La Vanguardia: blanqueando el antisemitismo británico

Si el diario La Vanguardia abría el mes de abril de 2015 negando el problema del antisemitismo en Francia (siendo el colectivo judío francés el más atacado en ese país), el diario cerraba el mismo mes negando el antisemitismo en el seno del laborismo británico, con la publicación, el 29 de abril de 2016:

Los laboristas suspenden al exalcalde de Londres acusado de antisemitismo

Un tema que ha llevado a expulsiones en el partido y a que el mismísimo primer ministro británico lo denuncie en la Cámara de los Comunes, es tratado en las páginas de La Vanguardia como si se tratara de un mero asunto electoralista, y justificado en la “crítica al Gobierno de Israel por el uso desproporcionado de la violencia contra los palestinos, el avance de la ultraderecha y políticas como el levantamiento de un muro.”.

No entremos en la valoración que hace el periodista acerca de las políticas israelíes, y centrémonos en lo que debería ser su campo de conocimiento: la situación en la política británica.

Según el corresponsal de La Vanguardia:

“En la carrera para la alcaldía de Londres, el tory Zac Goldsmith (judío) va en las encuestas muy por detrás de su rival laborista, Zadiq Khan, de origen paquistaní.

Goldsmith y el Gobierno Cameron, a la desesperada, han hecho todo lo posible por desprestigiar a Khan por los contactos que tuvo hace años con clérigos musulmanes radicales que luego han resultado ser terroristas o han hecho apología del terrorismo.”

1- ¿Judío? ¿Por qué es importante destacar que el aspirante es judío? ¿Es un modo de anular la crítica de antisemitismo? Como si la acusación de antisemitismo fuera sólo con fines de ayudar al candidato opositor.

2- Khan tuvo contactos con futuros terroristas. ¿Eso no debería ser tratado como un problema más allá de lo electoral?

Dice el periodista que “La realidad es compleja. Es posible que en el ala izquierda del Labour (de la que Corbyn, actual líder, es su máximo representante) haya un poso de antisemitismo.” Pero inmediatamente añade que sin duda lo que hay es una crítica legítima a Israel.

Revisemos ese “posible” “poso de antisemitismo” en el partido laborista que menciona el artículo:

1. ¿Que la candidata laborista haya dicho que “Israel debería ser trasladado a los Estados Unidos” es una crítica legítima a Israel? ¿Es decir que proponer la desaparición de un Estado y pedir el traslado forzoso de su población es una crítica legítima?

2. Las declaraciones de Livingston: “en 1932 el propio Hitler era sionista, porque propuso enviar a todos los judíos de Alemania a Israel” son un despropósito histórico, cuya finalidad es la de comparar objetivos de sionistas y nazis. Es decir, el objetivo es la equiparación entre nazis y judíos: eso es antisemitismo, según la European Union Agency for Fundamental Rights (FRA) y la Organization for Security and Co-operation in Europe (OSCE).

Hitler obviamente no era sionista. No soñaba con que los judíos tuvieran su propio estado en su tierra ancestral. Simplemente quería quitarse de encima a los judíos alemanes e intentar un acuerdo con el que romper el Boycott anti-nazi de 1933.

Pero ¿cuenta La Vanguardia todo acerca del antisemitismo del líder laborista? No. En lugar de informar respecto a las sombras de judeofobia que hace tiempo se ciernen sobre Corbyn y su partido, La Vanguardia prefiere optar por ensombrecer a la oposición y asegura que lo que pasa es que

“la derecha británica no sabe qué hacer para deshacerse de Corbyn, y ahora lo ataca por el flanco de un hipotético antisemitismo, tanto suyo (por su posicionamiento político y sus alianzas) como de amigos como Livingstone y diputados como Shah”.

Pero hace tiempo que el problema del antisemitismo de Corbyn ha sido seguido por la prensa británica. Destaquemos sólo tres de los ejemplos que el periodista Yair Rosenberg escribía en Target Magazine

“• donó a la organización de Paul Eisen, un negacionista del Holocausto, y apareció en sus eventos. Más tarde afirmó que no tenía conocimiento de sus mal afamados puntos de vista Eisen, a pesar de los 15 años de relación entre ambos.

• Alabó al predicador Raed Salah y lo invitó al parlamento. Salah afirma que los judíos preparan su matza de Pascua con sangre gentil, que los judíos tenían conocimiento previo al 11/S, y que la homosexualidad es “un gran crimen.” Ha sido prohibido en el Reino Unido por incitación antisemita.

• Hizo campaña por la liberación de Jawad Botmeh y Samar Alami, que fueron condenados en Gran Bretaña en 1996 por el atentado contra la embajada de Israel en Londres y contra una de las mayores organizaciones benéficas judías del país”


Llamativa es también la reflexión que hace el periodista al afirmar que en la acusación hay:

“un cierto elemento de injusticia histórica, porque cuando muchos judíos llegaron al Reino Unido huyendo del nazismo, quien les abrió los brazos fue la izquierda intelectual británica, no los conservadores.”

Es decir que como en los años 30 el laborismo mostraba simpatía hacia los judíos que huían de los nazis, es injusto acusar a los laboristas del año 2016 de ser antisemitas, aunque donen dinero a negacionistas del Holocausto, aunque defiendan a terroristas que atacan sus sedes, aunque alaben a sus difamadores…

¿Qué clase de razonamiento periodístico es este?

El mismo razonamiento que durante todo el artículo intenta minimizar un problema que existe en el seno del partido cuyo mismo candidato,Zadiq Khan, tambiéndenunció(“los comentarios de Livingstone son atroces e inexcusables. No debe haber sitio para esto en el partido”),un problema que se ve reflejado en la propia sociedad británica con un dramático aumento de ataques a judíos, un problema que incluso ha alcanzado a las universidades y que está siendo denunciado por el mismo primer ministro.
Pero Rafael Ramos intenta defender lo que ni los mismos laboristas defienden y La Vanguardia prefiere el cuento de que son críticas legítimas a Israel.

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