A contramano: los medios callan cuando los líderes árabes hablan sin filtros

Casi como si quisieran recordarle a quienes cubren el conflicto árabe-israelí, de qué va el mismo. Casi como si no quisieran que se soslayara, que se ocultara. Casi como si le indicaran a aquellos periodistas que ya va siendo hora de ser un poquito más profesionales, menos partidistas. Casi como si todo ello, Tawfiq Tirawi, un alto cargo de Fatah (miembro de su Comité Central) – organización que controla la Autoridad Palestina y que es mayoritaria dentro de la OLP – decía, en una entrevista publicada en la página de Facebook del Comité central de Fatah:

“[En 1993, Fatah] planteó la cuestión del estado palestino [reducido] en las fronteras de 1967. Esto fue para que pudiéramos lograr algo para nuestro pueblo. Sin embargo, les digo: ¿Olvidamos que Jaffa es nuestro? No. ¿Que Acre es nuestro? No. ¿Que Nazaret es nuestro? No. [Las tres son ciudades israelíes]. Estoy convencido de ello, y este es mi punto de vista que siempre digo y presento”.

Tirawi, que señalaba que “Palestina es toda Palestina”, repetía sobre el famoso “plan de fases” de la OLP que nunca se ha abandonado. Es decir, la visión de que Israel es un “mal transitorio”, un estado que no tiene derecho a existir.

El plan(adoptado por la OLP en 1974), llamaba al establecimiento de un estado palestino en cualquier territorio evacuado por Israel, para ser utilizado como base de operaciones para destruir a Israel.

De hecho, luego de firmar los Acuerdos de Oslo, Arafat reveló cómo estos acuerdos harían posible su plan para eliminar al Estado judío. Lo hizo en una reunión a puertas cerradas con diplomáticos árabes en Estocolmo, en 1996. Efraim Karsh lo citaampliamente en su libro Arafat’s War: The Man and His Battle for Israeli Conquest:

“Nosotros, de la OLP, concentraremos ahora todos nuestros esfuerzos por dividir psicológicamente a Israel en dos campos. Dentro de cinco años vamos a tener de seis a siete millones árabes viviendo en Cisjordania y en Jerusalén. Todos los árabes palestinos serán bienvenidos por nosotros. Si los judíos pueden importar todo tipo de etíopes, rusos, ucranianos y uzbecos como judíos, entonces nosotros podemos importar todas las clases de árabes. Tenemos la intención de eliminar el Estado de Israel y establecer un Estado puramente palestino. Vamos a hacer la vida insoportable para los judíos a través de la guerra psicológica y la explosión demográfica; los judíos no van a querer vivir entre nosotros los árabes. No tengo ningún uso para los judíos, que son y siguen siendo judíos. Ahora necesitamos toda la ayuda que podamos obtener de ustedes en nuestra lucha por una Palestina unida bajo la dominación árabe-musulmana total”.

Posteriormente, Faysal Al-Husseini, ministro de Asuntos de Jerusalén de la Autoridad Palestina, le dijoa un periódico egipcio (2001) que “los Acuerdos de Oslo son un caballo de Troya; el fin estratégico es la liberación de Palestina desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]”.

Cada paso, pues, no está destinado a un estado palestino (acaso no como objetivo fundamental; sino más bien como un producto del fin central), sino a la eliminación de Israel. De manera que, el estado palestino acaso no sea un objetivo fundamental, sino el producto del fin central (el dominio árabe, musulmán, en la región).

Como fuere, la realidad que los líderes palestinos no se molestan mucho en ocultar (apenas ante audiencias exclusivamente occidentales) no parece encajar bien en las crónicas que se publican en muchos de los medios en español. Quizás porque la finalidad de estos últimos no sea la declarada, la que es de esperar: la de informar (y, muy posiblemente, ni siquiera la otra – esgrimida como un “posicionamiento moral” – se deja traslucir en los textos: la “empática” identificación con la “causa palestina”).

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