Paria entre las naciones

Numerosos medios en español se hicieron eco de la noticia de la incomparecencia de la delegación israelí ante Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas que tenía previsto evaluar un informe sobre la situación de los derechos y libertades fundamentales del Estado Judío.

El diario español ABC, recogiendo una noticia de EFE, decía (29 de enero de 2013):

“Israel se convierte así en el primer país que desiste de participar sin justificación en este foro, creado en los últimos años para revisar de manera equitativa el desempeño de todos los países miembros del sistema de la ONU en materia de derechos humanos.”

En tanto, el 30 de enero de 2013, Página 12 informaba:

“La mayoría de las delegaciones participantes del Consejo de Derechos Humanos señalaron que Israel rompió el principio de ‘igualdad de trato’ entre los países y puso en riesgo la segunda ronda del mecanismo de evaluación, luego de que los 193 países de la ONU cumplieran con él entre 2008 y 2011.”

Ambos medios resaltaron las palabras de la delegación egipcia y del representante palestino:

“El jefe de la delegación de Egipto ante el organismo denunció que ‘estamos ante una clara falta de cooperación y ante el incumplimiento de un Estado que es miembro pleno de Naciones Unidas (…) Es inaceptable, ya que muchos países en desarrollo hacen considerables esfuerzos para cumplir con esta obligación y esta situación los desalienta’. Por su parte, el delegado palestino advirtió que ‘en caso de que sea cierto que Israel ha pedido el aplazamiento de su informe, significaría que tiene enormes problemas y es incapaz de cumplir con sus obligaciones sobre derechos humanos’.”

¿La versión israelí? Bien, gracias.

La Vanguardia, por su parte, publicaba el 30 de enero de 2013 que:

“La última revisión de la situación de Derechos Humanos y libertades fundamentales en Israel se celebró en 2008. Por su parte, 15 organizaciones pro Derechos Humanos israelíes y palestinas han advertido sobre las consecuencias a largo plazo de la negativa de Israel a cooperar totalmente con Naciones Unidas.

En este sentido, han emitido un comunicado conjunto en el que han apuntado que ‘esta falta de transparencia no solo implica que Israel quiere evitar críticas a sus violaciones del Derecho Internacional, sino que el sistema de Revisión Universal Periódica se verá dañado por la pérdida de dos de sus principios fundamentales: la igualdad y la universalidad’.”

Una vez más, ¿y la voz israelí? Y una vez más, la versión que se brinda da por hecho que Israel “viola el Derecho Internacional”. Eso sí, sin brindar argumento alguno para sostenerdicha acusación.

Así, a partir de la cobertura sin contexto y sesgada de esta noticia, el lector puede extraer básicamente dos conclusiones: que no hay justificación en la negativa israelí a presentarse al Consejo de Derechos Humanos y que algo tiene algo que ocultar.

Pero, ¿es realmente así? ¿Israel pretende evitar las “críticas”? ¿O hay algún o algunos otros motivos para su ausentismo?

En el blog de CAMERA, el día 27 de enero de 2011 se podía leer:

“En 2008, Richard Falk comenzó su mandato de seis años como Investigador Permanente para Israel del Consejo de Derechos Humanos sobre ‘las violaciones israelíes a los principios del derecho internacional’ – un cargo que, en sí mismo, ya supone un claro sesgo, ya que está destinado a investigar sólo las acciones israelíes y no las palestinas.”

El diario Forward informó el 7 de julio de 2011 que el funcionario de la ONU publicó una viñeta antisemita a su blog. A lo que se suma que en su blog, Falk escribió:

Me sentí atraído por la lucha palestina como resultado de la amistad con prominentes exiliados palestinos, cuando aún era estudiante. Me formé una creencia bien evidenciada de que el gobierno de los EE.UU. y la comunidad judía organizada eran los responsables de la confiscación masiva y continuada de tierras palestinas y los derechos”.

¿No es llamativo que el CDH eligiera a esta persona en particular para “investigar” a Israel de manera permanente?

El 29 de enero de 2013, UN Watch sostenía que:

“[La organización] UN Watch está preocupada por la cultura de alabanza mutua que se profundiza cada vez más, donde los miembros de los grandes bloques de votación se conceden el uno al otro la inmunidad.

Un estudio sustancial de UN Watch en 2009 midió cómo los países conducen la Evaluación Periódicos Universales (EPU). Se puntó el grado en como un estado evaluó al país referido, identificando cuestiones específicas y genuinas en lo concerniente a los derechos humanos e impugnando el incumplimiento — que es el único modo que la EPU puede ayudar a víctimas.

De 55 países examinados, incluyendo a los 47 miembros del Consejo, sólo 19 tenían resultados positivos globales. Éstos incluyeron a Canadá, Francia, Alemania, Países Bajos, el Reino Unido y los Estados Unidos.

Aquellos que se encontró que contribuyen de manera negativa al proceso incluían a Angola, Egipto, Irán, Malasia, Nicaragua, Arabia Saudita, Bangladés, China, Yibuti, Indonesia, Libia, Corea del Norte, Pakistán, Siria y Sudán.

El peligro de la alabanza mutua consiste en que la revisión la EPU se termina utilizando como un sello de legitimidad.”

El 14 de marzo de 2012 el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó de forma unánime un informe de la ONU ¿El contenido? Un elogio en toda regla al historial de derechos humanos del régimen de Gaddafi.

¿Realmente Israel no tenía justificación alguna para ausentarse? Por lo demás, ausentarse no implica otra cosa que mostrar desacuerdo con el Consejo. Las especulaciones de ONG, de funcionarios palestinos o países árabes son, en el mejor de los casos, sólo eso, especulaciones.

El Consejo de Derecho Humanos es un organismo perteneciente a las Naciones Unidas que, durante 2012 adoptó un total de 22 resoluciones que señalaban a Israel y 4 resoluciones para el resto del mundo. Una de ellas, para Siria, que ya sumaba al menos 40 mil muertos. Las otras tres: Irán, Corea del Norte y Bruma. Un mundo verdaderamente apacible: ¿no sucede nada en Rusia, Sudán, Venezuela, Somalia o Pakistán?

En 2010, Gilead Ini, analista de CAMERA, decía en un artículo de fondo que:

“La obsesión con Israel por parte del Consejo de Derechos Humanos es ciertamente significativa y digna de mención. Es, después de todo, nada menos que intolerante e injusto juzgar a un país en particular mediante un determinado conjunto de normas y aplicarlas para el resto del mundo.”

Durante el intercambio del secuestrado Gilad Shalit por los presos condenados palestinos, Navi Pillay, Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU dejó bien en claro las prioridades: no dijo nada del circo montado en Egipto alrededor de Shalit, que fue puesto en la estresante situación de ser entrevistado para la televisión junto a sus captores enmascarados del grupo terrorista Hamas. En su lugar, Pillay se preocupó por el hecho de que los terroristas palestinos que eran puestos en libertad no podían ejercer su derecho a elegir a dónde ir.

Pero esto no es todo, hay más.

El 12 de Septiembre de 2012 Alfred de Zayas hizo su primera aparición como “Experto independiente para la promoción de un orden democrático y equitativo” del Consejo de Derechos Humanos.

¿Quién es De Zayas?

Nada mejor que sus palabras para presentarlo:

“Evidentemente cualquier víctima de la violencia es demasiado; ya sea israelí o palestina. Pero es imperativo mantener el conflicto de Gaza en una perspectiva histórica. Aquí el opresor es Israel y los oprimidos, los palestinos. Los pueblos oprimidos tienen el derecho, reconocido por el Derecho Internacional, a la auto-determinación y a liberarse de la opresión”. (En una entrevista en 2006)

¿Cuál es la perspectiva histórica que plantea? Por lo pronto, ya ha juzgado a Israel como culpable y ha sobreseído a los palestinos.

El Dr. en Ciencias Políticas Avi Beker indica:

“El representante del Alto Comité Árabe, Jamal Husseini le manifestó al Consejo de Seguridad de la ONU, el 16 de abril de 1948: ‘El representante de la Agencia Judía nos dijo ayer que ellos no eran los atacantes, que los árabes habían iniciado los enfrentamientos. No negamos esto. Le dijimos a todo el mundo que pelearíamos’”.

Y en otro pasaje de su artículo, señala:

“El día que Israel declaró su independencia, el secretario general de la Liga Árabe, Abdul Rahman Azzam Pasha declaró una guerra santa. Dijo: ‘Esta será una guerra de exterminio y una masacre trascendental…’”.

Pero la “perspectiva histórica” del “experto democrático” indica que “Israel surgió del terrorismo contra la población autóctona palestina, contra los británicos, y aun contra las fuerzas de paz de la ONU”.

El derecho a “liberarse”, ¿es el “derecho” a ejercer el terrorismo contra las poblaciones civiles israelíes? ¿El “derecho” a lanzar cohetes desde Gaza?

Este es el experto que contrató el Consejo de Derechos Humanos.

Llamativamente, la postura anti-israelí comienza a ser un denominador común en este organismo.

¿Realmente no tenía justificativo alguno Israel para ausentarse? ¿No tiene motivos para manifestar su desacuerdo con las “investigaciones” ad hoc sobre “cómo afectan los ‘asentamientos’ a los palestinos”? ¿Por qué el Consejo de Derechos Humanos no investiga la incitación al odio y la violencia que se emite a través de la radio y la televisión de la Autoridad Palestina? ¿Y sobre la glorificación del terrorismo? ¿Y sobre el adoctrinamiento en la cultura del odio, el resentimiento y el elogio del “martirio”? ¿O sobre cómo afectan a los israelíes los ataques con cohetes por parte del grupo terrorista Hamas?

Por otra parte, hay que tener presente que el Consejo de Derechos Humanos (órgano intergubernamental) está compuesto 47 por delegaciones de países que tienen motivaciones y agendas políticas particulares. No se trata de un organismo en que los representantes son independientes de los gobiernos de sus propios países.

Así, ¿puede Israel estar seguro de ser evaluado de manera imparcial por Venezuela, Sierra Leona, Libia, Mauritania, Kuwait, Pakistán, Qatar o Arabia Saudita?

Tal como sucede en la Asamblea General de Naciones Unidas, ¿no existen en el Consejo las llamadas mayorías automáticas de los países musulmanes y de los no-alineados?
Tal vez con toda esta información, el público lector podría hacerse una idea de por qué Israel no se presentó a la cita y arribar a su propia conclusión. Sólo es preciso una pequeña labor periodística. Nada más.

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