La batalla por el Monte del Templo

El tema de la división de Jerusalén y el control sobre el Monte del Templo ha sido uno de los principales obstáculos enfrentados en los anteriores esfuerzos para hacer la paz. Estos obstáculos para la paz se reflejan en: la negación de los musulmanes de los lazos históricos y religiosos del judaísmo con Jerusalén y el Monte del Templo, las construcción ilegal que ha emprendido el Waqf y la respuesta violenta quehan suscitadolas actividades judías en este lugar.

Tanto Israel como los palestinos reclaman a Jerusalén y sus sitios sagrados para sí. Israel mantiene el control de la seguridad y el control legal sobre el Monte del Templo, en tanto que el Waqf musulmán mantiene el control religioso, económico, administrativo, y también cierto control de seguridad. El fallo de las negociaciones pasadas se debe a que los palestinos niegan que los judíos tengan cualquier tipo de conexión y derechos religiosos o históricos sobre el Monte del Templo. Durante las negociaciones de julio de 2000 en Camp David, Yasir Arafat se negó a reconocer los lazos judíos con el Monte del Templo y afirmó que el Templo judío nunca existió en ese lugar. Cuando se reanudaron las conversaciones en Taba posteriormente en ese año, los israelíes accedieron a otorgar a los palestinos la soberanía completa sobre el Monte del Templo, pero les pidieron que reconocieran la santidad que el Monte del Templo tiene para el judaísmo. Los palestinos se rehusaron. Según dijo el entonces ministro de relaciones exteriores, Shlomo Ben-Ami:

Lo que me indignó particularmente en esa ocasión no fue sólo el hecho que se rehusaran, sino la forma en que se rehusaron: mediante una especie de desprecio total, una actitud de desdén y arrogancia. En ese momento capté que ellos realmente no eran Sadat. Ellos no estaban dispuestos a acercarse a nuestra posición ni siquiera a un nivel emocional y simbólico. En el nivel más profundo, ellos no están preparados para reconocer que tenemos cualquier tipo de derecho de posesión aquí. [Entrevista con Ari Shavit, Haaretz, 25 de noviembre de 2001]

Por consiguiente, resulta útil ver la historia del conflicto retroactivamente. Durante toda la historia, la relevancia de Jerusalén como una ciudad sagrada para los musulmanes disminuyó durante los períodos en que esta se encontraba segura bajo el control musulmán. En una visión global del tema el Dr. Daniel Pipes describe, “la relevancia de la ciudad y las emociones que la rodean se incrementan inevitablemente para los musulmanes cuando Jerusalén tiene importancia política. En cambio, cuando la utilidad de Jerusalén expira, lo mismo ocurre con su condición y las pasiones que despierta”. (Ver “La reclamación musulmana de Jerusalén”, Middle East Quarterly, septiembre de 2001)

Desde 1967, los intentos palestinos de organizar el fervor religioso del mundo árabe y musulmán con el fin de arrebatar a Jerusalén del control israelí se han acrecentado. Un historiador, el Dr. Yitzhak Reiter, en un estudio de 2005 titulado “Desde Jerusalén hacia La Meca y de regreso: La consolidación islámica de Jerusalén”, documentó el hecho de que la campaña palestina involucra la negación de la conexión judía con Jerusalén y el Monte del Templo, y a la vez promueve la santidad de Jerusalén y particularmente la del complejo Al-Aqsa para el Islam contemporáneo. Esta campaña también involucra la reinvención de la historia tendiente a crear una conexión árabe con Jerusalén que anteceda a la judía.

Incluso actualmente hay acusaciones crecientes de que, a fin de borrar cualquier evidencia arqueológica de la existencia judía en este lugar, el Waqf musulmán está destruyendo deliberadamente objetos y estructuras judías antiguas correspondientes al período del Primer Templo con el pretexto de que realiza restauraciones en el Monte del Templo.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

1) La centralidad del Monte del Templo para el judaísmo

La veneración judía por el Monte del Templo (Har HaBayit) antecede por mucho tiempo a la construcción de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa en el siglo VII D.C., e incluso antecede a la construcción del primer Templo judío (Beit HaMikdash) por el Rey Salomón en 954 a. C., casi 2000 años antes, que fue destruido en 587 a. C.

Según la tradición judía, el Beit HaMikdash se construyó sobre el Even Hashtiya, la piedra angular sobre la que se creó el mundo. Este templo se considera el epicentro del judaísmo, donde descansa la Presencia Divina (Shejiná), donde se iba a sacrificar a Isaac, donde una vez se ubicaron el Sanctum Sanctorum y el Arca de la Alianza que albergaba los Diez Mandamientos, donde el Templo se reconstruyó en 515 a. C., para ser destruido de nuevo por los romanos en el año 70 D.C. El Monte del Templo también se conoce como el Monte Moriah (Har HaMoriah), mencionado frecuentemente en la Torá.

Jerusalén, la ciudad más sagrada del judaísmo, se menciona cientos de veces en el Tanaj. Esta fue la ciudad capital de los antiguos reinos israelíes y el hogar del Templo más sagrado del judaísmo. Los judíos de todo el mundo antiguo hacían peregrinaciones al Beit HaMikdash tres veces al año para participar en el culto y las festividades de la forma en que la Torá lo ordena. Jerusalén y el Beit HaMikdash han permanecido como el objeto de los anhelos, aspiraciones y plegarias judías. Los rezos diarios (que se recitan de cara a Jerusalén y el Monte del Templo) y las oraciones de gracias después de la comida incluyen múltiples súplicas para la restauración de Jerusalén y el Beit HaMikdash. Los judíos mantienen todavía el 9º día del mes hebreo de Av, la fecha en que tanto el Primero como el Segundo Templo fueron destruidos, como un día de duelo. La ceremonia de la boda judía concluye con la recitación de la frase bíblica, “Si te olvidare, oh Jerusalén, olvide mi diestra su habilidad”, y con el rompimiento de un vaso de vidrio por el novio en conmemoración de la destrucción de los Templos. Y los servicios de Yom Kippur y el seder de Pesaj concluyen cada año con la frase “El próximo año en Jerusalén”.

El Muro Occidental (Kotel Hama’araví, que se conoce simplemente como la Pared del Kotel) es el remanente del muro de contención exterior, construido por Herodes para nivelar el terreno y expandir el área que albergaba el Segundo Templo judío. Su santidad se deriva de su proximidad al sitio del Templo y específicamente por su proximidad al Muro Occidental del Sanctum Sanctorum del Templo (Kodesh Hakodashim, el santuario interno que alojaba el Arca de la Alianza –Aron HaBrit– y donde solamente el Sumo Sacerdote –Kohen Gadol– podía entrar en Yom Kippur). De acuerdo con fuentes midrásicas, la Presencia Divina nunca se apartaba del Muro Occidental del Sanctum Sanctorum del Templo.

En el transcurso de los últimos cientos de años, los judíos han rezado en el Muro Occidental de Herodes porque era el lugar accesible más cercano al sitio más sagrado del judaísmo. De acuerdo con la tradición judía, el tercer Templo, y el definitivo, será reconstruido con la llegada del Mesías.

Hay una controversia entre los rabinos ortodoxos con respecto a la permisibilidad para entrar al complejo del Monte del Templo. Muchos rabinos prohíben el ingreso al complejo por el riesgo de que alguien ritualmente impuro pueda pisar el Sanctum Sanctorum, cuya localización exacta se desconoce. Otros permiten entrar al Monte del Templo y dicen que han determinado los lugares donde es posible pararse sin tocar el suelo sagrado. Estos lugares incluyen el área de la expansión del Templo de Herodes, como los Establos de Salomón, y la franja que se encuentra detrás del Muro Occidental.

2) El Monte del Templo como un lugar sagrado islámico

Jerusalén adquirió importancia como un lugar sagrado islámico durante el dominio de los Omeyas 661-750 D.C.). Cuando el Califa Abd al-Malik con sede en Siria se vio enfrentado a un desafío a su poder provocado por Ibn al-Zubayr, un rebelde que controlaba La Meca, en un intento de consolidar su liderazgo estableció para sus seguidores un lugar de adoración en Jerusalén en sustitución de La Meca. Este califa construyó la Cúpula de la Roca (Masjid Qubbat As-Sakhrah) en 688-91 D.C. justo en el lugar donde estuvieron otrora los Templos judíos.

Dos décadas después, en 715 D.C., los Omeyas construyeron otra mezquita sobre el Monte del Templo que denominaron el Masjid Al-Aqsa (la Mezquita más Lejana) para sugerir la “mezquita más lejana” que menciona el Corán (17:1). Este era el lugar metafórico a partir del cual se decía que Mahoma había ascendido al cielo en una visión (que en árabe se conoce como el Mi’raj) después de una viaje nocturno desde La Meca (el Isra) en un corcel alado llamado Al Buraq.

Aunque el Corán nunca menciona a Jerusalén o al Monte del Templo, la designación de un sitio concreto a lo que hasta entonces había sido sólo un nombre figurativo le proporcionó a los musulmanes un nuevo punto focal religioso. Varios versos coránicos se interpretaron posteriormente como una referencia indirecta a Jerusalén. Los musulmanes renombraron el Monte del Templo llamándolo al Haram al Sharif, el Noble Santuario.

Después del final del mando Omeya en 750 D.C. el interés musulmán en Jerusalén se desvaneció hasta la invasión de los cruzados en el siglo XII D.C. El líder curdo Saladino (Salah-al-Din ibn Ayyub) reconquistó Jerusalén en 1187, restableciendo el dominio musulmán en esta ciudad, y emprendió una campaña de construcción que continuó bajo el mando de sus descendientes, los ayubíes. Durante el dominio de los ayubíes existieron períodos en que Jerusalén y sus lugares sagrados se cedieron a los cruzados cristianos, quienes construyeron iglesias en el Monte del Templo. Quizás como una reacción a las conquistas de los cruzados, Jerusalén se estableció en la conciencia musulmana como la tercera ciudad más sagrada del Islam, después de La Meca y Medina. Aún así, la adoración en este lugar sagrado fue seguida por largos períodos de negligencia y desinterés por parte de los musulmanes.

El Muro Occidental, donde los judíos se reunían para rezar desde la conquista otomana a principios del siglo XVI, tenía poco interés o significado para los musulmanes hasta que llegó el período del Mandato Británico. Después de la Declaración Balfour del gobierno británico en 1917, que apoyaba el establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, el Muro Occidental empezó a asumir importancia nacional y religiosa para los sionistas, y los judíos empezaron a congregarse allí en cantidades mayores. El Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin al Husseini, utilizó el Muro como un punto central para sus campañas contra los sionistas. El Mufti incitó a los musulmanes al proclamar el Muro Occidental un lugar sagrado para los musulmanes del que los judíos trataban de apoderarse. Después de haberse ignorado por siglos, de pronto el Muro Occidental se declaró el lugar en el que Mahoma había atado su corcel alado durante su Viaje Nocturno. El muro se renombró Al Buraq en homenaje al caballo. (Antes de mencionar este punto, se habían mencionado varios sitios como el lugar donde Mahoma había atado su corcel, entre estos se encontraban el muro oriental y el muro del sur, pero nunca el muro occidental). Los disturbios musulmanes en 1929 contra los devotos judíos en el Muro fueron instigados por la idea de que los rezos judíos ponían en peligro las mezquitas sagradas para el Islam.

Aunque no se permitió a los judíos entrar y rezar en sus lugares sagrados durante el dominio jordano (1948-67), Jerusalén y el Monte del Templo fueron ampliamente ignorados como lugares sagrados de importancia para los musulmanes. Pero cuando Israel logró el control del este de Jerusalén y el Monte del Templo en 1967, el área se volvió de nuevo un punto central para el fervor y la incitación religiosa de los musulmanes. A pesar del hecho que las autoridades israelíes entregaron el control del Monte del Templo al Waqf islámico jordano como un gesto de paz, los musulmanes han seguido el ejemplo que dio Haj Amin al Husseini y han intentado utilizar el Monte del Templo como un pretexto para obtener un apoyo mundial contra de la autoridad judía sobre Jerusalén.

EL CONTROL DEL MONTE DEL TEMPLO

Durante los 19 años de la ocupación jordana de Jerusalén oriental (1948- 1967), los lugares sagrados judíos fueron profanados y destruidos. Se negó a los judíos el acceso a sus sitios sagrados (que incluían el Muro Occidental y el área del Monte del Templo), infringiendo el Artículo 8 del Acuerdo de Armisticio Israelí-Jordano de 1949. Se prohibió que las iglesias cristianas compraran propiedades en Jerusalén y se restringió a las organizaciones religiosas cristianas la posesión de propiedades cerca de los lugares sagrados. (Para más detalles ver: Introducción: Historia de Jerusalén)

Después de que Israel capturó Jerusalén oriental en 1967, que contenía los sitios más sagrados del judaísmo, el Ministro de Defensa Moshe Dayan ordenó a los soldados que quitaran de inmediato la bandera israelí que se había levantado sobre el Monte del Templo. Dayan declaró:

Extendemos la mano de la paz a nuestros vecinos árabes. Por este medio prometo fielmente a los miembros de las otras religiones, cristianos y musulmanes, que su libertad y sus derechos religiosos se preservarán completamente. No hemos venido a Jerusalén a conquistar los lugares sagrados de otros. (Meron Benvenisti, Jerusalén: La ciudad desgarrada, Isratypeset, Jerusalén, 1976)

Al entregar el control administrativo del Monte del Templo al Waqf islámico de Jordania, Dayan prohibió que los judíos celebraran allí servicios de rezos. Sin embargo, Israel conservó la soberanía y el control de la seguridad del área.

Israel prometió continuar el estatus especial que tenía el Reino Hashemita en la administración de los lugares sagrados islámicos en Jerusalén. Pero después de los Acuerdos de Oslo II en 1994, el líder palestino Yasir Arafat intentó reemplazar la autoridad del Waqf jordano sobre el Monte del Templo. Arafat designó al jeque Ikrima Sabri como el Mufti de Jerusalén y a Hassan Tahboub como Ministro del Waqf y de Asuntos Religiosos, relegando a un segundo plano a Adnan Husseini, el jefe del Waqf islámico nombrado por Jordania. Aunque Husseini no fue despedido de su puesto, su posición se volvió menos importante, y así el Reino Hashemita de Jordania efectivamente perdió el control administrativo y religioso del Waqf, que recayó en la Autoridad Palestina de Arafat.

En 2004 los jordanos empezaron a reafirmar su control sobre el Waqf de Jerusalén. En julio de 2006 el jeque Ikrima Sabri, que se alineaba cada vez más con el árabe-israelí radical fue reemplazado por el jeque Mohammad Hussein como el Gran Mufti de Jerusalén. En marzo de 2007, el jeque Assam Jatib al Ta mimi se convirtió en el jefe del Waqf islámico de Jerusalén.

LA HISTORIA REESCRITA: SUPRESIÓN DE LA CONEXIÓN JUDÍA CON LOS SITIOS SAGRADOS Y CREACIÓN DE UNA HISTORIA ÁRABE FICTICIA

En 1930 el Concejo Supremo Musulmán publicó una guía turística al Monte del Templo en idioma inglés titulada “Una guía breve a al-Haram al-Sharif”, que decía:

El lugar es uno de los más antiguos del mundo. Su santidad data de las épocas más antiguas. Su identidad con el sitio del Templo de Salomón es indisputable. De acuerdo con la creencia universal, este también es el punto en el cual David construyo un altar a Dios y ofreció ofrendas ígneas y ofrendas de paz.

Pero el reconocimiento de un vínculo histórico judío a este sitio sagrado cambió después de la victoria de Israel en la guerra de 1967, cuando Jerusalén estuvo bajo el control de Israel. Los líderes palestinos y musulmanes empezaron a cambiar su discurso. Aunque las historias que relatan difieren entre sí, son consistentes en su intento de borrar la conexión judía con el Monte del Templo, con Jerusalén, y por supuesto, con todo Israel.

A continuación se presentan ejemplos de declaraciones de líderes políticos, religiosos y académicos palestinos, así como de otros líderes árabes y musulmanes que niegan la conexión judía con Jerusalén y el Monte del Templo, especialmente durante las negociaciones sobre de Jerusalén y sus lugares sagrados.

1) Los líderes políticos palestinos

Yasir Arafat

El embajador Dennis Ross, quien definió la participación de EE. UU. en el proceso de paz del Medio Oriente, en calidad de Coordinador Especial del Medio Oriente, y quien presidió la fallida reunión cumbre de la paz israelí-palestina del presidente Clinton en Camp David en 2000, reportó que el líder palestino Yasir Arafat planteó sólo una idea en las conversaciones de Camp David, a saber, la negación del fundamento de la fe judía al afirmar que el Templo nunca existió en Jerusalén, sino en Nablus.

Arafat temió reconocer la existencia de una conexión judía. Le dijo a Clinton, “Soy un hombre religioso, y no permitiré que se escriba de mi [en la historia] que he… confirmado la existencia del supuesto templo debajo de la montaña”. {Al-Hayat Al-Jadida, 12 de agosto de 2000, Traducción: MEMRI )

Posteriormente, en una entrevista del 5 de octubre de 2002 con Al Hayat de Londres, fue aún más allá en su negación de la historia judía, la cual cambió de nuevo. Esta vez alegó que el Templo judío no sólo nunca existió en Jerusalén, sino que tampoco existió en ningún lugar de Palestina:

Por 34 años ellos [los judíos] han cavado túneles, el más peligroso de los cuales es el gran túnel. No encontraron una sola piedra que probara que el Templo de Salomón estuvo allí, porque históricamente el templo no estuvo en Palestina [del todo]. Sólo encontraron los restos de un santuario del romano Herodes.

(Traducción: MEMRI)

Mahmoud Abbas

El presidente palestino Mahmoud Abbas, apoyado por el Occidente debido a su posición moderada, niega en forma similar que haya existido un Templo judío en el Monte del Templo. Se le citó diciendo:

Cualquier persona que quiera olvidar el pasado [los israelíes] no puede venir y afirmar que el templo [judío] se localiza debajo del Haram. Ellos piden que olvidemos lo que pasó hace 50 años a los refugiados, y hablo en calidad de refugiado que vive y respira, mientras que a la vez afirman que hace 2000 años ellos tenían un templo. Yo disputo esta afirmación [de que alguna vez existiera un Templo judío]}. Pero aunque este templo hubiera existido efectivamente, no lo aceptamos, porque no es lógico para alguien que quiere una paz práctica. (Kul Al-Arab (Israel), 25 de agosto de 2000; Traducción: MEMRI)

Nabil Sha’ath

Otros líderes políticos palestinos han seguido el ejemplo. Por ejemplo, Nabil Sha’ath del Consejo Legislativo Palestino y asesor principal del presidente Mahmoud Abbas, quien previamente fue un negociador primario en las conversaciones israelíes-palestinas, considera que el templo judío es “imaginario”. Sha’ath dijo:

[Los israelíes] insisten en tener la soberanía sobre la mezquita de Al-Aqsa con el pretexto de que el Templo israelí está enterrado debajo de esta, y que al mantener una soberanía constante podrían desenterrarlo algún día… Su afirmación no se ha demostrado a través de las excavaciones que han llevado a cabo alrededor y debajo de la mezquita. [Voz de la Estación de Radio Palestina, 26 de julio de 2000]

Israel pide el control del Monte del Templo con base en su afirmación de que su templo imaginario estuvo allí. (Al-Ayyam, 27 de julio de 2000).

Walid Awad

Walid Awad, portavoz de la Comisión Central de Medios de Comunicación de Fatah para la prensa extranjera y ex director de publicaciones extranjeras para el Ministerio de Información de la OLP, dijo en una entrevista con IMRA el 25 de diciembre de 1996:

No hay una evidencia tangible de existencia judía en la supuesta ‘Época del Monte del Templo’. . . . La localización del Monte del Templo está en duda… Podría estar en Jericó o en algún otro lugar.

En un artículo que Awad publicó en línea en calidad de director de publicaciones extranjeras para el Ministerio de Información de la Autoridad Palestina (AP) titulado “Jerusalén, una ciudad que clama por justicia” (el sitio web de la AP ya no está disponible), Awad acusa a Israel de falsificar la historia y la arqueología después de 1967 para crear una conexión judía con Jerusalén:

Inmediatamente después de que los soldados israelíes ocuparan el Este de Jerusalén árabe, en 1967, la Universidad Hebrea, el Ministerio de Asuntos Religiosos de Israel y el Departamento de Antigüedades, en forma colectiva e individual, empezaron una campaña de excavación masiva en el Este de Jerusalén árabe con el objeto de localizar trazas de existencia judía en la supuesta ‘Época del Monte del Templo”.

El hecho es que casi treinta años de excavaciones no revelaron nada judío, no han desenterrado ninguna evidencia tangible. Muy a su pesar, lo que salió a la superficie de sus excavaciones subterráneas resultaron ser más palacios, patios y mezquitas musulmanas. Otras excavaciones revelaron ruinas arqueológicas pertenecientes a los romanos, griegos y cananeos…

…Para dar credibilidad a estas afirmaciones, y para traducir los relatos históricos de la ciudad que se han falsificado ingeniosamente para obtener autenticidad mundial, ellos [los arqueólogos y las autoridades israelíes] decidieron manipular la historia de Jerusalén de la manera en que quieren que el mundo la vea, y presentarla en forma tal que sea aceptable para el pensamiento moderno de las personas comunes…

…Jerusalén no es una ciudad judía, a pesar del mito bíblico implantado en algunas mentes. Nada tangible se ha encontrado para dar credibilidad a estas reclamaciones.

2) Los líderes religiosos palestinos

El jeque Ikrima Sabri, anterior Mufti de Jerusalén

Ikrima Sabri, quien hasta hace poco fungía como el mufti de Jerusalén, nombrado por la Autoridad Palestina y la autoridad clerical islámica de más alto rango de la AP, insiste que los judíos no tienen conexión con ninguna parte del Monte del Templo, que comprende el Muro Occidental. En 1997 Sabri proclamó:

El Muro Al-Buraq [Muro Occidental] y su plaza son una propiedad religiosa musulmana, y las decisiones del gobierno israelí no lo afectan… El Muro Al-Buraq es parte de la Mezquita de Al-Aqsa. Lo judíos no tienen ninguna relación con esta. (Al Ayam, 22 de noviembre de 1997)

En 2000, Sabri reiteró esto en un semanario israelí-árabe:

Ninguna piedra del Muro Al-Buraq [Occidental] tiene ninguna relación con el judaísmo. [Kul Al-Arab, 18 de agosto de 2000]

Y unos meses después, dio una entrevista a un diario alemán en el cual insistió de nuevo:

No existe [ni siquiera] la menor indicación de que en el pasado existiera un Templo judío en este lugar. En toda la ciudad no hay ni siquiera una piedra que indique la historia judía… Los judíos no pueden reclamar legítimamente el muro [occidental], ni religiosa ni históricamente. El Comité de la Liga de las Naciones recomendó en 1930 permitir a los judíos rezar allí para sosegarlos. De ningún modo este Comité reconoció que el muro les pertenece. [Die Welt, 17 de enero de 2001]

En 2002, Sabri escribió un folleto titulado Palestina: el factor humano y la tierra, que se publicó en Egipto en agosto de 2002. En este folleto utilizó como evidencia la falsificación antisemita “Los Protocolos de los Sabios de Sión” para respaldar sus alegatos de que los judíos han tramado por siglos secretamente apoderarse de Palestina. Sabri negó cualquier conexión histórica y derecho de los judíos a la tierra, tildando de “imaginario” el Templo judío que construyó Salomón.

Tayseer Tamimi, Juez religioso supremo de la AP

El encargado religioso supremo de la Autoridad Palestina, Tayseer Tamimi, habla con frecuencia en la televisión palestina durante los acontecimientos públicos. En una entrevista televisada del 9 de junio de 2009, demonizó a los judíos y refutó el patrimonio o los vínculos judíos con Jerusalén y el Monte del Templo:

Conozco sitios sagrados musulmanes y cristianos en [Jerusalén]. No conozco ningún sitio sagrado judío en esta ciudad… Israel ha estado excavando desde 1967 en busca de los restos de su Templo o de su historia judía imaginaria.

Después de invertir la historia y poner boca abajo a la verdad, acusó a los judíos de convertir falsamente el Muro de “Al Buraq” en un sitio judío:

Cuando el Profeta [Mahoma] entró en Jerusalén, después de que ‘el animal que montaba’ en el Viaje Nocturno desde La Meca hacia Jerusalén aterrizó, lo amarró al muro occidental, que se conoce actualmente [por los musulmanes] como el Muro al-Buraq, y los judíos lo usurparon mediante la falsificación y el engaño [al decir que este es el Muro occidental del Templo].

También hizo alegaciones absurdas sobre los intentos científicos judíos para destruir los sitios sagrados árabes:

El propósito de las excavaciones [israelíes] es destruir la Mezquita Al-Aqsa. De hecho, se han removido sus cimientos. Se han inyectado ácidos químicos en las rocas para disolverlas. El suelo y las columnas [se movieron] de forma que la mezquita cuelga en el aire. Hay un plan israelí para destruir la Mezquita Al-Aqsa y construir el Templo.

3) Académicos palestinos

Los académicos palestinos han utilizado sus credenciales para respaldar sus pretensiones, a menudo en presentaciones en la televisión educativa palestina, han negado asiduamente la conexión histórica judía con la tierra, reemplazándola con una conexión árabe imaginaria. Según ellos, la Biblia no tiene veracidad histórica. Los académicos afirman que los palestinos son los descendientes directos de los cananeos, mientras que los judíos son descendientes de los jazares, quienes no tienen derecho a reclamar la tierra.

El Dr. Issam Sissalem, profesor de Historia del Oriente Medio en la Universidad Islámica de Gaza, aparece con frecuencia en la televisión de la AP, y niega cualquier conexión judía con el Monte del Templo, Jerusalén y la Tierra de Israel.

Con respecto al Templo de Salomón, afirma que:

Esta es la mayor mentira en la historia elaborada por esos mentirosos. (Televisión de AP, 8 de octubre de 2001)

No hay un texto histórico que pruebe la existencia [del Templo de Salomón] o de que este tenga veracidad histórica salvo la Biblia, y la Biblia, como mencionamos anteriormente… fue escrita con base en leyendas antiguas. (Televisión de AP, 2 de agosto de 2004)

Y acerca del Muro Occidental, dice:

Ese es el lugar donde Mahoma se fue al Cielo y es parte de la Mezquita de Al-Aqsa. El enemigo sionista afirma falsamente que este muro es parte del supuesto templo. Esta es una mentira engañosa. (Televisión de AP, 8 de octubre de 2001)

De hecho, Sissalem intenta borrar toda conexión judía con la Tierra de Israel:

Como ya he dicho, los Hebreos antiguos fueron destruidos. Completamente diezmados. De hecho, fueron extranjeros en esta tierra. Eran beduinos primitivos provenientes del desierto Arábigo. Esta tierra es nuestra. Jerusalén y cada una de sus piedras son nuestras. (Televisión de AP, 8 de octubre de 2001)

Quiero destacar que no debemos enfocarnos demasiado en lo que se conoce como las tribus hebreas [bíblicas], que de hecho son beduinos, tribus árabes. No hay una conexión entre ellos y esos judíos jazares [del Israel actual]. (2 de agosto de 2004)

Los judíos vivían en áreas aisladas, en guetos en Polonia y Rusia. Ellos fueron los restos de los jazares, sin conexión con nuestra tierra o su historia… (Televisión de AP, 21 de noviembre de 2004)

El historiador y ex consejero de Arafat, Jarar al Qidwa hace aseveraciones similares:

Creo que el Templo de Salomón fue construido por los cananeos, quienes eran vecinos de los israelíes, los israelitas… Quiero señalar varias palabras claramente: la Biblia se volvió un documento de archivo que no representa lo que efectivamente fueron los israelíes y los primeros judíos, sino lo que ellos creían que eran, lo que ellos se imaginaron. El Templo es el fruto de su imaginación. En todo caso, cuando nuestra nación o nuestros antepasados cananeos llegaron a Palestina, ellos construyeron el Templo… un templo en Jerusalén…

…El asunto del templo es una innovación sionista. Nadie dijo que el templo que se construyó en Jerusalén, ni los cananeos ni tampoco los romanos, nadie dijo que estuvo en el lugar del Al Haram [islámico]”. (Televisión de AP, 2 de agosto de 2004)

4) Otras declaraciones de árabes y musulmanes

El intento de borrar la conexión judía con Israel no está limitado a los palestinos. El grado que esta negación ha alcanzado en el mundo árabe y musulmán se reveló en un estudio (en hebreo) de Yitzhak Reiter, que se basó en miles de normativas legales, proclamaciones y escritos islámicos que el autor encontró en la feria del libro del Cairo, sitios web árabes y librerías islámicas. (El columnista de Ha’aretz Nadav Shragai resumió algunos de los hallazgos de Reiter en una columna escrita el 27 de noviembre de 2005 titulada “En el comienzo fue Al-Aqsa”).

A continuación están unos pocos ejemplos a partir de 1967:

El 30 de diciembre de 1973, el rey Feisal de Arabia Saudita proclamó en Radio Riyadh

Los judíos no tienen absolutamente ninguna conexión con Jerusalén y no tienen sacramentos allí. Ellos aseguran que el Templo de Salomón está allí… El Templo de Salomón no existe en Jerusalén… Por lo tanto los judíos no tienen una conexión ni el derecho de tener presencia o autoridad alguna en Jerusalén.

El historiador saudita Muhammed Hassan Sharab declara que la mezquita coránica Al-Aqsa rodea todo el complejo del Monte del Templo, que incluye el Muro Occidental, y que el Templo de Salomón nunca estuvo ubicado allí.

El arqueólogo egipcio Abed al-Rahim Rihan Barakat, director de Antigüedades en el área de Dahab de Sinaí. Barakat asevera:

La leyenda acerca del templo judío es el mayor delito de falsificación histórica.

Abed al-Tuwab Mustafa, conferencista de la Universidad de Cairo, que una vez fue anfitrión en televisión, afirma que la pretensión judía de un Templo sagrado en el Monte Moriah no tiene fundamento.

El historiador libanés Kamal Salibi, profesor emérito en la Universidad Americana de Beirut teoriza que los antiguos israelitas nunca habitaron Palestina y que los eventos bíblicos no ocurrieron en Palestina sino en el sudoeste de Arabia, entre La Meca y Yemen. Salibi expone esta teoría en un libro de 1985, La Biblia Vino de Arabia, donde fundamenta sus declaraciones en el hecho de que muchos lugares de Arabia llevan nombres bíblicos.

En EE. UU. Nadia Abu El Haj, una profesora de antropología en Barnard College escribió un libro alegando que la arqueología israelí está afectada por motivaciones de política nacionalista con el fin de demostrar el “mito del origen” de la nación. Aunque ella no tiene experiencia arqueológica, descarta la amplia evidencia arqueológica que apoya los informes históricos y bíblicos de la larga presencia judía en Israel, y considera que estos se han manipulado para producir evidencia de una conexión israelita con la tierra.

5) Pretensiones de que Adán construyó la mezquita Al-Aqsa

En años recientes, han surgido declaraciones nuevas y discrepantes sobre quién construyó la mezquita Al-Aqsa. Casi todas estas declaraciones anteceden la construcción del Primer Templo judío de Salomón, en 954 a. C. Pero la alegación que está logrando la mayor credibilidad entre los musulmanes es que esta mezquita fue construida por Adán. Abdullah Marouf, un ex funcionario de Medios de Comunicación y Relaciones Públicas de la mezquita de Al-Aqsa, y ahora el encargado de un sitio web (http://www.camera.org/siteadmin/Innova/scripts/(http:/www.ouraqsa.com/english/?action=askaboutaqsa) dedicado a la mezquita Al-Aqsa, proporciona a los lectores de habla inglesa la “historia” refundida de la estructura:

La primera construcción de la mezquita de Al-Aqsa fue realizada por el profeta Adán (la paz sea con él); posteriormente esta se ha remodelado y reconstruido muchas veces, una de estas reconstrucciones la hizo el profeta Sulayman (Salomón) (la paz sea con él), pero su construcción de Al-Aqsa sólo fue una remodelación de la mezquita, no una primera construcción. Por lo tanto, no podemos decir que el profeta Sulayman fue quien CONSTRUYÓ la mezquita Al-Aqsa, pero podemos decir que este (la paz sea con él) REMODELÓ o RECONSTRUYÓ la mezquita.

Los periodistas occidentales encuentran difícil entender una historia revisionista árabe que rechaza y niega las verdades básicas aceptadas en la tradición judeo-cristiana; por lo tanto, tienden a descartarla o ignorarla. Pero la comprensión de la negación árabe de los fundamentos del judaísmo, y por ende el derecho de Israel a existir, es esencial para entender todo el proceso de paz árabe-israelí.

EL INTENTO DEL WAQF DE CAMBIAR EL STATUS QUO

En 1967, Israel aprobó la Ley de protección de los lugares sagrados, que otorga un estatus legal especial a los sitios sagrados y considera un delito penal profanar, violar o impedir el libre acceso a estos.

Otras leyes exigían el consentimiento previo del Ministerio de Asuntos Religiosos o del Ministerio de Educación y Cultura para llevar a cabo excavaciones dentro o cerca de un lugar sagrado. Una Ley de Antigüedades de 1978 estipula que cuando este tipo de sitio se utiliza para propósitos religiosos, acciones tales como pavimentar, excavar, enterrar, entre otras, sólo se pueden efectuar con el consentimiento por escrito del Director del Departamento de Antigüedades.

Sin embargo, el Waqf musulmán se niega consistentemente a reconocer la soberanía israelí o las leyes que gobiernan los lugares sagrados. En un intento de cambiar el status quo del Monte del Templo, el Waqf ha desobedecido repetidamente estas leyes, realizando excavaciones y construcciones de nuevas mezquitas. Muchos creen que bajo el pretexto de remodelaciones en el Monte del Templo el Waqf está destruyendo deliberadamente evidencia arqueológica de la historia judía en el sitio.

En los años de 1970, el Waqf cavó ilegalmente, sin supervisión arqueológica, una trinchera para instalar cables de servicios públicos. Esta excavación expuso un muro de 5 metros de longitud y 2 metros de grosor, que se cree que fue parte del complejo del Templo herodiano. El muro fue destruido y encubierto.

Un artículo y editorial de 1983 en la Revista Arqueológica Bíblica acusó al Waqf de ocultar evidencia relativa tanto al Primero (Salomónico) como el Segundo Templo con suciedad, plantaciones y pavimento. El editorial exigía que se permitiera el acceso a arqueólogos calificados para examinar el sitio del Monte del Templo, e instaba a los arqueólogos musulmanes y judíos a que cooperaran en la preservación de los restos arqueológicos que se encuentran allí. La revista publicó fotografías de antes y después del daño arqueológico.

Las autoridades israelíes repetidamente omitieron cumplir las leyes de antigüedad y tampoco detuvieron las excavaciones no autorizadas que realizaba el Waqf porque sentían que hacerlo dañaría las relaciones árabes-israelíes. Esto motivó que “Los fieles del Monte del Templo”, un grupo israelí que procura reconstruir un tercer templo judío en el lugar donde estuvieron el Primero y Segundo Templos, interpusiera una demanda judicial contra el Waqf y contra las autoridades israelíes. La Corte Suprema dictaminó que ciertamente el Waqf había violado las leyes de las antigüedades de Israel en 35 ocasiones, causando un daño irreparable y la destrucción de antigüedades, pero se negó a intervenir debido a susceptibilidades políticas, y en el entendido de que las leyes se harían cumplir adecuadamente en el futuro.

Pero en 1996, el Waqf se dedicó a convertir el área que se encuentra bajo la esquina sureste del Monte del Templo (los Establos de Salomón y la Puerta de Hulda oriental) en lo que sería la mezquita más grande del país, con una capacidad de 7-10.000 personas. El Waqf la llamó la mezquita de Marwani y declaró que esta era simplemente la remodelación de una mezquita preexistente, aunque los arqueólogos dijeron que no existía evidencia de esto. El Waqf, que funcionaba sin ninguna supervisión arqueológica y sin permisos, introdujo subrepticiamente maquinaria pesada y procedió a construir, lo que motivó a la municipalidad de Jerusalén a obtener una orden judicial para detener la construcción no supervisada. Esto se volvió muy politizado cuando los palestinos reaccionaron con disturbios violentos ante el intento israelí de abrir una segunda salida desde los túneles Hasmoneos (ver adelante). Para evitar que se intensificara la situación, el gobierno Laborista de Israel permitió que el Waqf completara su trabajo y abriera la mezquita.

Durante los próximos años, el Waqf continuó con su construcción unilateral y no autorizada e inauguró una nueva mezquita llamada Al-Aqsa al Qadima. Esta incorporó el doble pasadizo de la puerta occidental de Hulda, que era el único pasadizo completo que quedaba de la época del Segundo Templo.

En 1999, después de recibir la aprobación de abrir una salida de emergencia en la mezquita de Marwani, el Waqf utilizó excavadoras para expandir la mezquita del Establo de Salomón y excavar una abertura a gran escala (1.700 metros cuadrados por 11 metros). Tal como escribió el columnista de Ha’aretz Nadav Shragai, “Por primera vez desde 1967, se puso a trabajar en el Monte del Templo una flotilla de docenas de excavadoras y camiones, y se desenterraron y eliminaron 6.000 toneladas de tierra del Monte”. Los trabajadores tiraron estos escombros en el Valle Kindron. Amir Drori, quien fungía entonces como el director de la Autoridad de Antigüedades, lo llamó “un crimen arqueológico” y el Fiscal General Elyakim Rubenstein lo denunció como “una agresión a la historia judía”. (Ver “Medios de comunicación mudos ante las profanaciones del Monte del Templo“)

Los arqueólogos declararon que en los escombros se encontraban objetos importantes del Primero y Segundo Templos, y en 2004 se inició un proyecto para clasificar el material desechado. En un proyecto financiado por la Fundación de la Ciudad de David y dirigido por el profesor Gabriel Barkai y Tzachi Zweig, arqueólogos y voluntarios han descubierto miles de objetos importantes y poco comunes de las épocas del Primero y Segundo Templos, así como también de los períodos romano, bizantino, otomano y árabe antiguo, entre ellos un medallón talismánico que se remonta al Período del Primer Templo.

En 2000, el Waqf le cortó a la Autoridad de Antigüedades israelí cualquier posibilidad de acceso al Monte del Templo. En respuesta al constante trabajo de construcción no autorizada que realiza el Waqf en el Monte del Templo, se formó un comité voluntario y no político para tomar las medidas correctivas. Este comité, llamado “El Comité para la Prevención de la Destrucción de Antigüedades en el Monte del Templo” (CPDAMT) está conformado por prominentes arqueólogos, jueces, abogados, figuras literarias y otras figuras públicas del espectro político israelí. Estos voluntarios le pidieron al Primer Ministro que ordenara la detención inmediata de la construcción ilegal y no supervisada que realizaba el Waqf en el Monte del Templo, la cual causaba “un grave daño a la arqueología”. Se acusó al Waqf de realizar construcción a gran escala, en un área de miles de metros cuadrados, en la cual utilizaba maquinaria pesada, pavimentaba áreas extensas y removía tierra rica en hallazgos arqueológicos. El Shin Bet también le advirtió al primer ministro acerca de los planes que tenía el Waqf con respecto a abrir mezquitas adicionales en el Monte del Templo.

A pesar de que el Waqf bloqueaba el ingreso de arqueólogos, periodistas y funcionarios del gobierno al área, fotografías aéreas, reportes secretos y películas ofrecieron una visión de lo que estaba sucediendo. Una carta escrita por el CPDAMT al primer ministro Ariel Sharon incluye detalles del daño y la destrucción que ha realizado el Waqf. A pesar de las numerosas peticiones legales del CPDAMT y de otros grupos para detener la construcción ilegal del Waqf, la Corte Suprema continuó negándose a intervenir.

De nuevo, en el verano de 2007, el Waqf empezó a cavar una trinchera profunda para reemplazar cables eléctricos viejos. Aunque la policía israelí y la Autoridad de Antigüedades aprobaron la excavación, se utilizaron tractores pesados. El CPDAMT protestó por el uso de equipo pesado y por la falta de una supervisión arqueológica cuidadosa, pero el trabajo prosiguió, produciendo daños aparentes a lo que posteriormente se encontró que eran estructuras que datan del Primero y Segundo Templos.

El columnista de Ha’aretz Nadav Shragai ha escrito sobre la falta de supervisión de la construcción ilegal del Waqf. Este columnista señala que se ha negado el acceso al Monte del Templo y a la información acerca de lo que sucede allí tanto a la Autoridad de Antigüedades de Israel como al departamento de licencias e inspección municipal. Es más, pareciera haber una “intervención deliberada” de la policía y quienquiera que esté a cargo para evitar que la información llegue hasta la autoridad de antigüedades. (Ver “El más reciente deterioro de las antigüedades en el Monte del Templo”, por Nadav Shragai).

En cambio, un intento en 1981 del rabino del Muro Occidental, Yehuda Meir Getz, para reabrir secretamente una puerta antigua sellada y excavar manualmente un túnel existente que se encuentra tallado en la roca bajo el Monte del Templo (que se creía que llevaba al Sanctum Sanctorum y posiblemente al Arca de la Alianza perdida) fue detenido por el gobierno israelí, que ordenó sellar la abertura con concreto reforzado. (Ver “En busca del Arca perdida”, por Nadav Shragai).

La falta de voluntad para imponer el cumplimiento de las leyes de Israel que protegen las antigüedades y la evidencia de su patrimonio judío tiene su origen en el deseo de evitar la violencia y los disturbios árabes.

CONVOCATORIA AL JIHAD EN “DEFENSA” DE LOS LUGARES SAGRADOS MUSULMANES

Al mismo tiempo que intentan cambiar el status quo del Monte del Templo, los líderes musulmanes se oponen a cualquier esfuerzo judío para visitar, investigar, excavar, reparar o remodelar el área. A partir de los años 1920, los líderes árabes han incitado repetidamente a la violencia contra los judíos y a la jihad con la excusa de la “defensa” de los sitios sagrados musulmanes, un pretexto para la jihad en nombre del Islam.

En septiembre de 1928, un grupo pequeño de judíos erigieron una “mechitza” (división para separar hombres y mujeres durante los rezos) para los rezos de Yom Kippur en el Muro Occidental. Los británicos desmantelaron la división por la fuerza, pero el Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin al Husseini utilizó este incidente como pretexto para incitar a los musulmanes. Acusó a los judíos de intentar apoderarse de lugares sagrados musulmanes, que incluían la Mezquita Al-Aqsa.

Una violenta campaña de propaganda que pedía la jihad contra los judíos dio como resultado que los judíos que rendían culto en el Muro fueran golpeados y apedreados con frecuencia, y culminó con disturbios sangrientos generalizados en toda Palestina en agosto de 1929. “Defiendan los lugares sagrados” se convirtió en el grito de batalla.

Durante la ocupación jordana de Jerusalén, los judíos ni siquiera podían acceder a sus lugares sagrados. Después de que Israel logró el control del Monte del Templo, el sitio más sagrado del judaísmo, el profesor Benjamin Mazar empezó a realizar expediciones arqueológicas a gran escala cerca del Muro Occidental, que fueron seguidas por excavaciones adicionales realizadas por Meir Ben Dov y Dan Bahat. Estos investigadores revelaron capas de historia de más de 2000 años, desde el período del Primer Templo hasta la época otomana, los cuales se preservaron y expusieron. A pesar de los valiosos hallazgos históricos, varios de ellos musulmanes, se enfrentaron con resistencia y frecuentemente con esfuerzos violentos para obstruir las excavaciones israelíes, bajo el pretexto de que los israelíes agredían los sitios sagrados musulmanes.

El proyecto de un túnel permanente para explorar la longitud del Muro Occidental bajo la supervisión de Ben Dov y Bahat expuso los muros herodianos y un complejo de espacios subterráneos abovedados que se extendían a lo largo de este y contenían hallazgos arqueológicos dramáticos: una calle peatonal herodiana al costado del Monte, cisternas, mampostería antigua, construcción musulmana y un antiguo acueducto hasmoneo. El acueducto, descubierto en el siglo anterior por arqueólogos británicos, fue excavado de nuevo en 1987, y se conectó con la excavación ya completada del túnel de 500 metros para revelar la longitud del Muro Occidental. El área llamada “Los túneles del Muro Occidental” se abrió al público en 1987. Durante los siguientes nueve años, el Ministerio de Asuntos Religiosos de Israel hizo varios intentos para abrir una segunda salida en el extremo norte del acueducto o túnel hasmoneo, al nivel de la calle, cerca (pero no dentro) del Monte del Templo, para que los visitantes no tuvieran que volver sobre sus pasos a través del estrecho túnel. Estos intentos se enfrentaron con disturbios incitados por los líderes del Waqf, quienes instaron a los árabes a defender sus sitios sagrados, con la acusación falsa de que los judíos trataban de socavar santuarios musulmanes.

En 1993, las autoridades israelíes empezaron a construir un túnel de salida y unas escaleras que iban desde el túnel hasmoneo que salía a la Vía Dolorosa, a una distancia considerable (más de 200 metros) de la Mezquita de Al-Aqsa. El gobierno de Netanyahu aprobó la apertura de esta salida el 24 de septiembre de 1996. Israel había negociado con el Waqf, aceptando una adoración musulmana limitada en los Establos de Salomón a cambio de que el Waqf aceptara la nueva entrada. No obstante, la reacción palestina fue expedita y violenta, con la participación de los miembros del Waqf.

El líder de la AP, Yasir Arafat, instó a los palestinos a protestar por este “gran crimen contra nuestros lugares religiosos y sagrados”. El miembro del Concejo palestino Saeb Erekat dijo en la televisión que “los israelíes… anunciaron que abrirían este túnel para construir… un nuevo templo en el lugar del la Mezquita de Al-Aqsa”. La Autoridad Palestina orquestó violentas protestas, evocadoras de las ocurridas en 1929. Por primera vez la policía de la AP les disparó a soldados israelíes. Cientos de personas, tanto israelíes como palestinas resultaron muertas o heridas. (Ver “La visión del túnel por los medios de comunicación 1” y “La visión del túnel por los medios de comunicación 2”)

Cuando Ariel Sharon, miembro del Knesset, visitó el Monte del Templo (pero no las mezquitas que están allí) en septiembre de 2000, Arafat utilizó el incidente como pretexto para lanzar una intifada violenta y sangrienta contra Israel que duró años en los que miles de personas resultaron muertas o mutiladas.

En 2004, la rampa Mughrabi, que va desde la Plaza del Muro Oriental a la Puerta Mughrabi (construida sobre una puerta del antiguo templo, y la única a partir de la cual se permitía entrar al Monte del Templo a los no musulmanes, se desplomó parcialmente durante una tormenta. Después de deliberaciones exhaustivas, la Autoridad de Antigüedades de Israel decidió construir un puente temporal y quitar la rampa en una cuidadosa excavación de salvamento para reemplazarla por una nueva ruta de acceso. El puente temporal se construyó a finales de 2005, y después de un año adicional de deliberaciones, se extendió el permiso para la nueva construcción. Las pautas para la construcción del nuevo puente requerían que se tuviera especial cuidado y se prestara mucha atención para evitar dañar las sensibilidades religiosas, los lugares sagrados y otros intereses religiosos.

La Autoridad de Antigüedades prohíbe excavaciones en el Monte del Templo propiamente, por lo que el trabajo se hizo a más de 60 metros de distancia. El Waqf fue debidamente informado de los planes. Pero cuando la excavación y la construcción empezaron finalmente en febrero de 2007, los líderes musulmanes incitaron los disturbios palestinos con su grito de batalla consagrado por el tiempo: “Defiendan los lugares sagrados”, y con la acusación de que las excavaciones se llevaban a cabo para dañar la Mezquita de Al-Aqsa. Amenazaron con una nueva infifada, a la vez que los grupos terroristas palestinos prometían reaccionar con ataques dentro de Israel. Ante la violencia palestina, algunos funcionarios israelíes y arqueólogos pidieron que se detuviera la construcción. Después vinieron las protestas internacionales y la construcción se suspendió.

La batalla por Jerusalén y el Monte del Templo es permanente y es el tema más importante que enfrentan los pacificadores árabes e israelíes. Por ende, resulta esencial tener una comprensión profunda de las fuerzas que están en juego.

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