La Nación y una “explicación” errónea sobre la salida de Estados Unidos e Israel de la Unesco

Hay algo queacaso, sea aún peor que no ofrecer contexto en una información; y eso es, hacerlo de manera errónea. Esto, precisamente, hacía el diario argentino La Nación el jueves 12 de octubre cuando en el marco de la decisión de Estados Unidos e Israel de abandonar la Unesco, organismo perteneciente a las Naciones Unidas, pretendía informar sobre “qué es la Unesco”.

Y lo hacía desde el arranque, asegurando que “Estados Unidos anunció… su retirada de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), a raíz de la disputa por la aceptación de Palestina en el organismo”.

No, no es esta la razón – de hecho, el comunicado del Departamento de Estado de Estados Unidos enumera primeramente “la preocupación de Estados Unidos con los crecientes atrasos en los pagos (de las contribuciones) a la Unesco, la necesidad de una reforma fundamental” del mencionado organismo; y recién en tercer lugar, el “continuosesgo anti-israelí en la Unesco”.

Este organismo internacional, por lo demás,aceptó a “Palestina” como miembro en 2011 – hecho que, evidentemente generó malestar, al punto que Estados Unidos cortó la financiación de dicho organismo, obedeciendo a una legislación estadounidense de los 1990.

El problema es mucho más grave, si cabe. Y tiene que ver con la utilización política de la Unesco por parte de los países árabes (y otros que, por diferentes motivos, los secundan) para negar la historia judía en Tierra Santa – y apropiarse, así, de la misma – con el fin de deslegitimar la existencia del Estado de Israel.

En este sentido, por ejemplo, el 7 de julio de 2017 este organismo declaró que “la Ciudad Vieja de Hebrón y la Tumba de los Patriarcas son un patrimonio mundial palestino puesto en peligro por Israel”. Hebrón es el segundo sitio más sagrado para el judaísmo, luego del Monte del Templo.

Ante la declaración por parte de la Unesco de que la Ciudad Vieja de Hebrón y la Tumba de los Patriarcas son parte del “territorio palestino”, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley declaró – según informóel Jerusalem Post el 8 de julio de 2017 -:

“Representa [la decisión] una afronta a la historia”.

“La votación de hoy no hace ningún bien y hace mucho daño”, porque “socava la confianza necesaria para el proceso de paz israelí-palestino tenga éxito”.

“Además [el voto] desacredita a una agencia de la ONU que ya es muy cuestionable”.

Esto es algo que, llamativamente, La Nación mencionaba en otro artículosobre la decisión estadounidense, pero como algo más bien anecdótico, comola excusa para una “arbitrariedad”…
Y, a propósito del sitio más sagrado para el judaísmo, en abril de 2016, la Unesco adoptó una resolución en la que ignoraba el vínculo judío con el área del Monte del Templo y del Muro de las Lamentaciones (Kotel) en la Ciudad Vieja de Jerusalén, a contrapelo de lasabundantes evidencias históricas.
Hillel Neuer, director ejecutivo de la ONG UN Watch,resumíaen un sucinto tuit el sesgo de la Unesco:
“Entre 2009 y 2014, la Unesco adoptó:
46 resoluciones contra Israel
1 sobre Siria
O sobre Irán, Corea del Norte, Sudán o cualquier otro país del mundo”

Es justamente esta sistemática instrumentalización política del organismo contra un pueblo, contra un país, uno de los motivos que ha provocado la decisión de Estados Unidos.

Mas, La Nación prefería urdir una “explicación” que retratara negativamente (intolerantes, intransigentes) la decisión de Washington y Jerusalén. A fin de cuentas, el texto seguía explicando que la Unesco “trabaja para crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos, fundado en el respeto de los valores comunes”. A quién en su sano juicio se le ocurriría, pues, oponerse a que “Palestina” formara parte de tal foro… Quién se marcharía de un organismo que tiene como prioridades “la igualdad entre hombres y mujeres; lograr la educación de calidad para todos y el aprendizaje a lo largo de toda la vida”, entre otras. Pero claro, esa no era, ni mucho menos, la cuestión.

Mientras tanto, los lectores del diario argentino se quedaban sin conocer los verdaderos motivos de la decisión de Estados Unidos de abandonar la Unesco – producida por el sesgo anti-israelí de este organismo (en realidad, un sesgo que se extiende a lo largo y ancho de la ONU) -, porque el medio no pudo evitar practicar su parte de parcialidad…

Por cierto, sobre “qué es la Unesco” sólo podía conocerse aquello que el propio organismo tiene para decir de sí.

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