¿Y quién es Qabaha?

Un hecho sin contexto termina por ser una mera imagen, un pantallazo fugaz que deja abierta todas las interpretaciones. Cuando esa “foto” se toma, justamente, siempre desde el mismo ángulo, las interpretaciones terminan por reducirse a una. En este caso: los palestinos son las víctimas de este conflicto; los palestinos no tiene responsabilidad alguna, sus acciones son minimizadas o, directamente, ni siquiera mencionadas.

En esta línea, la agencia de noticias Europa Press publicaba el 7 de junio de 2013 que:

“El Gobierno de Israel ha liberado este jueves al exministro palestino de Asuntos de Prisiones Wasfi Qabaha tras dos años en detención administrativa…

[…]

De forma previa a este último periodo de arresto, Qabaha había sido detenido en nueve ocasiones y había pasado un total de trece años en prisiones israelíes”.

El 10 de junio de 2011, la agencia rusa de información, Ria Novosti informaba que:

“Las fuerzas de seguridad de Israel en Cisjordania arrestaron el viernes al líder de Hamas Wasfi Kabha [o Qabaha], que había sido ministro de asuntos de prisiones en el gobierno de Hamas en 2006…”.

Líder de Hamas. Hamas, una organización terrorista, al menos así considerada por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros. Pero esto, parece no tener relevancia informativa alguna.

Si un medio dijera, por ejemplo, que el gobierno francés ha encarcelado a un ex ministro argelino sin advertir que pertenecía a una organización terrorista salafista, ¿qué sacaría en claro el público lector sobre ese hecho?

Por otra parte, que Qabaha o Kabha formara parte del “ala política” de Hamas, ¿lo exonera de formar parte de una organización terrorista? En otras palabras, ¿se puede separar el “ala política” del “brazo armado” de Hamas?

Matthiew Levitt, Senior Fellow y director del Programa Stein en Contraterrorismo e Inteligencia en el Washington Institute, cree que no. En su libro Hamas: Politics, Charity, and Terrorism in the Service of Jihad se pregunta cómo se reconcilian y entienden las actividades política, caritativa y terrorista de Hamas; y si son éstas actividades dispares llevadas a cabo por ramas separadas e inconexas de un movimiento mayor, o por el contrario, Hamas es una organización unitaria que ve las obras de caridad y los asesinatos como medios igualmente legítimos para conseguir su no negociable fin. Los líderes de Hamas, por su parte, están dispuestos a declarar que Hamas es “un cuerpo”.

Levitt explica:

“… Hamas depende de sus activistas y organizaciones políticas y sociales para construir el apoyo de base para el movimiento, para detectar y reclutar a futuros operativos, para proporcionar trabajos diarios y para darle cobertura a los operativos actuales y para servir como la red de apoyo logístico y financiero de las células terroristas del grupo. Muchas veces los operativos de Hamas que dirigen las oficinas políticas y de beneficencia… son ellos mismos actuales o ex miembros de células terroristas. Hamas es capaz de utilizar sus organizaciones públicas políticas y de beneficencia como una red de apoyo logístico y financiero para sus operaciones terroristas”.

Y asegura que las organizaciones de asistencia social de Hamas responden a los mismos líderes políticos que también juegan un papel en los ataques terroristas de Hamas.

Para que no queden dudas de la estrecha conexión entre las alas “política” y “militar”, Levitt expone que Abdel Aziz al-Rantissi, que ayudó a fundar Hamas durante la primera intifada en 1987, operó directamente bajo Yassin y mantuvo “una línea de comunicación directa para la coordinación de operaciones militares” con el líder de Hamas.

En una entrevista con la radio de la BBC en 2002, Al-Rantissi anunció que Hamas estaba planeando nuevos ataques. En diciembre de 2003, le dijo a la agencia Reuters que “las operaciones de martirio vienen como olas, por lo que hay espacios entre olas. Estamos sólo en el período de un espacio entre olas”.

¿Cómo podía saber el “portavoz político” de Hamas lo que ocurría en el “ala militar” si no hubiese habido un contacto estrecho entre ambos?

Es más, según recoge el propio Levitt, en 2011 Al-Rantissi le comentó a un periodista de Reuters que el “ala militar” de Hamas actúa a las órdenes de la “oficina política” y está subordinada a la misma.

Khaled Meshal, tal vez el más “político” de los líderes de Hamas, en palabras de Levitt, supervisaba desde Damasco a las células terroristas y sus operaciones. Según un informe de agosto de 2003 del Departamento del Tesoro de Estados Unidos:

“Meshal ha sido responsable de supervisar operaciones de asesinato, atentados y matanzas de colonos israelíes. Para ejecutar las actividades militares de Hamas, Meshal mantiene una conexión directa con el líder de Hamas en Gaza, Abdel Aziz al-Rantissi. Y también provee instrucciones a otras partes del ala militar de Hamas”.

En tanto, un informe de Human Rights Watch de 2002 (Erased in a Moment: Suicide Bombing Attacks Against Israeli Civilians) concluía que Hamas funciona como una entidad unificada, donde los operativos militares están subordinados al liderazgo político.

Pero, más allá de la falta de contexto, ¿dónde está la versión Israelí? ¿Por qué Europa Press prescinde sistemáticamente de una de las voces del conflicto?

¿Por qué para Europa Press tienen mayor importancia las declaraciones del miembro de una organización terrorista que la de cualquier funcionario del gobierno de un país democrático?

La agencia de noticias china Xinhua señalaba el 6 de diciembre de 2006 que:

“Un alto funcionario palestino reveló el martes que las conversaciones para intercambiar a un soldado israelí por presos palestinos se han atascado debido a la categoría de los presos que estarán involucrados en el intercambio.

El ministro Palestino de Asuntos de los prisioneros, Wasfi Kabha, les dijo a los reporteros que los palestinos han venido exigiendo la liberación de los 367 presos que cumplieron más de 16 años en la cárcel y de todos los condenados a cadena perpetua…”.

Es decir, que Kabha o Qabaha participaba de las “negociaciones” para liberar a un soldado secuestrado por la organización terrorista Hamas. ¿No pertenecía entonces, a la organización? ¿O era un consultor externo?

El secuestro del soldado Gilad Shalit, en territorio israelí, por parte de miembros de Hamas, se enmarca, de la definición de Secuestro extorsivo político – que trata de la extorsión para chantajear al gobierno – que enumera Gilberto Martiñón Cano, de la Universidad de Granada en su tesis doctoral.

Así, como se indica en Uniderecho, los secuestradores no reconocen el derecho de cada ser humano a ser reconocido como fin y no como medio.

¿Por qué habría de silenciar una agencia de noticias quién es el sujeto de su crónica?

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