Algo no va del todo bien
Cuando los medios hacen suyas las cifras proporcionadas por un grupo terrorista, su terminología y, además, la tarea de “adecentar” su imagen
Cuando los medios hacen suyas las cifras proporcionadas por un grupo terrorista, su terminología y, además, la tarea de “adecentar” su imagen
Ahora toca callar que Abbas y Erekat, entre otros, solicitaron la nacionalidad jordana en los 2000 mientras supuestamente propugnaban por un estado propio… Sería llamativo si no hubiese una abultada historia de huida cada vez que estuvieron cerca de conseguir el fin tan publicitado
El texto era una sucesión de errores y despropósitos más propia del trabajo de un flojo estudiante de bachillerato
Son términos que definen claramente terribles prácticas. Ninguna de las cuales ha llevado, ni lleva a cabo, el Estado de Israel. Igualmente, dirigentes palestinos, ONG y activistas, se dedican a enarbolar acusaciones en este sentido, con la inestimable ayuda de los medios que no se dignan en aclarar que se trata de una fabricación, ni en explicar por qué
Una “marcha” para el retorno del periodismo sesgado y chapucero, para el “todo vale” con tal de retratar negativamente a Israel. Pasen e “informen”, hay barra libre
Los medios parecen haber creado “mundo” dentro de este mundo para dar cuenta del conflicto palestino/árabe-israelí y de Israel. Se trata de un “mundo” donde lo imposible es posible, lo falso verdadero y lo malo bueno.
La defensa de la UNRWA por parte de sus funcionarios es lógica. La necesidad de ayuda para los más desfavorecidos es necesaria. Lo que ya no es aceptable es que los medios salgan de meros coristas y palmeros, y no pongan la información en su debido contexto.
La cobertura de la decisión de la Casa Blanca de reconocer a Jerusalén como capital de Israel -donde, vaya coincidencia, los Podres Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y varios Ministerios del Estado judío ya tenían asiento – fue de todos, menos informativa: un espacio para el activismo habitual
Recordar el setenta aniversario de la resolución de partición del territorio restante del Mandato Británico era, para el diario español, una buena excusa para transformar el hecho en una suerte de agresión colonialista judía