“Apartheid Israelí”

Centro comunitario judío-árabe en Jafa
En Caracas, Bogotá y Puebla (México), durante las dos primeras semanas de marzo, extremistas convergen enlas universidades (imitando a sus colegas en otrasuniversidades del mundo), sembrando división, prejuicio y hostilidad.
Lo hacen como parte de la “Semana del Apartheid Israelí”, con discursos, exhibiciones y eventos que atacan a Israel ferozmente. Los estudiantes escuchan que el Estado Judío, es, por naturaleza, un estado racista, colonialista y opresivo. Escuchan que Israel debe ser boicoteada y destruída. Los que les dicen estas cosas son ideólogos que tuercen la realidad de los hechos sobre el país mientras que ignoran las opresiones reales que ocurren en el Medio Oriente y otros lugares del globo.

Con solo notar el título del evento uno comprende que su naturaleza es maligna. La mentira que Israel es un estado apartheid es un ataque a la legitimidad del estado. El estado racista y apartheid de Sudáfrica fue merecidamente desmantelado y esta campaña busca, en forma absurda, colocar a Israel – el país más progresista del Medio Oriente y la única democracia liberal en la región- en el banquillo de los acusados y convertirla en merecedora de ser igualmente desmantelada.

La semana del Apartheid es una ofensa a los palestinos e israelíes que tratan de lograr la paz mediante el compromiso y el reconocimiento mutuo. Los que participan se oponen a la igualdad y la tolerancia al tratar de anular el derecho del pueblo judío a la determinación propia. Proponen la discriminación al abogar por un estado para los palestinos pero buscan desmantelar el estado judío.

Martin Luther King, Junior, dijo una vez que Israel, a la que describió como “uno de los más grandes valuartes de la democracia en el mundo”, tiene el derecho “indiscutido” a existir. La actividad de la semana del apartheid sólo impide que se cumpla el sueño de King de paz y justicia para todos en el Medio Oriente.

La Semana del Apartheid: Determinación propia para los palestinos — ¿pero no para los judíos?

Hablemos de Israel

Hay un hecho básico acerca de Israel que ningún observador honesto puede negar, ya sea que esté a favor de Israel, a favor de los palestinos, a favor de ambos o sea completamente indiferente.

Los ciudadanos israelíes son blancos, negros y de todos los colores intermedios; incluyen árabes y judíos, musulmanes, cristianos, agnósticos y ateos; son curdos, etíopes, rusos, polacos, iraquíes, yemenitas, etcétera. Y todo ciudadano israelí puede votar, participar en la vida política y compartir las playas, discotecas y los bancos de los parques.

En su calidad de profesor de filosofía, Bernard Harrison señala, “de hecho Israel es, para bien o para mal, casi un ejemplo de manual de una sociedad multicultural”.

Y esta verdad por sí misma hace que cualquier pretensión acerca de un supuesto “apartheid israelí” sea risible y, aunque resulta difícil pensar en una manera diplomática de decirlo, una gran mentira.

El veinte por ciento de los ciudadanos israelíes son árabes. Estos no sólo votan en las elecciones israelíes sino también sirven en la asamblea legislativa (o Knesset), las cortes y el ejército.

Los miembros árabes del Knesset incluyen a los que representan a los partidos sionistas convencionales, tales como Majalli Whbee de Kadima y Ayoob Kara de Likud. Pero también están representados duros críticos del estado. Por ejemplo, el miembro del Knesset Ahmad Tibi fue en una ocasión consejero del finado líder palestino Yasir Arafat.

Tanto el árabe musulmán Raleb Majadele como el árabe druso Salah Tarif fueron ex miembros del Knesset para el partido laborista convencional y ambos sirvieron como ministros en el gobierno israelí. (En su calidad de activista feminista, que se describe a sí misma como refusenik musulmana, Irshad Manji una vez preguntó retóricamente en una opinión editorial que criticaba la patraña del apartheid, “¿Podrían los árabes siquiera ser elegibles para un sufragio si se retorcieran bajo el pulgar del apartheid?)

El árabe cristiano Salim Joubran es un juez israelí con un puesto permanente en la Corte Suprema del país. Antes del nombramiento de Joubran, el árabe musulmán Abdel Rahman Zuabi había servido como Juez de la Corte Suprema.

Y árabes, tales como Yusef Mishlav, han servido en los más altos niveles del ejército israelí.

De hecho, cualquiera que haya estado en Israel, caminado por un parque en Jerusalén, visitado una playa en Haifa, o se haya sentado en un café en Tel Aviv, probablemente se ha codeado con la minoría árabe de Israel, que sale y disfruta de sus libertades.

¿Qué es apartheid?

Simon Deng, el activista de derechos humanos sudanés y ex niño-esclavo, señaló lo evidente que resulta la falsedad del mensaje de la Semana contra el Apartheid. “Israel no es un estado apartheid”, escribió, y explicó:

Lo sé porque escribo esto desde Jerusalén donde he visto a madres árabes paseando con sus familias; aunque también he manejado por carreteras israelíes que están protegidas de las balas y las piedras árabes por muros y vallas. Sé que los árabes van a escuelas israelíes y obtienen la mejor asistencia médica del mundo. Sé que votan y han elegido representantes al parlamento israelí. Veo rótulos callejeros en árabe, que es un idioma oficial aquí. Nada de esto era cierto para los negros bajo el apartheid en…Sudáfrica. (El defensor judío, 16/11/07)

¿Entonces, qué era el estado apartheid de Sudáfrica? Era un sistema institucionalizado de discriminación racial y de segregación estricta e impuesta legalmente que le dio a la minoría blanca el control sobre Sudáfrica y sobre su población mayoritariamente negra. Los negros, debido al color de su piel, fueron discriminados, excluidos de compartir lugares públicos con los blancos, de viajar libremente, de estudiar en universidades blancas y así sucesivamente. Estos no podían votar en las elecciones sudafricanas, y mucho menos servir al estado como miembros del parlamento, ministros o jueces.

Actualmente, la palabra apartheid tiene dos definiciones ampliamente aceptadas. La Convención Internacional de 1976 sobre la Supresión y el Castigo del Delito de Apartheid la define como sigue:

Para el propósito de la presente Convención, el término “el delito de apartheid”, que debe incluir políticas y prácticas de segregación racial y discriminación análogas a las que se practicaron en el sur de África, deben aplicar a…actos inhumanos cometidos con el fin de establecer y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial de personas al que oprime sistemáticamente.

Y el Estatuto Romano de la Corte Penal Internacional lo define como

actos inhumanos [por ejemplo, genocidio; delitos contra la humanidad; crímenes de guerra] cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemática ejercido por un grupo racial sobre otro grupo o grupos raciales y perpetrado con la intención de mantener ese régimen.
¿Quéno es apartheid?

Medidas de seguridad

Obviamente, las medidas de seguridad que se implementaron durante los períodos de violencia para proteger a la diversa población de Israel difícilmente equivalen al “apartheid”.

En otras palabras, la barrera de seguridad defensiva de Israel, que se aprobó y construyó durante la peor de las olas de terror palestinas, que empezó a finales de 2000, no guarda ninguna relación con el racismo. Esto es así a pesar del hecho de que los organizadores de la Semana contra el Apartheid con frecuencia traen a las universidades carteles y consignas sobre la barrera, que ellos apodan el “Muro de apartheid”. Por supuesto, estos activistas no mencionan a los terroristas suicidas y asesinos que se colaban fácilmente hacia Israel antes de la erección del muro, porque no pueden mencionar esta realidad sin arruinar la ilusión del apartheid que tratan de cultivar.

De la misma forma, la imitación de los “puestos de control” que los organizadores de la Semana contra el Apartheid traen a los campus universitarios para simular los puestos de control de Israel en Cisjordania, carecen de sentido sin la presentación correspondiente de una imitación de los terroristas suicidas, a quienes los puestos de control tratan de obstaculizar.

Votación

Algunos activistas contra Israel insisten a veces en que se trata de un régimen “apartheid” porque los palestinos que viven en Cisjordania no pueden votar en las elecciones israelíes.

Esto es absurdo. Al igual que los ciudadanos iraquíes que viven bajo la ocupación de Estados Unidos votan en las elecciones iraquíes y no en las elecciones estadounidenses, los palestinos en Cisjordania, casi todos ellos bajo la administración de la Autoridad Palestina, votan en las elecciones de la Autoridad Palestina y no en las elecciones israelíes. Ellos no son ciudadanos israelíes, porque Israel no ha anexado Cisjordania. Por el contrario, en más de una oportunidad Israel ha ofrecido retirarse de Cisjordania para que el territorio se convierta en un estado palestino. Los líderes palestinos han rechazado de plano estas ofertas.

Tierra

Otros activistas se refieren a la supuestamente desproporcionada propiedad de la tierra por parte de los ciudadanos árabes y judíos de Israel. Aunque de hecho, sólo el seis por ciento de la tierra israelí está disponible para la adquisición privada, la mitad de esa tierra le pertenece a la minoría árabe. Ver detalles sobre la política de la tierra de Israel aquí.

Carreteras

Un alegato afín que se utiliza con frecuencia para acusar a Israel de discriminación es la acusación de que Israel tiene “carreteras solamente judías”. Las correcciones que han publicado los medios de noticias prominentes después de que reportaron esta afirmación dan fe de su completa falsedad. (Haga clic aquí para ver las imágenes de estas supuestas carreteras “solamente judías”).

Por ejemplo, el 7 de enero de 2010 la Prensa Asociada publicó la siguiente corrección que presenta claramente los hechos: “En algunas versiones de un episodio del 29 de diciembre con respecto a un fallo de la Corte Suprema sobre el uso de las autopistas, La Prensa Asociada reportó erróneamente que Israel tiene una red de carreteras reservadas para los judíos. Las carreteras están abiertas a todos los ciudadanos israelíes, que incluyen a los árabes, y también a los extranjeros y turistas, pero prohíben el paso virtualmente a todos los palestinos”.

Ley de retorno

La Ley de Retorno de Israel permite que los judíos inmigren fácilmente a Israel. La ley es consistente con uno de los papeles principales de Israel como refugio y patria para el largamente perseguido pueblo judío. Pero los activistas contra Israel a veces insisten en que la ley es única, malvada y una razón para boicotear, sancionar y deshacerse del estado de Israel.

Este argumento engañoso es completamente recriminado en un escrito publicado por los intelectuales Amnon Rubinstein y Alexander Yakobson. Ellos explican que:

La Ley de Retorno no discrimina entre los ciudadanos dentro del país. Esta no hace que la ciudadanía de los no judíos sea inferior en ninguna forma. Más bien, está dirigida totalmente hacia fuera, a los judíos del mundo. Por lo tanto, en la condena de la Ley de Retorno está implícita la aseveración de que se le prohíbe a Israel privilegiar a los judíos en sus leyes de inmigración y ciudadanía.

Después de señalar que “no hay ninguna base en la ley internacional para esta crítica”, ellos señalan que:

el acceso privilegiado a los derechos de residencia e inmigración para los grupos étnicos y culturales vinculados existe bajo diferentes formas y a través de varios mecanismos legales en muchas democracias europeas occidentales de larga data: [Alemania], Irlanda, Finlandia y Grecia, así como una serie de democracias europeas nuevas, tales como Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, la República Checa y Croacia.

En otras palabras, los activistas de la Semana contra el Apartheid intentan demonizar a Israel por hacer algo que la ley internacional respalda explícitamente y que muchos otros países en el mundo occidental liberal practican. Leer el artículo de Rubinstein y Yakobson aquí.

Discriminación

Los activistas de la Semana contra el Apartheid también intentan castigar a Israel por ser un país imperfecto. Por ejemplo, hay algún nivel de discriminación y racismo en la sociedad israelí. Hay personas a las que les desagradan los árabes, otras a las que les desagradan los judíos. Algunas personas mantienen actitudes prejuiciosas hacia los judíos negros, o hacia los procedentes del Medio Oriente o los rusos. Algunas veces la Corte Suprema de Israel fuerza al gobierno a modificar políticas que pueden ser discriminatorias. Y también hay muchas personas que son de mente abierta, incluso partidarios de la coexistencia armoniosa. En otras palabras, Israel es, para bien o para mal, una democracia liberal sociológicamente normal. Una lista de otros países con características similares, muchos de los cuales padecen de un racismo mucho más arraigado e institucionalizado puede verse aquí(Sí, todos ellos).

Cuando comparamos la sociedad israelí con los activistas que señalan y demonizan a Israel por ser un país normal, libre pero imperfecto, está claro que quienes practican e incitan a la discriminación son los participantes de la Semana contra el Apartheid.

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