El anti-israelismo muestra la cara por lo que realmente es: el nuevo antisemitismo.

El País demuestra una vez más que en lo que concierne a Israel, sus editores fallan seriamente. El Pais es un diario de nivel internacional que publica material racista en el siglo XXI . ¿Cómo se explica? Quizás es ignorancia: seha comentadoque España no era parte de Europa cuando ocurrió el Holocausto, por lo cual en España se es ignorante de la historia moderna del antisemitismo y sus consecuencias. Sin embargo, los españoles después de Franco no tardaron ni una decena de años para ponerse al día en cuanto a todo avance cultural que ocurriera en larestante Europa. El antisemitismo que engendró al Holocausto parece ser entonceslo único que quedó afuera de la revolución mediática y del desarrollo cultural de España en general.

Quizás es ideología: El País, con su decidida posición anti-israelí, que comienza por negar la soberanía de Israel sobre su propia capital, Jerusalén, inventándole una de acuño propio, Tel Aviv, y que continúa publicando artículos de Juan Miguel Muñoz en los que Hamas es la víctima e Israel no tiene derecho a defender a su población del terrorismo que la sitia y mata palestinos por placer, hoy nos ofrece una visión clara y contundente, en esta viñeta de Romeu, de por qué alimenta el odio hacia Israel: puro antisemitismo de quiosco barato. El País hoy nos ofrece una caricatura que pertenence a Alemania de los años ’30 del siglo pasado, el judío internacional de Adolf Hitler y Henry Ford. Éste es el crudo nivel que los editores de El País tienen para ofrecer a sus lectores.
El número total de judíos en España apenas alcanza al 0,1% de la población total y, extraordinariamente, yahan adquiridolos judíos en España, en lo que a Romeu y a El País se refiere, esta imagen estereotípica. Nos preguntamos cómo es eso posible. Y obviamente, la respuesta es que esto no tiene nada que ver con los judíos de España. Las fuentes de Romeu provienen de la literatura barata antisemita, y El País lo ha avalado y publicado.
Ya sea ignorante o abiertamente antisemita, El País ha elegido una vergonzosa línea en cuanto a profesionalismo y responsabilidad periodísticos.

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