Una consecuencia de la falta de justicia en la Causa AMIA

A raíz de la visita del Primer Ministro israelí, Binyamin Netanyahu a la Argentina, una organización y una mezquita de este país emitieron el siguiente comunicado de prensa:

Quizás en este caso, el contenido (se trata de un ejemplo típico de la habitual propaganda de odio y demonización dirigida contra el Estado judío) no sea tan relevante como quién lo firma, en calidad de director de la mezquita y presidente de la organización aludidas.

Hacia (no tan) atrás en el tiempo
Mucho antes del ataque contra la sede de la Mutual Judía argentina (AMIA) el 18 de julio de 1994, y dentro del marco de la “exportación de la revolución iraní” – explicaban el Fiscal General Alberto Nisman, el Fiscal de Distrito Marcelo Martínez Burgos y el Secretario General de la Oficina del Fiscal General, Hernán Longo, de la Unidad de Investigación de la Oficina del Fiscal General para la Causa AMIA- “el gobierno iraní había establecido en la Argentina una infraestructura clandestina de inteligencia y espionaje que, a medida que se acercaba la fecha del ataque, progresiva y sistemáticamente se reforzaba”.

Nisman y Martínez Burgos aseguraban, a su vez, que sin los beneficios logísticos y operativos aportados por dicha red, una acción terrorista de la escala del ataque contra la AMIA no podría haberse llevado a cabo.

Además, sostenían, esta red de inteligencia y espionaje constituye la prueba más firme que señala, en última instancia, al gobierno iraní como responsable del ataque, puesto que este andamiaje representaba la máxima garantía de éxito para la operación. En esta red, la embajada servía como un sistema de coordinación.

El documento de los fiscales indicaba:

“… Argentina fue infiltrada por el servicio de inteligencia iraní, que a mediados de los 1980 comenzó a establecer una vasta red de espionaje que se convirtió en un servicio de inteligencia completo que compuesto por la Embajada iraní y su Oficina Cultural en Buenos Aires; elementos extremistas asociados a las mezquitas chiíes At-Tauhíd en Floresta, Al Iman en Cañuelas y El Mártir [Ash-Shahid] en San Miguel de Tucumán; los negocios a los que hemos referidos como ‘tapaderas’ – GTC y Imanco…”.

Esta última mezquita, El Mártir (Ash-Shahid), es, precisamente, la que emitió el comunicado mencionado anteriormente…

Un informe de la AMIA (“Causa AMIA: Informe de lo actuado 1994-2015”) señalaba que se verificó la influencia de Rabbani en la mezquita “El Mártir” ubicada en San Miguel de Tucumán:

“Información de inteligencia señalo al responsable de dicha mezquita, Mahmud Aid, como persona de confianza de Rabbani”.

Aquí aparece el director de dicha mezquita y presidente de la organización citada.

Pero, ¿por qué esta relación con Rabbani es relevante?

En el informe de la Unidad de Investigación de la Oficina del Fiscal General se apuntaba que:

“Uno de los elementos más importantes que indica que las más altas autoridades del gobierno iraní fueron las responsables del ataque contra la AMIA está constituido por las declaraciones de varias personas (de distintas afiliaciones ideológicas) que, de una forma u otra, tienen lazos directos con el régimen de Teherán, y cuyos testimonios nos han permitido establecer que la decisión de llevar a cabo el ataqué se adoptó el 14 de agosto de 1993 en Mashad, Irán, en una reunión del llamado Comité para Operaciones Especiales (Omure Vijeh), que entonces estaba compuesto por las más altas autoridades religiosas y políticas del régimen iraní”.

En el texto se dejaba constancia de las personas que asistieron a la indicada reunión, en la ciudad de Masad, Irán, el sábado 14 de agosto de 1993. Entre los presentes también se encontraba, justamente, Mohsen Rabbani (que en ese momento era el sheikh de la mezquita At-Tahuid, en Buenos Aires; y luego fue secretario cultural de la embajada iraní en Buenos Aires; actualmente con pedido de captura por el atentado) y Ahmad Asghari (tercer secretario de la Embajada de Irán en Buenos Aires), que residían en la Argentina en ese momento, a los que se le solicitó que viajasen a Irán especialmente para intervenir como consejeros de la propuesta que se discutiría: que Argentina debía designarse como un país “objetivo” para un ataque terrorista.

Nisman y Martínez Burgos indicaban, entonces, que tanto Rabbani como Ashari jugaron papeles clave en la infraestructura de inteligencia que el gobierno iraní tenía en Buenos Aires al momento del ataque, “sin el cual una operación de la magnitud del atentado contra la AMIA no podría haberse llevado a cabo”.
Mahmud Aid en una entrevista en el canal estatal iraní en español durante una vista a Irán en 2013 con motivo del XXXIV aniversario de la “Revolución islámica de Irán”
En tanto, el informe de la AMIA continuaba diciendo que, al referirse a la participación de las mezquitas en la estación de inteligencia, se afirmó que:

“… ‘la propia naturaleza de las mezquitas como centros de reunión y difusión de la cultura islámica permitió que en nuestro país fueran utilizadas por algunos de sus dirigentes, que profesan y adscriben a posiciones ideológicas fundamentalistas, para captar fieles y convertirlos en elementos funcionales a sus propósitos. La utilización de centros religiosos para fines terroristas fue corroborada por los dichos de [dos testigos].

Los templos en los cuales se verificó la desviación de las actividades fueron: la mezquita “At-Tauhid” sita en la calle San Nicolás 674 de la CABA – cuyo director fue Rabbani, luego reemplazado por Abdul Karim Paz -; la denominada “Al Imán” establecida en la calle Rivadavia de la localidad de Cañuelas – dirigida por Medina, nombre musulmán Mahdani -, y la bautizada “El Mártir”, sede central de la Organización Islámica Argentina, ubicada en la calle Crisóstomo Álvarez 840 de la ciudad de San Miguel de Tucumán, cuyo sheik fue Benjamín Ernesto Aid, nombre musulmán Mahmoud Aid. Se aclaró que la localización de las anteriores no era casual, sino que se había hecho en zonas donde la comunidad musulmana era importante”.

Y ,finalmente, aparece laorganización (Organización Islámica Argentina)que emitió el comunicado indicado más arriba.

Así pues, una de las consecuencias evidentes de la falta de justicia en por el atentado contra la sede de la AMIA es que esta red, al parecer, sigue funcionando normalmente –al punto de hacerlo abiertamente -,llevando a caboatareas de propaganda y difamación del Estado de Israel.

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