La destrucción de los cristianos en Iraq: Demasiados a la vez

Cuando Mobutu Sese Seko, el presidente zairense, le habló a un grupo de funcionarios del gobierno sobre el problema de la corrupción en su país en 1976, no les dijo directamente que dejaran de robar del todo. Sólo les dijo que se moderaran. “Si quieren robar, roben un poco ingeniosamente, de una manera agradable. Si roban tanto como para volverse ricos de la noche a la mañana, los atraparán”.

Probablemente alguien les está ofreciendo un consejo similar a los terroristas islamistas en Irak en vista del asesinato de más de 50 cristianos que perpetró Al Qaeda en Bagdad el 31 de octubre. Al matar a tantos cristianos a la vez, superaron la habilidad de los intelectuales y los líderes religiosos occidentales de barrer bajo la alfombra el problema de la violencia islamista contra los cristianos.

Si el consejo de Mobutu se tradujera del contexto de la corrupción al de la violencia terrorista, diría algo así: “Mantengan los asesinatos como un ruido monótono. No maten demasiados cristianos a la vez, porque si lo hacen, forzarán a que los intelectuales y los líderes religiosos de occidente admitan que no somos simplemente un movimiento liberacionista que se opone a las tropas extranjeras en nuestro país, sino asesinos decididos a perpetrar una limpieza étnica de cristianos en Irak y en toda la región”.

Incluso si Al Qaeda se moderara y redujera el número de las víctimas de sus ataques a unos cuantos a la vez, ya es demasiado tarde. Los medios de comunicación de occidente se han despertado al problema de la violencia anticristiana en Irak y están empezando a conectar los puntos acerca de la violenta ideología eliminacionista que la motiva.

Una matanza excesiva para ignorarla

La matanza y la depravación fueron simplemente excesivas para ignorarse. En un artículo publicado el 11 de noviembre, USA Today describió el ataque con detalles escalofriantes:

El sacerdote Wasseem Sabeeh estaba a la mitad de la misa dominical en Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad, cuando una explosión sacudió la iglesia. De repente, hombres armados que gritaban rezos islámicos irrumpieron en la iglesia. Les dispararon a los sacerdotes, a los congregantes e incluso a los murales de María y los santos.

Algunos feligreses gritaron y salieron corriendo. Sabeeh, de 27 años, y otro sacerdote, Thaer Saadallah, de 32 años, dirigieron de prisa a docenas de otras personas hacia una habitación cercana al altar, luego regresaron para suplicarles a los hombres con chalecos explosivos que detuvieran la matanza.

Le dispararon a Sabeeh a mansalva, luego le dispararon a Saddallah en la cara. Este último cayó sobre las gradas del altar, sus vestimentas manchadas de sangre.

Los líderes del Vaticano, el Consejo Mundial de Iglesias y la Iglesia Presbiteriana (EE. UU.) parecieran ser incapaces de reconocer con exactitud quiénes perpetraron la violencia, pero sí emitieron declaraciones condenándola. Su incapacidad de dar nombres, avergonzar a los perpetradores de esta violencia y condenar la ideología que la motiva es claramente problemática, pero en la era del Internet, la historia está saliendo.

Salió en las páginas del Chicago Tribune. El 7 de noviembre, el periódico publicó un perfil de Natasha Shino, una activista asiria que explica por qué ella y su familia han huido de Irak y viven en Chicago: “Estamos atravesando un genocidio silencioso”, dijo Shino. “Estamos próximos a la extinción”.

Salió en las páginas del Globe and Mail de Londres, el cual reportó el 10 de noviembre de 2010 sobre la violencia anticristiana en los días posteriores al ataque de Bagdad:

Una gran cantidad de ataques a casas y comercios de cristianos en la ciudad mataron a seis personas e hirieron a 33 desde la tarde el martes, según un funcionario de la defensa iraquí.

Estos últimos ataques, en pequeña escala para los estándares iraquíes, se produjeron sólo 10 días después de una devastadora toma de rehenes ocurrida el 31 de octubre, en la cual 44 fieles cristianos, dos sacerdotes y siete agentes de seguridad murieron cuando fuerzas iraquíes irrumpieron en la Catedral Católica Siria de Bagdad, que había sido capturada por varios pistoleros islamistas.

El Estado Islámico de Irak, una organización afiliada a Al Qaeda, anunció que llevó a cabo el ataque de la catedral para forzar la liberación de los conversos islámicos, a los que supuestamente la Iglesia copta en Egipto mantenía detenidos. El grupo declaró posteriormente que los cristianos, dondequiera que estuvieran, eran “blancos legítimos”.

El Globe and Mail cita incluso a un embajador de Francia ante la ONU, Gerard Araud, quien afirma que hay “una voluntad deliberada de destruir a la comunidad cristiana” en Irak.

Salió en las páginas del Time, el cual reconoció el 11 de noviembre el embate de violencia anticristiana en Irak. Tambén reportó que los cristianos restantes quieren quedarse en Irak y que los líderes musulmanes están trabajando para poner fin a la violencia. Sin embargo,

De cualquier manera, no se ha aminorado la campaña contra [el cristianismo]. El miércoles, bombardeos sincronizados atacaron al menos 11 lugares cristianos de Bagdad, con un saldo de al menos a seis muertos y más de 30 heridos. Los ataques parecieran estar directamente relacionados con la cruel invasión a una iglesia el 31 de octubre, que dejó al menos 50 muertos, después que pistoleros entraron durante los servicios dominicales y abatieron en el altar al sacerdote oficiante y al acólito, antes de rociar una ráfaga de disparos sobre la congregación y detonar el chaleco de explosivos. A los asesinatos de Halloween en Nuestra Señora de la Salvación en Karada, el barrio mixto de clase media de Bagdad, les siguió un anuncio que realizó el Estado Islámico de Irak, un representante de Al Qaeda, que prometía: “Les abriremos a [los cristianos] las puertas de la destrucción y ríos de sangre”. (Énfasis añadido).

El 11 de noviembre, AFP reportó sobre la condena del ataque que realizó el Departamento de Estado de EE. UU. (el cual a diferencia de algunas instituciones cristianas, mencionó a los perpetradores por su nombre) y reportó que “antes de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 vivían en Irak un estimado de 800.000 cristianos, pero desde entonces, ante los repetidos ataques contra sus comunidades e iglesias, el número ha disminuido a cerca de 500.000”.

La historia llegó hasta el sitio Web del Christian Science Monitor, que el 10 de noviembre citó a un cristiano iraquí, que pidió que no usaran su nombre, y decía: “Lo que nos está pasando es lo que les pasó a los judíos”.

El CSM proporciona algunos detalles pertinentes cuando informa que “los judíos iraquíes, que anteriormente constituían una parte integral de la sociedad aquí, con una historia que se remonta a Babilonia, empezaron a huir en la década de 1940. Ahora sólo quedan historias de su otrora vibrante comunidad”.

La publicación no proporciona ninguna explicación de por qué los judíos desaparecieron de Irak: los estaban asesinando, pero incluso los lectores más obtusos pueden entender esto por sí mismos.

Los cristianos no son las únicas víctimas en Irak

Los cristianos y los judíos no son las únicas víctimas de este tipo de violencia. La realidad se enfatizó el 23 de abril de 2010 cuando terroristas secuestraron un autobús en Mosul, Irak, le ordenaron a todos los cristianos y musulmanes a bordo que se fueran y luego mataron a los 23 pasajeros restantes, miembros de la secta religiosa Yazidi.

Pocos meses después, terroristas sunnis asesinaron a más de 500 miembros de este grupo mediante múltiples atentados con coches bomba, en dos pueblos cercanos a la frontera entre Irak y Siria. Después del ataque, un Yazidi le dijo a Reuters “Su objetivo es aniquilarnos, crear problemas y matar a todos los Yazidis porque no somos musulmanes”. (Reuters, 17 de agosto de 2007).

En conjunto, estas historias ayudan a clarificar una realidad preocupante, que a los periodistas e intelectuales les cuesta mucho trabajo reconocer: las mayorías musulmanas y árabes tratan terriblemente mal a las minorías religiosas y étnicas en todo el Medio Oriente.

En el Medio Oriente, las minorías que carecen de un ejército y una barrera de seguridad que evite que los aspirantes a asesinos actúen, son víctimas regulares de violencia (tal como los coptos en Egipto) o lo que es peor, víctimas potenciales de limpieza étnica (como los Yazidis y los cristianos en Irak).

Derechos de las minorías logrados en Israel

Sin embargo, hay un grupo minoritario en el Medio Oriente que ha sido capaz de lograr un cierto grado de seguridad a pesar de la enemistad de los musulmanes y los árabes: los judíos. Con la creación de Israel en 1948, los judíos de Europa y el Medio Oriente fueron capaces de lograr lo que ninguna otra minoría ha sido capaz de obtener en la región: un territorio en el cual puede expresar su identidad cultural y protegerse de la hostilidad y la opresión musulmana y árabe.

En este sentido, la creación de Israel representa un gran logro para los derechos de las minorías del Medio Oriente. Mordechai Nisan, autor de Las minorías en el Medio Oriente: una historia de lucha y autoexpresión (McFarland, 1991) lo pone de forma sucinta: “En el logro de 1948, un pueblo del Medio Oriente logró la independencia y la condición de mayoría como ningún otro pueblo lo había hecho”. (Página 234) La independencia judía en el Medio Oriente representa un reto serio para la hegemonía islámica en la región y en muchos casos ha servido como una inspiración para que las minorías que sufren opresión a manos de las mayorías musulmanas anhelen tener sus propias patrias.

En lugar de dirigir la atención mundial hacia el maltrato de las minorías religiosas a manos de las mayorías musulmanas y árabes en el Medio Oriente y reconocer que la creación de Israel en 1948 fue una respuesta fuerte y legítima a esta opresión, un número significativo de líderes intelectuales y religiosos occidentales han descrito la creación de Israel como una causa (y no una respuesta al) sufrimiento de las minorías en el Medio Oriente.

Esta es la ironía. En lugar de condenar la violencia contra las minorías religiosas y étnicas en el Medio Oriente (y las creencias ideológicas y teológicas que fomentan la violencia) los defensores de los derechos humanos y los defensores de la paz en el occidente han facilitado esta violencia al enfocar la gran mayoría de su atención sobre Israel, un país que se fundó para evitar la destrucción de una minoría en la región. Y para empeorar las cosas, periodistas occidentales prominentes han colaborado con este proceso.

La invasión de la iglesia en Bagdad y el éxodo constante de los cristianos de Irak es parte de un precio terrible que las minorías étnicas y religiosas deben pagar para que los líderes intelectuales y religiosos de occidente entren en razón. Sólo podemos preguntarnos cuántos inocentes más morirán antes de que se le proporcione al mundo un relato honesto.

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