que tuvo lugar en plena noche”

Los responsables no son supuestos. Se declararon culpables ellos mismos y han sido condenados por la justicia a cinco cadenas perpetuas, tanto Hakim Awad, como su primo Amjad Awad.

El artículo de Ana Garralda presenta unos colonos obsesionados por su seguridad, pero apenas explica el porqué de su miedo. Una breve referencia al asesinato de la Familia Fogel es seguida de reproches a los israelíes por no hablar de los olivos arrancados a los palestinos y de los actos de vandalismo contra una mezquita.

No se trata de que la periodista demuestre empatía por sus entrevistados, pero sí de que ponga en contexto la información, permitiendo a sus lectores entender qué pasa realmente y no darles acceso exclusivo a su opinión personal.

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