España: Eugenio García Gascón y Público, más falsedades a la hoguera de la difamación

El artículo Más leña al fuego (3 de marzo de 2011) del blog de Eugenio García Gascón, corresponsal en Medio Oriente del diario español Público, es un compendio de mentiras y tergiversaciones, aderezadas con un léxico despectivo y criminalizador de Israel.

Veinte mil millones de dólares es lo que Israel ha decidido rebanar de Estados Unidos en un futuro próximo. Así se lo ha dicho el ministro de Defensa, Ehud Barak, al diario The Wall Street Journal. Barak dice que el Ejército israelí necesita ese dinero para hacer frente a la inestabilidad en el mundo árabe.

En este primer párrafo, Eugenio García Gascón insinúa que Israel le quita un dinero a Estados Unidos. Pero en primer lugar, Israel no “ha decidido rebanar” nada. El ministro Ehud Barak simplemente informó en The Wall Street Journal la posibilidad de que su gobierno pida un aumento de la ayuda militar, por cantidad de 20.000 millones de dólares.

Hay que destacar que ese apoyo militar no es específico de Israel, sino que otros países se benefician de un apoyo similar por parte de Estados Unidos (Egipto o Colombia, por poner sólo dos ejemplos).

Por otra parte, esa ayuda se gestiona a través de los cauces del Foreign Military Financing (FMF) quien ofrece apoyo financiero a países extranjeros para que puedan comprar sistemas armamentísticos de fabricación estadounidense. Es decir que esa ayuda beneficia también a Estados Unidos ya que el dinero debe ser reinvertido en su propio país.

La elección de The Wall Street Journal para anunciar esta nueva petición de proporciones bíblicas, la mayor en la historia de Israel, no parece ser el resultado del azar. Al contrario, todo indica que Barak ha escogido este medio conservador e influyente a conciencia para que la administración Obama y la comunidad internacional tomen buena nota de lo que desea Israel.

Cabe preguntarse qué relación existe entre el medio elegido para difundir el mensaje y la recepción de la información. ¿Insinúa Eugenio García Gascón que si Ehud Barak hubiera hecho sus declaraciones, por ejemplo, al New York Times, la administración Obama y la comunidad internacional no se habrían enterado? ¿O el hecho de subrayar la calidad de “conservador e influyente” es un excelente modo de perpetuar una imagen distorsionada de Israel derechista y manipuladora? Una especie de “sabios de Sión” reconvertidos al capitalismo militarizado.

Para García Gascón, la petición de Israel de 20.000 millones de dólares es una petición de “proporciones bíblicas”. Más allá del dudoso empleo de este término para designar el préstamo, ¿cómo calificaría él la ayuda de 60.000 millones de dólares a Arabia Saudí, por cierto, también anunciado en el Wall Street Journal, y que constituye el mayor acuerdo militar de la historia de Estados Unidos?

En la entrevista, Barak se lamenta especialmente de Irán y Siria. Los israelíes la tienen tomada con estos dos países. Con Irán porque es un buen pretexto para apartar la atención de la comunidad internacional del permanente incumplimiento de las resoluciones internacionales por parte de Israel. Y con Siria porque es evidente que Israel quiere quedarse con el Golán. Si no fuera así, hace años que hubiera devuelto el Golán y las relaciones entre los dos países se habrían normalizado.

A pesar de la utilización de un lenguaje frívolo, Israel no “la tiene tomada con esos dos países”, sino que sería más bien a la inversa. Raro es el discurso del presidente iraní que no incluya una referencia a la destrucción de Israel, a la vez que niega o banaliza la Shoah.

Respecto al mantra de las resoluciones de la ONU incumplidas por Israel habría que hacer unas cuantas matizaciones:

Las resoluciones que son supuestamente “incumplidas” corresponden a las de la Asamblea General. Por su composición, este organismo se ha convertido en un foro en el que condenar sistemáticamente a Israel se ha convertido en rutina. En la misma Asamblea no se le permitió a Israel entrar en ningún grupo regional hasta el año 2000. De 10 sesiones de emergencia convocadas por dicha Asamblea, 6 giraron en torno a Israel. En contrapartida, no se convocó ninguna por el genocidio en Ruanda o en Darfur. Por otra parte, las resoluciones de la Asamblea no giran tanto en torno a los derechos humanos sino a los intereses políticos de los países. Por ejemplo recientemente, la asamblea General no quiso considerar delito el asesinato de homosexuales, porque la mayoría de países árabes y africanos votaron en contra.

Por otra parte, Israel no ha incumplido las resoluciones de la ONU.

La primera resolución internacional que no fue cumplida fue la 181 de 1947, que estipulaba la creación de un Estado Judío y un Estado Árabe, resolución que ningún país árabe aceptó en su momento, atacando a las pocas horas de la declaración de independencia de Israel y que ha derivado en la situación que ahora lamenta García Gascón.

La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1967, y en torno a la cual giran todas las conversaciones y resoluciones posteriores, exige a las dos partes implicadas y no sólo a uno de los actores. La 242 pide “la retirada de las Fuerzas Armadas israelíes de territorios ocupados durante el conflicto (“Guerra de los 6 días”) y el cese de todas las afirmaciones de beligerancia, el respeto y reconocimiento de la soberanía, de la integridad territorial y de la independencia de cada Estado de la región, y de su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras seguras y reconocidas, al abrigo de amenazas o de actos de fuerza”. Es un decir que Israel deberá entregar los territorios a cambio del reconocimiento de sus vecinos. La respuesta de los países árabes a la 242 es la Conferencia de Kartum, donde establecen los tres “no” a Israel: No a la paz con Israel, No al reconocimiento del Estado Judío y No a las negociaciones.

Con respecto a Siria, cualquiera que haya estado en los Altos del Golán, desde donde se vislumbra todo el Valle del Jordán, entenderá la enorme importancia defensiva que supone esa zona. Por ello, Israel pide que Siria se desvincule de los grupos terroristas que lo amenazan, antes de plantearse la entrega de dicho territorio. En su blog, García Gascón omite recordar la relación de Siria con Hamás o Hezbollah y considera a Israel único culpable de la situación, sin mencionar que cuando la contrapartida ha tenido lugar, Israel ha cumplido su parte del acuerdo. Tal y como sucedió con Egipto, quien aceptó en 1978 la existencia de su país vecino y firmó la paz, recuperando así el Sinai.

Por otra parte, no siempre la retirada israelí de territorios ha venido acompañada de la paz que cabría esperar por parte de sus vecinos. Las retiradas de Líbano y de Gaza se vieron recompensadas por atentados, actos bélicos y lluvias de cohetes sobre territorio israelí por parte de Hezbollah, Hamás y otros grupos terroristas.

Israel no sufre ninguna amenaza seria al día de hoy, pero, en cambio, sí que representa una amenaza para sus vecinos y posee una gran capacidad de desestabilización de esos vecinos. La desproporcionada superioridad militar de Israel ha sido en realidad un foco de desestabilización durante décadas y no ha contribuido a la paz ni un ápice. Los veinte mil millones de dólares que ahora exige Israel sin duda agravarán más la situación política y militar de la región.

Por mucho que el periodista quiera subestimar la amenaza que representa un Irán decidido a convertirse en una potencia nuclear, no es Israel el único país consciente del peligro. Líderes como Sarkozy, el mismo Mahmud Abbas y otros países de la zona han manifestado su preocupación en múltiples ocasiones.

El periodista asegura que Israel es un país desestabilizador debido a su “desproporcionada superioridad militar”, pero no explica cómo eso desestabiliza la zona. Puestos a hablar de desproporción en la región habría que destacar que Israel es un país con algo más de 7.000.000 de habitantes, frente a los 339.128.336 de los países árabes, que en su inmensa mayoría no lo reconocen y no aceptan su existencia. La desproporción también la encontramos en la amenaza vital que podría suponer para Israel encontrarse en inferioridad de condiciones, ya que el objetivo abierto y declarado de grupos terroristas como Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, contempla la desaparición completa de Israel.

Este artículo aparecido en el blog del diario Público, hace honor a su título (“Más leña al fuego”) y prosigue la tónica habitual de su corresponsal en la zona, Eugenio García Gascón, de tergiversar la verdad de manera a demonizar el Estado de Israel. Es una lástima que se le niegue a los lectores el derecho a conocer la verdad de lo que sucede en Medio Oriente, y el diario Público debería tomar medidas al respecto eliminando de su periódico ese tipo de falsificaciones, omisiones y prejuicios evidentes.

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