Silencio e hipérbole: reacciones de la prensa en español ante el conflicto palestino-israelí

A esta altura, es prácticamente una perogrullada decir que los medios en español han perdido toda objetividad en su cobertura del conflicto palestino-israelí. Es casi redundante señalar que las crónicas no son tales, sino un medio para que la “narrativa” palestina llegue al público hispanoparlante.

Este sesgo, como tantas veces hemos apuntado, funciona borrando unos hechos (aquellos que perjudiquen la imagen positiva, impoluta, que pretenden imponer de los palestinos); exaltando otros (sucesos mínimos, marginales, que igualmente son magnificados para retratar negativamente a los israelíes), falsificando, desdibujando.

Un ejemplo reciente de esta suerte de maquinaria de propaganda y censura tiene que ver con discursos, con palabras.

Por un lado, el discurso del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, ante la Knesset (Parlamento israelí) obtuvo, como era de esperar, una amplia cobertura. Como también la obtuvo la reacción de parlamentarios árabes israelíes y de Saeb Erakat, secretario general de la OLP, y sus manifestaciones:

“Es un hombre peligroso y es el enviado de un hombre aún más peligroso”, había anticipado antes de la protesta Ayman Odeh, líder de Lista Conjunta (El País, 22 de enero de 2018).

“El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, condenó hoy el que calificó de ‘discurso mesiánico‘ del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en el Parlamento israelí (Knéset) y consideró que es ‘un regalo a los extremistas‘” (Agencia Efe, 22 de enero de 2018).

A propósito; hablando de extremistas, vale la pena recordar los tres artículos de fondo sobre la esencia de Fatah publicados por ReVista: Fatah: acabada manifestación de la ultraderecha palestina (yaquí, y aquí).

Ahora veamos algunos pasajes del discurso del presidente de la Autoridad Palestina y líder de Fatah, Mahmoud Abbas, ante el Consejo Central de la OLP, el 14 de enero de 2018:

Israel ha importado escalofriantes cantidades de drogas para destruir a la generación más joven [de palestinos]”.

Los europeos querían traer aquí a los judíos para preservar sus intereses en la región. Pidieron a Holanda, que tenía la flota más grande del mundo, que traslade a los judíos” (Ynet, 15 de enero de 2018).

Israel es un proyecto colonialista que no tiene nada que ver con los judíos”.

La reacción periodística, fue bien distinta:

No sólo no se buscaron reacciones ante las palabras antisemitas, ante las falsificaciones y ante la negación del vínculo histórico del Pueblo judío con Tierra Santa, es decir, de su derecho a existir; sino que decidieron hacer de cuenta que nunca sucedió, censurando dichos pasajes del discurso: sabiendo que estaban, que las palabras habían sido pronunciadas, se suprimieron.
En su lugar, se reiteraron obedientemente los mantras de la casi hagiográfica “narrativa” victimista palestina.

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