A ello, precisamente, se abocaron no pocos medios el 3 de febrero de 2017. Medios que se horrorizan con aires moralizantes ante la posverdad término por demás ridículo (¿Qué hay a continuación de la verdad? ¿Otra verdad? ¿Nada?).
El hecho que tomaron para modelar a la opinión pública fue un comunicado del Secretario de Prensa del presidente de Estados Unidos el día 2 de febrero de 2017:
El deseo americano para la paz entre israelíes y palestino ha permanecido inalterado durante 50 años. En tanto que no creemos que la existencia de asentamientos sea un impedimento para la paz, la construcción de nuevos asentamientos o la expansión de los existentes asentamientos más allá de sus límites actuales podrían no ayudar para alcanzar dicho objetivo.
- El gobierno de Estados Unidos no considera a los asentamientos un obstáculo para la paz. Mucho menos, evidentemente, los considera ilegales.
- El gobierno de Estados Unidos cree que construir nuevos asentamientos podría no contribuir a la paz. No se han construido nuevos asentamientos.
- El gobierno de Estados Unidos cree que expandir los asentamientos existentes más allá de sus límites actuales podría no contribuir a la paz.
El comunicado sólo advierte que construir nuevos asentamientos, o desbordar los límites de los existentes es decir, aumentar su superficie -, podría (condicional) no ser bueno para la paz.
Es decir, que construir dentro de los límites de los asentamientos existentes lo que ha venido haciendo Israel no constituye obstáculo alguno. Lo cual, por lo demás, supone un revocamiento de la postura de la administración de Barak Obama, que consideraba a los asentamientos como ilegítimos (no ilegales), y el regreso a la postura de las administraciones estadounidenses anteriores incluso, la administración Trump, según este comunicado, habría suavizado su postura sobre el tema respecto de las anteriores administraciones: no se refiere a los grandes bloques de asentamientos, sino a todos los asentamientos existentes.
Esta es la realidad.
Pero no es el tiempo de realidad que a los medios les gusta presentarle a sus lectores: va en contra de su postura.
Así pues, había que girar el hecho, marearlo, hasta que, como en un centrifugado, perdiera sus colores.
Veamos, entonces, cómo, a modo de ejemplo, dos medios en español dieron cuenta del hecho. O, mejor dicho, cómo lo acomodaron a su narrativa de enmarcamiento de Israel.
Se trata del primer pronunciamiento crítico hacia Israel del nuevo gobierno estadounidense.