Se plantean interrogantes sobre cargos de “matanzas injustificables” en Gaza

Menos de un mes después que Israel concluyó las operaciones en Gaza, algunos soldados que sirvieron allí se reunieron en la academia militar a la que habían asistido para comentar sus experiencias en el combate. De acuerdo al reporte del periódico Israelí Ha’aretz , Danny Zamir, el jefe de la academia, organizó una reunión en la que desde su inicio condenó la operación israelí por establecer “nuevos límites al código ético del ejército y del Estado de Israel” y por sembrar “destrucción masiva entre los civiles”.

Posteriormente en la conversación, Zamir fue aún más lejos y dijo:

Creo que sería importante que los padres se sienten aquí y escuchen esta conversación. Creo que sería una conversación instructiva y también muy desalentadora y deprimente. Ustedes están describiendo un ejército con normas de valores muy bajos, esta es la verdad.

Debido a que, como lo dice Ha’aretz, Zamir “no oculta sus opiniones políticas”, es posible que sus ex estudiantes, provenientes de la escuela de tendencia izquierdista y afiliada a los kibutzim, supieran lo que Zamir quería escuchar en la reunión, a la que asistió sólo un grupo auto seleccionado. En todo caso, algunos de los asistentes ciertamente no defraudaron a Zamir, quien fue encarcelado por el IDF en 1990 por negarse a servir en Cisjordania. Relataron historias de “asesinatos a sangre fría”, que incluían los testimonios de testigos presenciales, quienes dijeron que un francotirador mató a una mujer y a dos de sus hijos simplemente porque viraron para el lado equivocado, y otro francotirador mató a una anciana.

Zamir escribió un artículo sobre la conversación para el boletín de noticias de la academia, que posteriormente les proporcionó también a los periódicos Israelíes Ha’aretz y Maariv, lo que desencadenó, solamente en Ha’aretz, múltiples historias sumamente críticas de la supuesta conducta del ejército israelí (aquí, aquí, aquí, aquí y aquí), así como muchas historias en la prensa extranjera, como por ejemplo El País de España, La Nación y Clarín de Argentina. Tanto el reportaje de Ha’aretz como los de El País, La Nación y Clarín, ignoraron los testimonios detallados del IDF proporcionados por soldados de conducta ejemplar, muestra de los cuales es el testimonio de soldados que dejaron un sobre con dinero en efectivo a los propietarios de las casas que habían ocupado.

Aunque el gobierno israelí ha prometido una investigación completa e incluso una investigación criminal, se han planteado serias dudas con respecto a algunos de los cargos.

Por ejemplo, en el Canal 2 de Israel, el corresponsal de defensa Roni Daniel reportó que el soldado que supuestamente presenció a un francotirador que mató una madre y a dos de sus hijos ahora ha admitido a su comandante de brigada que no ha visto nada de esto:

No lo he visto yo mismo. Hubo historias de este tipo. No estuve en esa casa y todo lo que dije fue sólo con base en rumores. La conversación en la reunión fue fraternal y lo relaté en este contexto.

Daniel planteó preguntas similares sobre el francotirador que asesinó a la anciana y concluyó que “La credibilidad de estas dos historias es muy dudosa”.

He aquí el reporte de Daniel en Hebreo:

A raíz de la teledifusión de Daniel, incluso Ha’aretz reportó que el soldado que relató la historia del asesinato de una madre y sus hijos fue llamado por su comandante de brigada, y en esta ocasión admitió que se había basado exclusivamente en “rumores”.

Para el mediodía, el ejército pudo reportar que habían llegado a conclusiones preliminares con respecto a la investigación del testimonio del asesinato de una madre y sus dos hijos. El comandante de la brigada Givati, Ilan Malkha, se reunió con el líder del escuadrón, el que contó la historia, quien admitió que se había basado exclusivamente en rumores existentes en la compañía.

Desatención de los argumentos en contra

Ha’aretz, El País, La Nación, Clarín, y la mayoría de los otros puntos de distribución que cubrieron esta controversia han ignorado las declaraciones detalladas de otros soldados sobre las estrictas reglas de combate que siguieron y sus actos bondadosos para con los palestinos.

El periódico israelí Yediot contó algunas de estas como una reacción a las historias de Ha’aretz:

“No creo que hayan habido soldados que pretendieran matar (palestinos) sin razón”, dijo el soldado Assaf Danziger de 21 años, miembro de la Brigada Givati, quien fue herido levemente tres días antes de la conclusión de la Operación Plomo Fundido.

Dijo, “Lo que sucedió allí no fue agradable para nadie; queríamos terminarlo lo más pronto posible y tratamos de evitar tener contacto con civiles inocentes”.

Según Danziger, los soldados recibieron órdenes específicas de abrir fuego sólo contra terroristas armados o personas que representaran una amenaza. “No hubo incidentes de vandalismo en ninguno de los edificios que ocupamos. Hicimos sólo lo que estaba justificado y actuamos por necesidad. Nadie le disparó a civiles. Las personas caminaban a nuestro lado libremente.

En el mismo artículo Yediot citó también a otros soldados:

Un soldado de la Brigada de Paracaidistas que también había participado en la guerra tildó estas afirmaciones de “tonterías”. Este soldado dijo bajo la condición de mantener el anonimato: “Es cierto que en la guerra la moralidad se puede interpretar de muchas formas diferentes, y siempre hay algunos idiotas que actúan inadecuadamente, pero la mayoría de los soldados representaron a Israel honorablemente y con un alto grado de moralidad.

Dijo, “Por ejemplo, en tres diferentes ocasiones el comandante de mi compañía revisó los bolsos de los soldados para buscar artículos robados. Aquellos que robaron la cosa más pequeña, como dulces, fueron castigados severamente”.

“Se nos prohibió dormir en las camas palestinas aunque no tuviéramos otra alternativa de alojamiento, y no tocamos ninguna parte de su comida, incluso después de que no tuvimos suficiente alimento por dos días.

“Durante un incidente, se nos informó que una terrorista suicida se estaba dirigiendo hacia nosotros, pero incluso cuando mujeres se aproximaban hacia nosotros y cruzaban un cierto punto, disparábamos al aire o cerca de ellas”. “Aún cuando nos topábamos con almacenes desiertos, ni siquiera pensábamos en tomar nada. Un soldado tomó una lata de comida, pero inmediatamente la regresó después de que todos le gritamos”.

El comandante (res.) Idan Zuaretz de Givati dijo, “en cada guerra hay un pequeño porcentaje de soldados problemáticos, pero debemos ver esto desde una perspectiva amplia y no enfocarnos en incidentes aislados”.

Zuaretz, un comandante de compañía, también cuestionó la integridad de los soldados que hicieron las afirmaciones controversiales, y dijo, “si este era un asunto tan candente para ellos, ¿por qué permanecieron en silencio hasta ahora? En un nivel ético y moral estaban obligados a detener lo que afirman que ocurrió y no esperar dos meses para ser escuchados en algún debate esotérico”.

Según el oficial, el IDF hizo todo lo posible y empleó la tecnología más avanzada para evitar perjudicar a la población civil.

“He visto algunas cosas en mi época, pero hasta yo me sorprendí del nivel de profesionalismo que mostró el ejército”, dijo Zuaretz. “El día en que nos retiramos de Gaza, personalmente le di una orden a mis soldados de que dejáramos todas nuestras golosinas en la última casa que ocupamos. Algunos reservistas incluso dejaron un sobre lleno de dinero a una familia palestina”.

Otro soldado que había peleado en Gaza, Yishai Goldflam, circuló una carta abierta a la familia palestina cuya casa ocupó temporalmente su unidad durante el combate. Su carta, titulada “Soy el soldado que durmió en tu casa”, se publicó en Maariv, y luego se tradujo y se publicó en el National Post de Canadá. Goldflam también habló del cuidado que tanto él como sus compañeros soldados tuvieron para minimizar el daño a la casa:

Pasé muchos días en su casa. Su presencia y la de su familia se sentían en cada rincón. Vi los retratos de su familia en la pared y pensé en mi familia. Vi los frascos de perfume de su esposa en el tocador, y pensé en mi esposa. Vi los juguetes de sus hijos y sus textos escolares en inglés. Vi su computadora personal y la forma en que ubica el modem y el teléfono inalámbrico junto a la pantalla, al igual como lo hago yo.

Quería que sepan que a pesar del gran desorden que encontraron en su casa, que se creó durante la búsqueda de explosivos y túneles (que de hecho se encontraron en otras casas), hicimos lo posible para tratar sus posesiones con respeto. Cuando moví la mesa de la computadora, desconecté todos los cables y los coloqué en el suelo esmeradamente, como lo haría con mi propia computadora. Incluso cubrí la computadora con un pedazo de tela para protegerla del polvo.

Sé que en la devastación, los agujeros de bala en sus paredes y la destrucción de las casas cercanas a la suya, mis descripciones parecen ridículas. Aún así, necesito que me entiendan (a nosotros) y espero que canalicen su enojo y criticismo hacia los lugares correctos. Decidí escribirles esta carta específicamente porque me quedé en su casa…

Es deplorable que los lectores de El País, Clarín y La Nación se alimenten con dosis constantes de la historia antiisraelí del momento, mientras que ignoran las historias de los soldados israelíes representativos como Yishai Goldflam. Los editores de estos periódicos (y sus contrapartes de Haaretz) deben explicar por qué resulta adecuado publicar lo que dice Danny Zamir, mientras que no resulta adecuado publicar lo que dice Yishai Goldflam.

Este tipo de escogencias tendenciosas ocasionan que las noticias se fabriquen en lugar de reportarse.

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