El Caso AMIA se conversa en la Universidad de Buenos Aires

Fotos de las víctimas de la explosión del edificio AMIA

Seguir creyendo y peleando después de más de quince años de frustraciones no es fácil. La resignación, el tiempo y el desconsuelo son una pesada carga para quienes solo pretenden que sus seres queridos, asesinados por el fundamentalismo terrorista, puedan descansar en paz. Algo muy fuerte debe movilizar a estos valientes que día tras día renuevan fuerzas y se convencen de que esta pelea vale la pena, de que nunca es tarde para seguir reclamando Justicia.

Es importante entonces ayudara estos luchadores a transmitir su testimonio y más aún en un lugar público, que nos pertenece a todos los argentinos, como lo es la Universidad de Buenos Aires. Nos enorgullece que Revista de Medio Oriente y CAMERA hayan posibilitado a dos tenaces ejemplos como Olga Degtiar (miembro de los Familiares de las Víctimas del Atentado) y la Dra. Marta Nercellas (abogada de la DAIA en el caso) contar al alumnado de la Facultad de Derecho sus vivencias, padecimientos y por qué no sus ilusiones.

Agustín Ulanovsky (Representante universitario de CAMERA y Revista de Medio Oriente para América Latina) abrió la charla remarcando lo importante que es que en la Universidad pública se realice una actividad sobre la Causa AMIA en virtud de que fue un atentado dirigido a toda la sociedad argentina. Según Ulanovsky, en el Atentado a la AMIA se conjugaron tres de los principales problemas de la sociedad argentina en la actualidad: la corrupción de funcionarios y policías, los manejos oscuros de unas fuerzas de inteligencia ineficaces y sospechosas y la impunidad como respuesta del Estado a la ciudadanía. Como estudiantes de Derecho y futuros abogados, Agustín marcó que el compromiso debe ser aún mayor porque si un hecho de esta magnitud queda impune, Argentina deberá cargar siempre con un estigma indeleble.

Olga Degtiar, mamá de Cristian, se emocionó al recordar que su hijo cursaba 3° año de Derecho en esa misma Facultad cuando estalló la bomba. Tras quince largos años, está convencida de que se han perdido años de trabajo y miles de pruebas pero que, por los menos, algunas cosas se saben; por ejemplo, que Irán fue el cerebro del ataque. La cultura de la muerte que el régimen pregona desde 1979 diseñó el atentado que la inteligencia argentina nunca se esforzó en detectar. Degtiar remarcó que la responsabilidad de Irán y Siria quedan claros en un atentado con el sello del fundamentalismo islámico. Recordó que durante mucho tiempo los Familiares de las Víctimas estuvieron solos en la pelea y que INTERPOL no trataba los pedidos de captura de los funcionarios iraníes. Si bien hoy la orden fue dictada, el organismo carece de la decisión y fuerza para llevarla adelante.

La Dra. Marta Nercellas comenzó remarcando que no solo los judíos fueron víctimas del atentado, sino que justamente más del 40% de los fallecidos no eran de la colectividad. En consecuencia, la sociedad argentina debe tomar como propio el reclamo e indignarse de que uno de los sospechosos con orden de captura internacional (Ahmad Vahidi) haya sido recientemente nombrado Ministro de Defensa en Irán; Argentina no debe suplicar la colaboración iraní sino exigirla, según la abogada. Por otra parte, Nercellas agregó que el Atentado no hubiera sido posible sin la colaboración local, manifestada explícitamente en la red de corrupción que rodeó a la entrega del coche bomba: Telleldín y su entorno fueron cómplices directos del Atentado. Para la abogada de la DAIA, no se puede seguir aceptando maquillajes, es necesaria la verdad.

Todos fuimos, de una u otra manera, víctimas del Atentado a la AMIA. El ataque al edificio de Pasteur, además de 85 muertos y cientos de heridos, modificó para siempre la vida de la comunidad judía en Argentina. Nos hemos acostumbrado a entrar a nuestros clubes, templos y comunidades bajo estrictas medidas de seguridad; la palabra “seguridad” se incorporó al vocablo corriente y los pilotes ya no sorprenden a nadie. Simultáneamente, la propia Argentina siente hoy vergüenza de no poder dar respuestas a los reclamos de justicia. El caso AMIA trascendió el marco comunitario para convertirse en el paradigma de la impunidad en nuestro país, como lo reconoció la propia Corte Suprema de Justicia en un reciente fallo.

Pese a todo, nada hace claudicar a los cientos de luchadores que siguen buscando todos los días dentro suyo aquello que los motive a seguir peleando por la Justicia en el caso AMIA. Nuestro humilde aporte no puede ser otro que acompañarlos y ayudarlos a transmitir su mensaje.

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