El Libro de Estilo de El País se equivoca: Jerusalén es la capital del Estado de Israel.

El País de España protagoniza nuevamente es sus páginas un debate sobre si Jerusalén es o no la capital de Israel. En esta nueva embestida al que se ha convertido en un insoluble problema, El País se apoya en dos supuestos aliados. Uno es el diario “The Guardian” en Londres y otro es el nuevo sitio dedicado a las olimpiadas en Londres.

El artículo de El País, titulado La capital de Israel y escrito por su propio Defensor del Lector, Tomas Delclós, apareció el pasado 22 de julio.

El Defensor del Lector en este caso defiende al diario y no al lector, aplaudiendo y creyendo sostener los argumentos de la Guía de Estilo de El País, que no permite el uso de Jerusalén como capital de Israel en sus escritos. El lector en cuestión había argumentado, según Delclós, que es el “Gobierno del país y no la prensa quien tiene autoridad para fijar la capital.”

El primer argumento de Delclós para refutar al lector es que algo casi idéntico le ocurrió al The Guardian en Londres. El diario británico aparentemente cometió el “error” de escribir que Jerusalén es la capital de Israel. Luego publicó una corrección porque según su Guía de Estilo, (la de The Guardian), la capital de Israel es Tel Aviv. La Comisión de quejas de la prensa del Reino Unido posteriormente aseveró que: “si es exacto decir que Israel considera Jerusalén como su capital, ello no está reconocido por numerosos países y naciones que mantienen relaciones diplomáticas con Israel y cuyas embajadas están ubicadas en Tel Aviv. Por ello, la Comisión considera que el diario tiene derecho a referirse a Tel Aviv como la capital de Israel.”

No se puede explicar por qué es que El Pais y Delclós consideran que las decisiones y elecciones de un diario británico y de la comisión de quejas a la prensa de ese país deba tener peso e influencia en lo que un diario español independiente como es El País decide. No sólo eso, el hecho de que le confieran autoridad para argumentar sobre la elección de la capital milenaria de un país situado en otro continente, a estos dos entes irrelevantes, es inverosímil.

Delclós agrega que “La web oficial de los Juegos Olímpicos en Londres ha vivido un abrasivo baile de datos sobre la misma cuestión.” Lo ocurrido, según este relato, es que en ese nuevo sitio, primero apareció la capital de Israel en blanco, y Jerusalén fue alocada a Palestina como capital. Tras las quejas subsecuentes, aparentemente Jerusalén pasó a Israel, y Palestina quedó con su capital en blanco. Concluye Delclós: “Obviamente, no era una solución recomendable.”

Por qué no es una solución recomendable no es tan obvio como Delclós quisiera. Palestina no es un pais, y por lo tanto no tiene una capital. Israel es un pais, y su capital es Jerusalén.

Por supuesto que el problema está en la negativa a reconocer este hecho, lo cual merece una exposición más completa.

Está la caída en el absurdo. Por ejemplo, el sitio de la BBC dedicado a las olimpiadas, muestra capitales para todos los países, excepto para Israel. Para Israel tiene lo siguiente:

Seat of government

Jerusalem, though most foreign embassies are in Tel Aviv.

O sea, la BBC no cree que Israel tenga una capital. En cambio tiene una “sede de gobierno”, que según escribe la BBC, es Jerusalén. Pero agrega que “sin embargo, la mayoría de las embajadas están en Tel Aviv”. ¿Sin embargo? ¿Las embajadas? Si hubiera escrito “capital, Jerusalem”, quizás se podría entender que agregar lo de las embajadas es necesario para “sosegar” al campo de los “opuestos” a “Jerusalén es la capital de Israel.” Pero “sede de gobierno” ya era una concesión. No hacían falta dos.

La primera pregunta es: ¿Es Jerusalén, sí o no, la capital de Israel?

¿Cuáles son los argumentos sobre el tema?

El lugar natural para comenzar es la definición de capital y por supuesto, cómo se aplica la definición a casos particulares.

El Oxford dictionary ofrece la siguiente definición de “capital”:

“La ciudad más importante de un país o región, lugar donde se encuentra la sede de gobierno y el centro administrativo.”

Dictionary. Com escribe: “ Ciudad en donde se encuentra la sede de gobierno”.

Wikipedia, la enciclopedia online, ofrece: “ la capital típicamente es la ciudad en donde se encuentran físicamente las oficinas y lugares de reunión de la sede del gobierno y es generalmente declarada por ley o por la constitución”

En resumen, los argumentos que sostienen que la presencia de las embajadas en Tel Aviv hace a Tel Aviv y no a Jerusalén la capital de Israel, son obsoletos. Como lo es el hecho de que la capital tenga que ser reconocida por otros países. Ninguna capital del mundo ha sido reconocida o no por otros países. La definición no requiere ni lo uno ni lo otro.

En realidad, el concepto de capital es completamente flexible y depende del propio gobierno. París no está mencionada en la constitución de Francia. Mientras que Sucre es la capital constitucional de Bolivia, pero el gobierno ha preferido instalarse en La Paz.

Jerusalén es la capital de Israel por ley promulgada por su gobierno.

Wikipedia escribe bajo el titulo: “Orígenes históricos de las capitales”, la siguiente reseña: “Históricamente, el centro económico de un país se convierte en un lugar de poder político, y se vuelve la capital a través de la conquista o la federación. Ejemplos son: Ancient Baghdad, Berlin, Constantinople, London, Athens, Madrid, Moscow, Ancient Rome, Beijing, Stockholm, Tokyo, y Vienna.

Esto significa que la capital de un país es el producto orgánico de su historia, y no deriva del reconocimiento externo. Es más, históricamente, como explica Wikipedia, las capitales más importantes del mundo (como las citadas en el párrafo anterior), muchas de ellas en Europa, como la misma Londres y la misma Madrid, son el producto de una evolución de guerras y compromisos, no disimilares a la historia moderna de Jerusalén.

Quizás lo que diferencia a Jerusalén es una complicación especial: Que Jerusalén es también la capital religiosa del cristianismo (más que Belén). Conceder que es la capital del nuevo estado judío es probablemente un paso demasiado difícil para el mundo occidental.

Para los musulmanes, Jerusalén nunca fue una ciudad sagrada, y en los cientos de años que estuvo bajo control musulmán, nunca fue designada capital de ningun país o región. Sólo el monte con las mezquitas es considerado sagrado para el Islam, y su control fue concedido por el gobierno israelí a una administración musulmana independiente en 1967.

Adicionalmente, otro obstáculo para aceptar la capitalidad de Jerusalén, que se cita habitualmente, como lo hace Delclós, es la declaración 194 de las Naciones Unidas de 1948, por la que Jerusalén debería ser internacionalizada y administrada por las Naciones Unidas.

La historia de la declaración 194 en lo que respecta a Jerusalén es importante destacar.

Tras la guerra iniciada por los árabes en 1948, poco después de la declaración 194, la ciudad quedó dividida. Jordania tomó control de la parte oriental, e Israel de la parte occidental.

Desde 1948 a 1967, la ciudad vivió en estado de guerra, con áreas de minas y trincheras armadas, y la entrada a los lugares sagrados negada por Jordania a los árabes cristianos israelíes y a los judíos.

La declaración 194 no fue implementada por las Naciones Unidas. Es más, los árabes se opusieron tanto al plan de la Partición como al plan de internacionalizar Jerusalén.

Desde 1967, Jerusalén unida, bajo gobierno israelí, ha garantizado libertad de acceso y protección en los lugares sagrados.

Es más, no existe ningún precedente de una ciudad gobernada por las Naciones Unidas (lo más cercano es Berlín, gobernada por los aliados, lo cual fue un fiasco). ¿Cómo sería este gobierno? ¿Qué estructura tendría? Nadie lo ha explicado. Las Naciones Unidas no mantiene funciones de gobierno, solamente es una presencia temporaria con personal militar o de ayuda.

La realidad de Jerusalén, es mas compleja que lo que Delclós quiere hacernos creer con su conclusión:

Están claros, pues, los fundamentos que justifican plenamente el criterio de este diario de no admitir que se mencione Jerusalén como capital de Israel, aunque ello no conduce a poder escribir que Tel Aviv lo sea.

Justamente, no están claros los fundamentos que justifican el criterio del diario:

Primero: La definición de capital no incluye la exigencia que deba ser el lugar de las embajadas ni tampoco requiere el reconocimiento externo.

Segundo: Desde el punto de vista histórico comparativo, Jerusalén gobernada por el estado judío ha permitido que cada religión mantenga y use sus lugares sagrados libremente.

Tercero: La resolución 194 de internacionalización de la ciudad no ha sido ni será una alternativa viable, ni es tampoco aceptable para las partes (con quizás la excepción de los lugares sagrados). Ninguna de las partes ha pedido que Jerusalén sea una ciudad internacional, y no existen mecanismos ni precedentes en las Naciones Unidas para gobernar una ciudad y menos una ciudad tan compleja como es Jerusalén.

Cuarto: Sí, ello no conduce a escribir que Tel Aviv sea la capital.

Delclós escribe:

“Y los contenciosos no son exclusivamente británicos. The Washington Post corrigió una información este año en la que aludía a Tel Aviv como la capital. Columbia Journalism Review fue más contundente en una corrección a un artículo de finales de junio: “La frase original se refería a Tel Aviv como capital de Israel. Lo cual es incorrecto. La capital es Jerusalén”.”

El Washington Post y el Columbia Journalism Review no son otros “contenciosos más, como los británicos”. Todo lo contrario, han adoptado una posición en línea con la verdad y la realidad y han corregido los errores. Delclós comienza el párrafo como si lo que sigue apoyara su posición, cuando en realidad, la contradice.

Delclós también menciona la posición de España:

El Gobierno español hizo una declaración en la que reiteraba “el no reconocimiento por España de cualesquiera medidas dirigidas a anexionarse territorios árabes ocupados a partir de 1967, o a alterar unilateralmente la naturaleza o el estatus de la ciudad de Jerusalén”.(negritas mías)

Jerusalén no es “territorio árabe”. No fue adjudicada por las Naciones Unidas a los árabes y en el único período donde hubo control árabe (tomado por la fuerza) fue bajo Jordania (1948-1967) lo cual no fue tampoco reconocido. Jerusalén es territorio disputado.

Jerusalén es la capital de los judíos desde que así la declarara y construyera el Rey David, hace 3,000 años. Este es un hecho con inalienable significado histórico. El significado geopolítico moderno de Jerusalén desde la creación del estado de Israel en 1948, es que Israel la declaró su capital, la unificó en 1967, y la nombró su capital por ley en 1980.

El Libro de Estilo de El País, es estilo, pero no es ni verdad ni realidad.

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