Siempre es una buena oportunidad para criticar a Israel

El 12 de octubre de 2012, eldiario.es publicaba una nota de opinión firmada por Olga Rodríguez, donde la periodista mostraba su desacuerdo con la obtención del Premio Noble de la Paz por parte de la Unión Europea.

Para argumentar su posición, Rodríguez señala, en un principio, diversas políticas implementadas en Europa para enfrentar la crisis con las que no se muestra de acuerdo.

Y acto seguido pasa el plano internacional:

“El Nobel premia a una Unión Europea que levanta muros, externaliza fronteras y encarcela a personas por el simple hecho de no tener papeles; que apoya o guarda silencio ante operaciones militares en las que mueren civiles, que maltrata a ex colonias como el Sáhara occidental o respalda a regímenes represivos siempre y cuando éstos favorezcan sus intereses económicos y geoestratégicos”.

Pero esta es sólo la introducción, pues la periodista continúa:

“La Unión Europea fue aliada del Egipto de Hosni Mubarak, mantiene espléndidas relaciones con la monarquía absolutista de Arabia Saudí o con el Estado de Israel, con quien firmó un acuerdo preferente en materia comercial”.

Es decir, en tan sólo tres líneas equipara a una democracia con una monarquía absolutista y una dictadura. Por lo demás, la Unión Europea tiene acuerdos similares también con Croacia, Serbia y Bosnia, tres países que recientemente estuvieron envueltos en una cruenta guerra donde se cometieron crímenes contra la humanidad. También tiene acuerdos con la Autoridad Palestina y Jordania, por citar sólo dos ejemplos más.

Pero no es esa la única mención a Israel, es sólo la introducción. La periodista continúa señalando al estado judío:

“Cuando Israel lanzó en 2008 la operación Plomo Fundido contra Gaza ningún país de la Unión Europea llamó a consultas a los embajadores israelíes, ni suspendió las relaciones comerciales con Tel Aviv, a pesar de que el Ejército israelí mató a 1.400 palestinos y bombardeó en al menos cuatro ocasiones las sedes de la ONU en la Franja”.

Puntualizaciones obligadas:

  1. Los muertos israelíes no cuentan.
  1. Según informa en su blog el Ejército de Defensa de Israel, entre 2006 y 2008, murieron 34 israelíes como consecuencia de los ataques con cohetes desde Gaza; y 1560 personas resultaron heridas. Desde la retirada israelí de la Franja de Gaza, más de 8000 cohetes han sido lanzados desde el territorio hacia suelo israelí: en 2006 fueron 1123 cohetes; en 2007, 2427; y en 2008, 3278.
  1. En tanto, el diario Haaretz aclara otro punto de las acusaciones de Rodríguez, en un artículo del 3 de febrero de 2009:

“Las Naciones Unidas han revertido su postura en uno de los más polémicos y sangrientos incidentes de la reciente operación de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza, declarando que el ataque con mortero que le costó la vida a 43 personas el 6 de enero no impactó en una de las escuelas de la UNRWA. […] Maxwell Gaylord, el coordinador humanitario de la ONU en Jerusalén, dijo el lunes que los morteros del ejército israelí cayeron en la calle, cerca del complejo [de la ONU], y no el complejo en sí”.

Pero estos datos, para la periodista, son irrelevantes. De esta manera – obviando la realidad -, puede indignarse por el hecho de que la Unión Europea no suspendiera las relaciones comerciales con Israel.
Ya el 5 de abril de 2011, del diario La Nación, de Argentina, publicaba un artículo de Emilio Cárdenas; donde el ex embajador argentino ante las Naciones Unidas ponía al lector en antecedentes:

Las duras acciones militares israelíes, recordemos, se pusieron en marcha como respuesta a las agresiones con disparos indiscriminados de cohetes contra el interior de Israel que -poniendo en riesgo la vida de civiles inocentes- provenían de Gaza”.

Y acto seguido explicaba brevemente el informe posterior encargado al ex Juez de la Suprema Corte de Sudáfrica y ex fiscal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, Richard Goldstone:

“El gravísimo contenido del ‘Informe Goldstone’ fue particularmente duro para las Fuerzas Armadas de Israel, a las que se acusó puntualmente de haber cometido crímenes de guerra […] en el transcurso del conflicto armado investigado. Además, el ‘Informe Goldstone’, es cierto, confirmó que los disparos indiscriminados de cientos de cohetes contra civiles inocentes israelíes, realizados desde el interior de Gaza por los milicianos de Hamas, constituían también crímenes de guerra. En el conflicto en cuestión, recordemos, murieron 1100 palestinos, incluyendo civiles inocentes y 13 israelíes, tres de los cuales fueron también civiles inocentes”.

Hay que remarcar que Hamas no cuenta con milicianos en sus filas: son terroristas. Así lo eestimana el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros.

Cárdenas, entonces, se refiere a la retractación de Goldstone:

“Inesperadamente, el viernes pasado, Richard Goldstone publicó una clara retractación del contenido y conclusiones de su Informe, esta vez desde las páginas del Washington Post. Allí admitió inequívocamente que, con la información de que hoy dispone, está ahora seguro que el daño producido a civiles inocentes palestinos por las acciones militares israelíes no fue intencional. Ya no menciona siquiera lo que antes calificó de ‘uso desproporcionado’ de la fuerza. Y aprovecha para confirmar algo para muchos obvio: esto es que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cuyo encargo en su momento aceptara, tiene prejuicios claros contra Israel”.

¿Si esto ocurrió en 2011, cómo es que Olga Rodríguez no conocía esta información en 2012 a la hora de redactar su artículo? Porque, si la conocía, ¿cómo es posible que se indigne por el hecho de que la Unión Europea no llamara a los embajadores israelíes a consulta? Es más, ¿cómo es que utilice a Israel como arma arrojadiza contra la Unión Europea, como si el estado judío fuese un estado paria?

El periodismo hispano en general, rara vez pierde la oportunidad de reflejar a Israel como un estado al margen de la legalidad internacional. Esto sucede incluso en una situación en la que el objeto de la crítica es la concesión del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea. Pero, por elevación, también Israel recibe lo suyo. Una vez más, se le recuerda al lector que Israel sigue en su lugar, con los mismos defectos de siempre.

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