Algo no va del todo bien

Algo no va del todo bien cuando las cifras de bajas y heridos de un casi continuado “disturbio”, las proporciona un grupo terrorista que financia y amenaza a su población para que participe de esas mismas “marchas” que no tienen nada de pacíficas. Algo no va del todo bien cuando los periodistas hacen suyas esas mismas cifras, la terminología y la “narrativa” (propaganda, realmente) de ese grupo, y las ofrecen a sus lectores, sin más, como fehacientes. Algo no va del todo bien cuando además se edulcoran las palabras de los líderes de ese grupo terrorista o cuando directamente se omiten, para evitar que los lectores se escandalicen, y que siquiera sospechen que el grupo terrorista es terrorista.

Algo va terriblemente mal cuando en ninguna otra circunstancia se procederían de dicha manera, salvo cuando el grupo terrorista es palestino y cuando el resultado de estas confusiones periodísticas termina por ofrecer una imagen rotundamente negativa de Israel.

Así, los medios – siempre asidos a esa tenue excusa de la inmediatez – dirán/titularán/afirmarán/acusarán: “Israel mata/victimario/opresor”. Y del otro lado de esta sentencia: “Palestinos muertos/víctimas/oprimidos”.

Y le darán voz, acaso, a algún líder palestino diciendo lo que dicen cuando la audiencia es occidental, tan sensible a sus verdaderas intenciones y actividades.

Un ejemplo de ello lo ofrecía la agencia de noticias española Efe día el 10 de mayo de 2018, citando a Yahya Sinwar, líder del grupo terrorista Hamas (al que la agencia se refería como “movimiento”), diciendo que “expresó la esperanza de que las protestas de los próximos días sean ‘menos sangrientas’”. Y que “insistió en que las manifestaciones son ‘pacíficas’”. Y que el buen hombre “además, no cree que cientos de miles de personas que se aproximan a la valla de separación con Israel sean un problema, porque ‘no es frontera de un Estado’, ya que Israel no ha definido sus fronteras, señaló”.

Un terrorista light – dudosamente terrorista, de hecho -, el que presentaba Efe. Entonces Israel… Pues es muy malo.

Pero no.

El mismo día 10 de mayo, el diario Times of Israel ofrecía también ofrecía las mismas palabras pronunciadas por el mismo líder terrorista ante la misma audiencia de periodistas. Pero estas eran de un tono y un contenido, digamos, levemente distinto:

“… espera ver a cientos de miles de palestinos cruzando la valla fronteriza desde Gaza a Israel…”.

El diario inglés The Independent, también las reproducía, y también tenían otro tono:

“‘¿Cuál es el problema si cientos de miles asaltan esta valla que no es la frontera de un estado? ¿Cuál es el problema con ello?’, dijo Sinwar, añadiendo que él no reconocía la frontera”.

Un ejemplo. Muy conciso. Pero que grafica muy bien cómo el periodismo en español, en su amplia mayoría, se ha transformado en algo enteramente distinto de su razón de ser: un medio para promover la propaganda palestina y aquellas posturas anti-israelíes. Y ya no se trata sólo de lo que se omite, sino de una activa labor por maquillar, disimular intenciones, significados.

Lo que se ha omitido en relación a esta mentida marcha pacífica – una verdadera escenificación de lo que significa el pueblo palestinos para sus líderes: herramientas de propaganda, seres descartables, sin valor – es quizás lo que mejor explica el conflicto: las palabras de los líderes.

O, mejor dicho, el sentido de éstas, que evidencia las motivaciones ideológicas del conflicto (después están las otras, las económicas: los millones de Hamas y sus líderes; los de los líderes de la Autoridad Palestina; millones que no le deben explicaciones a nadie).

Lo dicen alto y claro

No hace tanto – a principios de abril de 2018, escasamente -, Sinwar, durante un discurso o arenga desde el lugar de las “protestas” espetó que los palestinos “no pueden entregar ni un centímetro de Palestina”, que reiteró que incluía todo Israel.

Pero eso no fue todo. También dijo:

Derribaremos la frontera y les arrancaremos [a los israelíes] los corazones de sus cuerpos”.

Paz y amor.

Sólo hemos podido encontrar una referencia a estas declaraciones entre los más importantes medios en español. Fue en el diario español ABC. Pero eso sí, relegada al último párrafo, ni más ni menos; es decir, considerada como un hecho irrelevante. El mensaje al lector (que muy probablemente no llegue siquiera al párrafo final, y que acaso ni siquiera pase del titular): ninguna responsabilidad del conflicto deberá ser atribuida a los palestinos.

Mientras los medios se afanan, no por informar, sino por brindar el enfoque “adecuado” para la imagen palestina sobre la “marcha del retorno”, los líderes de Hamas se afanan por cosechar los frutos mediáticos de su nueva metodología: la de lanzar a civiles contra la valla para que sus terroristas puedan intentar infiltrarse en Israel o plantar dispositivos explosivos a lo largo de la misma.

Lo que no cambia nunca es la utilización de los civiles. Eso es algo que no cambia. Y para ello, el grupo terrorista se vale de los incentivos financieros y de los otros, que maneja mejor: las amenazas.

En cuanto al incentivo financiero, el Jerusalem Center for Public Affairs apuntaba el 27 de marzo de 2018 que de acuerdo a fuentes de Fatah, Hamas estaba alentando entonces a los residentes a dirigirse a la zona limítrofe. Según dichos informes, varios activistas de Hamas habían prometido pagos.

Hasta Mahmoud al-Habbash, asesor de Mahmoud Abbas en asuntos religiosos – y al que no se le puede sospechar siquiera una mínima afinidad hacia Israel – expresaba lo que es evidente para todos, menos para los periodistas; que “Hamas está enviado de manera deliberada a civiles gazatíes a la muerte para lograr buenos titulares”. Claro que quien decía esto, responde al mismo sujeto al que los gazatíes también le importan lo más mínimo.

Pero, ¿quién querrá a los gazatíes? Porque recientemente fueron gazatíes – bajo órdenes de Hamas, según el Ejército Israelí – los que destrozaron el paso limítrofe por el que casi a diario entra ayuda humanitaria y diversos bienes; e incendiaron las cañerías por las que ingresa el combustible…

Objetivos de las “marchas”

El alto cargo de Hamas Khalil al-Hayya, según indicaba el Jerusalem Center for Public Affairs, definía los tres principales objetivos de las “marchas” – sí, los definía Hamas, ¿o aún alguien quiere creer (menudo esfuerzo) en la fabulita de las pacíficas caminatas hasta la valla?:

Inculcar el “derecho de retorno” entre el pueblo palestino y las generaciones más jóvenes, dándole así un foco a la “lucha contra la ‘ocupación’”

Torpedear el plan diplomático estadounidense para resolver el conflicto

Romper el bloqueo

Es decir:

Perpetuar el conflicto, puesto que el inexistente “derecho de retorno” implica acabar con Israel – dicho de otra manera, la solución de un único estado palestino.

Cualquier intento de resolución pacífica del conflicto, es decir, aquella que requiere de compromisos y concesiones de las partes, se encuentra con un No rotundo por parte del grupo terrorista multimillonario, cuya razón de ser no es la construcción de un Estado. Y también con una negativa por parte de la Autoridad Palestina…

El bloqueo se terminaría muy fácilmente: si Hamas dejara de atacar a Israel, si dejara de ingresar armamento para tal fin. Es decir, Hamas debería dejar de ser Hamas y dedicarse al bienestar de sus conciudadanos. Para ello, claro, debería pasar de destruir a construir. De acumular riquezas y dar cuenta de las finanzas.

Las “marchas” no son encuentros estilo Woodstock, ni sonhappenings al ire libre. Al-Hayyah lo aclaraba, por si había algún despistado:

“Avisadle a Israel que espere hasta el 15 de mayo, cuando estalle la rebelión luchadora palestina y nada la detendrá. Oleada tras oleada, hasta que nos encontremos en Jerusalén”.

“Marchas pacíficas” y “power flower” de los de toda la vida.
A la izquierda, un happening. A la derecha, Hamas.
Según las fuentes de Fatah antes mencionadas, la intención de Hamas era desde el vamos la de “provocar una escalada que desemboque en numerosas bajas del lado palestino, para recolocar firmemente el asunto palestino en la agenda mundial”.
Hamas contaba con los medios, y los medios no han defraudado a la organización terrorista. Están allí para hacer su juego. Los gazatíes muy agradecidos, sin duda.

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